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El fracaso de Murcia hace estallar Cs y descompone el liderazgo de Arrimadas
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El fracaso de Murcia hace estallar Cs y descompone el liderazgo de Arrimadas

Ciudadanos atraviesa ahora el momento más crítico de su existencia con muchos dirigentes de peso que ya ponen en duda la supervivencia del proyecto y a la propia Arrimadas

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
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Ciudadanos ha reventado por dentro. El partido que creyó vivir sus horas más bajas en noviembre de 2019 con la marcha de Albert Rivera atraviesa ahora el momento más crítico de su existencia con muchos dirigentes de peso que ya ponen en duda la supervivencia del proyecto político. La debacle de las últimas generales fue muy dolorosa, pero la esperanza de un recambio indiscutible en el liderazgo, Inés Arrimadas, mantuvo con vida a la formación naranja. Un año y medio después la desconfianza es absoluta. El partido afronta un momento crucial tras el estrepitoso fracaso en Murcia y haber salido del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

No solo han perdido de una tacada dos de las plazas más importantes, sino que el movimiento ha hecho saltar por los aires su relación política (y necesaria) con el PP mientras se mantienen los gobiernos en coalición de Andalucía, Castilla y León o el Ayuntamiento de Madrid. El comité ejecutivo convocado para este lunes llega un mes después del que se celebró tras el descalabro en Cataluña. En estos treinta días Arrimadas no ha hecho ningún cambio de calado en la dirección a pesar de las reiteradas exigencias internas. "No hay opción a que no se visualice una renovación", dicen los más optimistas frente a los que piden, directamente, dimisiones en bloque.

Todas las miradas se centran en la cúpula que sostiene el liderazgo de Arrimadas. El temor a que la propia líder esté barajando su marcha se ha extendido por todo el partido. El vicesecretario, Carlos Cuadrado, que dirige la estrategia política y al que abiertamente los pesos pesados de los territorios culpan de los últimos fracasos, sigue en el punto de mira, como también la continuidad de la exdiputada Melisa Rodríguez como portavoz nacional. En las comunidades autónomas (con y sin gobiernos) la rechazan casi por unanimidad. "Necesitamos una voz nacional potente, autorizada y sólida", zanjan.

Foto: Rueda de prensa fernando lópez miras

José María Espejo, número dos de Cuadrado y responsable de la coordinación de los gobiernos autonómicos en coalición, también aparece señalado, aunque hay compañeros de filas que apuntan a un “cansancio” en el propio dirigente. Como broche final, la comunicación del partido, descabezada de una secretaría política como la que atesoraba Fernando de Páramo, y a la que los dirigentes también culpan por falta de estrategia en los mensajes. Especialmente, tras el fiasco de la última semana. "No podemos seguir así", relatan a este diario con un agotamiento que hace saltar todas las alarmas.

Con estos mimbres y a la espera de las decisiones que se adopten, las dudas miran también hacia la propia presidenta. Hace un mes, tras la debacle electoral catalana, la ejecutiva la exculpó centrando los ataques en Cuadrado como director de campaña. Pero ya hay cuadros en la formación que apuntan directamente a ella y que, por primera vez, consideran que habría que plantear un congreso para elegir un nuevo liderazgo o valorar si sigue contando con la confianza del partido. Dirigentes de la ejecutiva, incluidos algunos críticos con los últimos giros, no esconden su temor ante esa posibilidad, reconociendo que no existe ningún otro liderazgo claro en estos momentos. Ya nadie se atreve a descartar nada porque reconocen haber dejado de comprender los movimientos de la dirección. "Mal síntoma" a ojos de la mayoría.

Ya nadie se atreve a descartar nada porque reconocen no comprender a la dirección

Más allá de las dimisiones, lo que tampoco está en duda es que el comité permanente (núcleo duro donde se toman las decisiones) debe ampliarse urgentemente. Como publicó este diario, Arrimadas lo sopesa desde las elecciones catalanas, pero descartó tomar una decisión "en caliente" fruto del mal resultado. Incluso dirigentes cercanos a la presidenta reconocen que no hay otro camino “que abrir el partido de una vez por todas”.

La sombra de una gestora que conduzca al partido a un nuevo congreso ha vuelto a salir a la luz, recordando lo que sucedió tras la dimisión de Rivera. Pero miembros de la ejecutiva reconocen que afrontar el proceso electoral en Madrid en esa circunstancia "podría ser todavía más demoledor" y se muestran contrarios a pensar que no haya una solución de consenso. Otros dan por hecho que no la habrá. "Si afrontamos ahora, en esta situación, un proceso interno tan elevado y agresivo no saldremos vivos", zanjan.

Sin lugar a dudas, otro de los platos fuertes del cónclave que podría cambiarlo todo en Ciudadanos será la relación que a partir de ahora mantengan con el PP. El equilibrio puede volverse odioso: mientras coexisten en gobiernos que además funcionan bien (Andalucía y Castilla y León), la guerra entre ambos a causa de Murcia y Madrid se ha desatado con la dirección popular ofreciendo integrar a dirigentes de Ciudadanos y la desconfianza generada por los tránsfugas en Murcia.

Fiasco murciano: "No salimos de esta"

"Lo de Murcia es un lío irreversible. De esta no salimos pase lo que pase". La afirmación la hace un dirigente de un Gobierno de coalición, aunque es compartida por muchos otros cuadros. No es solo la novatada de haber lanzado una moción de censura sin medir la capacidad de llevarla a cabo y los riegos derivados de un movimiento así (el adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso, que podría dejar a Ciudadanos fuera de la Asamblea). La decisión en sí misma, lanzada el miércoles por la mañana, sorprendió y disgustó a la mayoría de dirigentes.

Foto: Fernando López Miras (2i) acompañado por Isabel Franco (2d). (EFE)

"Lo peor es que podía haber un relato y no lo hemos explicado. Nadie entiende qué hemos hecho en Murcia". La desesperación de las palabras se repiten en distintas comunidades y alcanzan al grupo del Parlamento Europeo. Ciudadanos no supo trasladar a la opinión pública la agonía en la que el Gobierno murciano llevaba sumido meses. Ni se conocían los rifirrafes internos ni los capítulos de acoso denunciados, ni las sospechas de que las irregularidades con la vacunación continuaban, ni la retahíla de deslealtades que han sufrido desde que entraron en el Palacio de San Esteban. "No se preparó el terreno ni se explicó la situación. Un día amanecimos con una moción de censura para echar al PP y gobernar con el PSOE", relatan.

Las dudas de la decisión estratégica en sí terminaron en el mayor de los disgustos cuando, después de todo, el PP confirmó que había llegado a un acuerdo con tres diputados de Ciudadanos para mantener la presidencia de Fernando López Miras. La sorpresa volvió a sacudir a los dirigentes, que ya reconocían "no saber ni dónde meterse".

"Nadie entiende qué hemos hecho en Murcia. Había un relato que no explicamos"

La cúpula de Arrimadas sí había previsto "la traición" de la vicepresidenta, Isabel Franco, a la que ya intentaron convencer para que abandonara el cargo en varias ocasiones y aupar en su lugar a Ana Martínez Vidal. "Se ha sentido humillada. El partido la ha tratado muy mal", insisten desde el entorno de Franco, aunque ella misma firmó el escrito de la moción de censura junto al resto de sus compañeros "sin presiones", tal y como manifestó a este diario, para después unirse al PP junto a otros dos compañeros. "Es transfuguismo de libro", insisten en la formación. Ya les han abierto expediente a los tres.

Por si Franco y otro de sus compañeros fallaban, el partido se guardaba en la manga el apoyo de los dos diputados de Podemos en la Asamblea de Murcia. Eso sin contar con que el PP, con Teodoro García Egea a la cabeza y una maquinaria propia de un partido con historia, tenía claro que debían convencer a tres de ellos para asegurarse la mayoría. Y lo hicieron. Ciudadanos no ha retirado la moción de censura con la esperanza de provocar un último giro de guion como si de una película de Night Shyamalan se tratara. Y, mientras tanto, el desmoronamiento emocional en las filas aumenta.

Las dudas de Aguado: pánico en Madrid

Aunque Arrimadas aseguró a Pablo Casado que "lo de Murcia" se circunscribía a esa comunidad y que el resto de territorios no corrían peligro, la desconfianza en el PP y las ganas de Ayuso por romper con Ciudadanos cuando se diera la oportunidad hicieron el resto. El adelanto electoral, a la espera de que lo confirme la justicia, llegaría el 4 de mayo. Las primeras encuestas anticipan un escenario nefasto para los naranjas, que podrían incluso quedarse a las puertas de obtener representación parlamentaria.

Ignacio Aguado ya ha confirmado que se presentará a las primarias para renovar su candidatura, y aunque Arrimadas ha evitado confirmarle públicamente, muchos en el partido consideran "que no hay margen" para cambios cuando las elecciones llegarán en menos de dos meses. Sí hay dirigentes a los que les preocupa la deriva de la relación entre Aguado y Ayuso (ya irrecuperable tras los últimos acontecimientos), lo que obligaría al exvicepresidente regional a acudir a una campaña dando por hecho que no pactaría con el PP.

Foto: Sondeo elaborado por Metroscopia.
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Y todo ello en un escenario, más que probable, en el que la popular saldrá ampliamente reforzada y solo dependería de unos pocos escaños para gobernar. "Si volviera a haber opción de suma Aguado ya no tiene credibilidad para ello. Solo puede pactar con el PSOE", advierten entre las filas naranjas.

De ahí que se disparara una terna de opciones que miran a Ángel Garrido, expresidente regional y descartado por muchos, precisamente por ser un tránsfuga (de un día para otro abandonó el PP para ingresar en Ciudadanos); a Edmundo Bal como candidato estrella capaz de recuperar votantes (difícil puesto que es pieza esencial en el grupo parlamentario en el Congreso); y a Begoña Villacís, por su buena relación con ambos partidos, especialmente con el PP, a pesar de que la vicealcaldesa desecha la idea porque aspira a seguir en el ayuntamiento.

Ciudadanos ha reventado por dentro. El partido que creyó vivir sus horas más bajas en noviembre de 2019 con la marcha de Albert Rivera atraviesa ahora el momento más crítico de su existencia con muchos dirigentes de peso que ya ponen en duda la supervivencia del proyecto político. La debacle de las últimas generales fue muy dolorosa, pero la esperanza de un recambio indiscutible en el liderazgo, Inés Arrimadas, mantuvo con vida a la formación naranja. Un año y medio después la desconfianza es absoluta. El partido afronta un momento crucial tras el estrepitoso fracaso en Murcia y haber salido del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

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