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El bombero forestal más famoso de España resiste al invierno como repartidor de Amazon
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"Nos ven como un trabajillo de verano"

El bombero forestal más famoso de España resiste al invierno como repartidor de Amazon

Óscar se ha hecho un nombre en internet mostrando el trabajo de las brigadas que luchan contra el fuego en los montes de nuestro país. Ahora, tras la temporada más dura del siglo, vive la otra realidad del bombero forestal

Foto: Óscar en el parque del barrio madrileño donde vive. (Foto: Alejandro Martínez Vélez)
Óscar en el parque del barrio madrileño donde vive. (Foto: Alejandro Martínez Vélez)

Óscar acaba de estrenar empleo. Tras unas semanas buscando, la misma ETT que había contado el año pasado con él le volvió a colocar al frente de una furgoneta de reparto de Amazon. Ahora, como otros miles de empleados, recorre las calles de Madrid dejando todo tipo de pedidos. Lo raro en su caso es que ha pasado en apenas un mes de estar preocupado por el próximo incendio que asolaría los bosques españoles a estarlo por el Black Friday. Es uno de los cientos de bomberos forestales españoles que, después de meses luchando contra el fuego, son despedidos y dejados a su suerte para pasar, como puedan, un invierno más.

Este joven madrileño, que recibe a El Confidencial en un parque del barrio en el que vive, Vallecas, es un ejemplo perfecto de la situación que vive su profesión. Lleva cinco años apagando fuegos sin fallar un solo verano, pero aún a día de hoy los inviernos ha de pasarlos entre trabajos temporales y cursos que le ayuden a estar más cerca de un puesto fijo en los equipos de extinción. "Si lo de bombero forestal es tu vocación, que creo que para la mayoría de nosotros lo es porque, si no, no nos jugaríamos la vida con esto, tienes que saber que al menos durante unos años tienes que compaginar esto con otros trabajos. No te queda otra".

Foto: El sistema adjudicado es un soporte de recepción de imágenes enviadas desde los aviones de coordinación. (EFE/Daniel Pérez)

A sus 26 años, habla con cabreo, pero también con cierta resignación. Lleva toda la vida soñando con esta profesión (se ve incluso en sus redes sociales, donde es el bombero forestal con más seguidores de España) y sabe cómo funciona. Las primeras temporadas las compaginaba con trabajos en McDonald's y desde 2021 lo hace como repartidor de Amazon. "Al final tiras de puestos que ofrecen las ETT y que los compañeros te recomiendan. Lo que quieres son empleos temporales que te permitan estar libre para cuando te vuelvan a llamar y tener algo de tiempo para seguir formándote. Porque si un verano fallas ya te quitan de la lista y si no te formas tú prácticamente no te forma nadie", detalla. "Claro, todo esto mientras te lo puedas permitir".

Su ejemplo muestra la realidad de unos profesionales que sufren la parte más cruel de estar en el límite de lo público y lo privado. Contratados a discreción como trabajadores temporales, dependen de concesiones y subcontratas. Sin una estructura clara, cada comunidad tiene sus propias normativas y atajan el problema de forma diferente que varían año a año. Durante una temporada estival como la de este 2022 (el peor año en superficie quemada del siglo), muchos miraron a estos trabajadores y se llevaron las manos a la cabeza por sus condiciones, pero, como ha pasado otras veces, sus problemas se olvidan en cuanto el riesgo pasa.

A mediados de octubre, los grandes sindicatos denunciaban los "despidos masivos" de más del 50% de los bomberos forestales tras finalizar la época de riesgo alto de incendios, y algunas instituciones como CSIF cifraban ese porcentaje en cerca del 70% para inicios de noviembre en algunas regiones. Aunque es difícil cuantificar los despidos porque en cada administración la nomenclatura de los bomberos es diferente, los sindicatos aseguran que Aragón despide a 240 profesionales, Andalucía a más de 800, Castilla-La Mancha a 530, Madrid a más de 400 y Galicia a más de 600. En porcentajes, en Extremadura el 15% de la plantilla es despedida, en Comunidad Valenciana el 33% y en Castilla y León más del 50%. Solo Cantabria mantiene todo su operativo durante los 12 meses. "Nos ven como un trabajillo de verano", detalla Óscar.

La situación es tan precaria en la profesión que su gran exigencia de cara a la próxima temporada, después de que en esta fallecieran tres compañeros, es tener de una vez un Estatuto Básico de los Bomberos Forestales que garantice puntos básicos como las enfermedades profesionales o la estabilidad laboral. "Fíjate si se pide poco que se habla de estatuto básico. Se habla de cosas como que si en un tiempo desarrollamos una enfermedad provocada por haber estado expuestos al fuego se nos reconozca como enfermedad profesional o que se generalice la categoría de bombero forestal".

placeholder Óscar en un parque de Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)
Óscar en un parque de Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)

Cómo funciona la brigada

El joven destaca el aspecto de la categoría porque él mismo, sobre el papel, no es bombero, sino brigadista. Así es como se les conoce en la Comunidad de Madrid, región en la que trabaja. Esa brigada trabaja como una especie de soldados rasos mandados por los bomberos urbanos, funcionarios, que dirigen las operaciones. "En parte tiene sentido que sea así porque en la región casi todos los fuegos, también los forestales, se convierten en incendios de interfaz. Siempre o casi siempre hay algún edificio o construcción urbana afectada porque es una zona superpoblada y son los urbanos los que controlan ese terreno. Nosotros nos ponemos a su disposición".

En su caso, forma parte de una brigada aerotransportada con base en el este de la comunidad. "Normalmente en mi caso no hacemos labores de limpieza, solo de extinción y funcionamos como los primeros en llegar a las zonas altas del incendio, pudiendo actuar en las partes donde no llegan los medios terrestres". Su sueldo ronda los 1.500 euros al mes y sus turnos son de 24 horas operativos durante dos días y dos días de descanso, "aunque hay mucha flexibilidad dependiendo de la situación".

placeholder Óscar muestra en su móvil una actuación durante un incendio. (Alejandro Martínez Vélez)
Óscar muestra en su móvil una actuación durante un incendio. (Alejandro Martínez Vélez)

Como en otras muchas regiones, su contrato depende de una tercera empresa (en el caso madrileño es ahora Tragsa) que logra la concesión por parte de la administración. Esa empresa es la que se encarga de los contratos y gestiona toda la plantilla. "Hay muchas empresas que se dedican a esto y que incluso trabajan el verano aquí y luego se van a países como Chile para estar trabajando todo el año. Nuestra concesionaria actual es una empresa pública y yo creo que es un paso interesante porque se ha mejorado el servicio", comenta Óscar.

Esa posición de temporalidad dependiendo de un tercero hace que los problemas dentro de la profesión queden muchas veces silenciados de temporada en temporada. "Hay bastante miedo a hablar porque al final todos queremos volver al año siguiente. Es un trabajo vocacional y todo el que está es porque le gusta. Está deseando trabajar y ayudar. Pero eso también hace que haya miedo a hablar con claridad. Intentas pasar desapercibido e ir ganando puntos para al final ser fijo. Pero bueno, si no hablamos nunca se solucionará", detalla.

¿Hasta cuándo?

Óscar es el primero en cuidarse en sus publicaciones en redes sociales, pero aprovecha su pequeña ventaja de contar con un puesto fijo discontinuo, lo que prácticamente le asegura que todos los veranos la empresa contará con él. Aunque no se quiere quedar ahí. "Mi idea es hacerme con uno de los puestos fijos que están todo el año. No es fácil, pues en Madrid cerca del 50% del dispositivo se va a la calle cada invierno, pero me formo todo el año y me preparo para conseguirlo".

¿Después de ver lo de veranos como este no hay idea de invertir más? Los datos no indican eso. Castilla y León, la comunidad más castigada por el fuego este verano, ya ha despedido a más del 50% de bomberos forestales, según los sindicatos.

placeholder Óscar, bombero forestal, posa para una entrevista con EC. (Alejandro Martínez Vélez)
Óscar, bombero forestal, posa para una entrevista con EC. (Alejandro Martínez Vélez)

"A mí me mata que la administración haga esto con trabajadores que dedican su vida a intentar salvar el territorio y dejan los mejores años de su vida apagando los incendios, pero el asunto es que se nos ve como algo poco importante, juegan con que todos los compañeros repetimos porque nos gusta lo que hacemos", cuenta el brigadista. Su mirada sobre el futuro es optimista, pero sobre todo porque, asegura, han llegado a un momento límite. "No podemos más, y veranos como este demuestran que algo tiene que cambiar".

Al terminar la entrevista, Óscar deja el parque de Vallecas y se prepara para la jornada de reparto que le tocará al día siguiente. Por ahora, lleva bien este nuevo empleo. "Si lo pienso fríamente, me pagan por esto unos 1.200 euros al mes, son solo 300 menos de lo que me pagan por jugarme la vida en los incendios. Es duro, ¿eh?".

Óscar acaba de estrenar empleo. Tras unas semanas buscando, la misma ETT que había contado el año pasado con él le volvió a colocar al frente de una furgoneta de reparto de Amazon. Ahora, como otros miles de empleados, recorre las calles de Madrid dejando todo tipo de pedidos. Lo raro en su caso es que ha pasado en apenas un mes de estar preocupado por el próximo incendio que asolaría los bosques españoles a estarlo por el Black Friday. Es uno de los cientos de bomberos forestales españoles que, después de meses luchando contra el fuego, son despedidos y dejados a su suerte para pasar, como puedan, un invierno más.

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