La última rebelión en Cs empuja a Arrimadas a fijar un congreso extraordinario
La presidenta de la formación anuncia a los suyos que pondrá su cargo a disposición de los militantes en diciembre o enero. Un movimiento crítico secundado por cientos de cargos y militantes piden desde hace días la cabeza de toda la ejecutiva
Han pasado dos meses desde que Ciudadanos lanzó la "refundación" del partido, un proceso al que la formación liberal fía la supervivencia política del proyecto. Pero, desde entonces, nada ha cambiado. O al menos esa es la percepción que tiene un importante movimiento crítico que se ha levantado contra el inmovilismo de la dirección nacional y que exige la celebración de un congreso extraordinario inmediato que mueva la silla a Inés Arrimadas. A diferencia de otras sublevaciones internas anteriores, esta vez la cúpula de Ciudadanos se enfrenta a una organización compuesta no solo por militantes, sino también por decenas de cargos orgánicos como diputados autonómicos, portavoces regionales, vicealcaldes o concejales que han dinamitado la menguante red territorial de los naranjas.
'Somos Cs' surgió hace apenas una semana, pero ya cuenta con página web, manifiesto y cientos de adscritos. Su principal aspiración pasaba por celebrar una Asamblea general extraordinaria que decidiese una nueva estrategia política y una nueva dirección, alejada de "las personas que lo han dirigido en los últimos años" y que "anteponen sus intereses personales y económicos atrincherándose en el cargo". Arrimadas ha obviado otras oleadas críticas similares a lo largo de los casi tres años que dura su mandato, pero la presión llegó a tal punto que la dirección naranja decidió mover ficha: como adelantó 'ABC' y pudo confirmar El Confidencial de fuentes de la cúpula de Cs, la presidenta ha trasladado a los suyos que los militantes podrán decidir sobre su continuidad al frente de Ciudadanos.
No obstante, la Asamblea no responderá a la "urgencia" que demandan en la plataforma rebelde, y no se celebrará al menos hasta diciembre de 2022 o enero de 2023, una vez haya culminado el 'proceso de escucha' que arrancó el partido tras el varapalo de las elecciones andaluzas. Fuentes de la dirección apuntan a que celebrar un congreso era un escenario que estaba encima de la mesa "desde el principio", si bien hasta hace unas semanas en la cúpula del partido optaban por dejar en el aire si Arrimadas pondría o no el cargo a disposición de los suyos.
El incipiente motín de 'Somos Cs', al que se habían inscrito cargos territoriales de la confianza de la propia dirección nacional, había comenzado a tensionar al partido. En el entorno de Arrimadas sugieren, después de confirmar que habrá Asamblea extraordinaria, que el movimiento crítico se disolverá y el partido podrá continuar con el proceso de refundación sin más exabruptos. "Todo se va a cuestionar, y el liderazgo de Inés tendrá que ser ratificado. De esta forma no habrá nadie que dude de la seriedad del proceso, ¿no? No hay nada más transparente y que cuente con más afiliados que la Asamblea", suscriben.
'Somos Cs' amenazaba con ponerle las cosas difíciles a Inés Arrimadas. La plataforma estaba dispuesta a forzar un congreso extraordinario si la dirección nacional seguía cerrándose a una posibilidad que ahora abraza. De hecho, según los estatutos 'naranjas', el comité ejecutivo puede ser sustituido mediante la aprobación de una moción de censura promovida "al menos por un tercio de los afiliados", y que debe ser avalada por la mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea.
El del recuento de afiliados era, precisamente, uno de los problemas con los que se estaba encontrando la organización para cumplir su órdago. Oficialmente, no hay una cifra exacta de militantes que sea pública. En pocos días, 'Somos Cs' logró medio millar de firmas para promover un congreso extraordinario y, según las previsiones económicas del partido a las que tuvo acceso El Confidencial, Ciudadanos espera cerrar 2022 ingresando 1.131.000 euros por cuotas de afiliados (pagan una cuantía de 10 euros al mes); es decir, unos 9.500 militantes. Aunque esa es la previsión más optimista, la plataforma necesitaría más de 3.000 firmantes para cumplir su objetivo. En la organización, sin embargo, estiman que la cifra es mucho más baja de la que dibujan en la dirección nacional, y asumen que unas 2.000 rúbricas serían más que suficientes para provocar la caída de Inés Arrimadas.
🍊Afiliados, cargos públicos y orgánicos que creemos en Ciudadanos y en los valores e ideas que defiende.
— Somos Ciudadanos (@Somos_Cs) August 29, 2022
💪🏼Es hora de dar voz a los afiliados y que entre todos decidamos, en una Asamblea General Extraordinaria, qué refundación queremos.
✍🏼Únete y firmahttps://t.co/5m5kUyrHlI pic.twitter.com/2HreNGMIZg
Las dudas en torno al músculo de afiliación real de Ciudadanos llevaron a la organización a solicitar una reunión con la secretaria general del partido, Marina Bravo, una solicitud que, de momento, no ha tenido respuesta. Algunas voces con asiento en el comité permanente del partido, entendido como el 'núcleo duro' de Inés Arrimadas, ven "natural" que surjan este tipo de movimientos y animan a "hablar" con sus impulsores para tratar de llegar a un acuerdo y no fracturar aún más la ya denostada formación. Los 'fieles' de Arrimadas se defienden de las críticas, e insisten en la calidad de un proceso de refundación y de escucha "inédito" en la política española.
Aunque las filas del movimiento crítico lo engrosan cargos como Sergio García —portavoz en Asturias—; Mari Carmen Sánchez —vicealcaldesa de Alicante—; Susana Gaspar —diputada en Aragón—; o Sara Fernández —vicealcaldesa de Zaragoza—, por el momento no hay una idea clara sobre quién podría dar el paso para batirse a Inés Arrimadas en un congreso extraordinario. En las últimas semanas, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, ha ganado enteros en la formación para convertirse en la sustituta de Inés Arrimadas, si bien ella no ha dado un paso claro en ese sentido. La presidenta de Ciudadanos ha dado más galones orgánicos y autonomía a la dirigente madrileña en los últimos meses, un movimiento interpretado en sectores del partido como un intento de aplacar casi su única competencia.
Arrimadas espera apaciguar de una vez por todas el ruido interno y encontrar la llave maestra que le permita sobrevivir en el próximo ciclo electoral. Sin embargo, los últimos puntales que ha dejado la actualidad en el partido naranja no hacen sino ahondar en esa fractura interna. Borja González, el secretario de Organización que cogió las riendas del polémico Fran Hervías, anunció el pasado jueves su decisión de abandonar el puesto en pleno proceso de relanzamiento y con los tambores de fondo de una sublevación.
Por si fuera poco, la campaña de 'Somos Cs' ha dinamitado otras estructuras territoriales del partido por la gran cantidad de dirigentes que se han adscrito al movimiento crítico. En Aragón, por ejemplo, la ejecutiva de Arrimadas destituyó esta semana de sus funciones orgánicas a Carlos Ortas, diputado en Aragón, precisamente por subirse al carro del movimiento rebelde. El ruido de sables continúa en Ciudadanos.
Han pasado dos meses desde que Ciudadanos lanzó la "refundación" del partido, un proceso al que la formación liberal fía la supervivencia política del proyecto. Pero, desde entonces, nada ha cambiado. O al menos esa es la percepción que tiene un importante movimiento crítico que se ha levantado contra el inmovilismo de la dirección nacional y que exige la celebración de un congreso extraordinario inmediato que mueva la silla a Inés Arrimadas. A diferencia de otras sublevaciones internas anteriores, esta vez la cúpula de Ciudadanos se enfrenta a una organización compuesta no solo por militantes, sino también por decenas de cargos orgánicos como diputados autonómicos, portavoces regionales, vicealcaldes o concejales que han dinamitado la menguante red territorial de los naranjas.