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Arrimadas sopesa hacer cambios en la cúpula en su primer cumpleaños al frente de Cs
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LA CRISIS INTERNA NO SE CALMA

Arrimadas sopesa hacer cambios en la cúpula en su primer cumpleaños al frente de Cs

La presidenta de Cs es contraria a tomar decisiones "en caliente". Pero voces territoriales críticas urgen ya a cambios si el partido quiere recomponerse, y su núcleo duro no lo descarta

Foto: La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
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Inés Arrimadas llegó a la presidencia de Ciudadanos el 8 de marzo del año pasado, antes de que la pandemia estallara por todas sus costuras. El calendario es caprichoso y en el Día de la Mujer el partido naranja despedía definitivamente al que fuera su padre político, dando paso a una nueva etapa liderada por la única mujer al frente de un partido nacional. A pesar de que en la formación nadie tenía dudas —ni siquiera su rival en primarias, Paco Igea— de que ella sería el relevo de Albert Rivera, sus primeros doce meses han estado llenos de altibajos.

Ciudadanos no tuvo tiempo ni opción de pasar el duelo provocado por la debacle del 10 de noviembre de 2019 y la marcha no solo de su presidente, sino de otras piezas esenciales de la cúpula que sostenían el partido. No se celebró el congreso de transición previsto para marzo (finalmente se hizo de forma telemática), ni una presentación oficial de la nueva dirección. Tampoco reuniones, ni viajes a los distintos territorios como tenía planificado la presidenta para volver a coser la organización naranja por dentro. Lo único que hubo fue un forzado borrón y cuenta nueva con una estrategia inédita ante la nueva situación política y sanitaria en España, que la llevó a apoyar en muchas ocasiones al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos.

Foto: La lideresa de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

De hecho, Arrimadas designó una ejecutiva permanente (el verdadero núcleo duro que toma las decisiones del día a día en Ciudadanos) muy reducida con la intención de que fuera ágil y sin contar con los principales dirigentes territoriales, la mayoría con responsabilidades de gobierno, que ya se encontraban centrados en la pandemia. Pero ahora, las cosas son distintas. Y tras la debacle de las elecciones catalanas y muchos sentimientos de decepción acumulados, según explican dirigentes de distintas CCAA, el partido vuelve a sufrir una crisis interna que, por ahora, no tiene fin.

La ejecutiva nacional del 15 de febrero, un día después del desastre electoral, sirvió para poner encima de la mesa desacuerdos sobre la organización actual del partido y criticar el centralismo que para muchos sigue siendo dominante. Líderes territoriales consultados por este diario aseguran que “introducir cambios” es ya una “urgencia” si realmente la dirección aspira a recomponerse antes del próximo ciclo electoral.

Las modificaciones podrían ir en dos sentidos. Por un lado, ampliar los miembros de la ejecutiva permanente para conseguir una visión más amplia y, por el otro, hacer relevos de calado en ciertas responsabilidades para obtener un mayor foco mediático. En ese contexto algunos dirigentes de peso señalan desde hace semanas a Toni Cantó como posible portavoz, en sustitución de la exdiputada canaria, Melisa Rodríguez.

"Introducir cambios es una urgencia si realmente la dirección aspira a recomponerse"

En la cúpula, sin embargo, desconfían sobre los efectos de aumentar la visibilidad de uno de los dirigentes más críticos del momento, especialmente para un puesto como la portavocía, que tiene que trasladar el mensaje oficial del partido. No son pocos los que recuerdan la etapa de Juan Carlos Girauta en ese cargo, igual que en la portavocía del Congreso, y que provocó más de un dolor de cabeza a la anterior dirección.

Pero el grueso de dirigentes territoriales advierten, sea Cantó u otra persona, que la voz nacional del partido necesita acaparar atención y garantizarse un posicionamiento más claro. También señalan la importancia de que las CCAA estén representadas en el núcleo duro, señalando como una posible incorporación a Begoña Villacís. Su nombre ya sonó con fuerza hace un año, pero el hecho de compatibilizar el cargo institucional de vicealcaldesa de Madrid con la portavocía nacional de un partido tenía riesgos. El PP tomó la misma decisión con su socio, José Luis Martínez-Almeida, alcalde y portavoz nacional desde agosto.

Arrimadas es contraria a decidir "en caliente" y apuesta por medir los tiempos

La cuestión, en todo caso, es el momento en el que Arrimadas podría decidirse a actuar. La presidenta ya advirtió a su equipo más cercano que en ningún caso tomaría decisiones en caliente. Dicho de otra manera: no optaría por hacer cambios justo después del mal resultado en Cataluña, a diferencia de otras formaciones como la popular, que anunció la mudanza de su histórica sede de Génova a los dos días. “No le gusta actuar de esa manera”, recuerdan personas cercanas. Sin embargo, desde su entorno y otros dirigentes que han mostrado discrepancias en las últimas semanas coinciden en que es probable que “antes o después” haya modificaciones. “Necesitamos un golpe de efecto”, repiten.

¿Gestos estéticos o eficiencia?

Sí es cierto que hace dos semanas la cúpula naranja veían improbable anuncios de ese tipo y ahora la óptica es muy distinta. El convencimiento de que habrá cambios está más extendido. Lo que siempre ha descartado la presidenta es una dirección permanente muy cuantiosa que reste eficacia al órgano de dirección “por contentar” a unos pocos. Arrimadas no es partidaria de lo estético, sino de lo eficaz. Pero son muchas las voces que insisten ahora en que las filas naranjas están desfondadas y necesitan cariño político.

Si hay un elemento que obsesionó siempre a la dirección de Ciudadanos fue evitar la implantación de baronías, es decir, líderes territoriales fuertes como existen en PP y PSOE. La anterior presidencia insistía mucho en que era el único partido “que podría defender lo mismo en toda España” y que cumplir con esa premisa del ADN implicaba una línea común y jerárquica clara desde la dirección nacional.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado, y la líder de Cs, Inés Arrimadas. (EFE)

Y esa línea se ha mantenido hasta ahora, con la diferencia de que los dirigentes territoriales en el partido tienen ya más peso político y público que los integrantes de la cúpula nacional. Las desconfianzas han crecido en los últimos tiempos, en parte por la insistente OPA pretendida desde el PP, con ofrecimientos en todas las comunidades autónomas saltándose a la dirección nacional. Y eso, aseguran en Ciudadanos, está provocando “problemas inexistentes” por culpa de una mala comunicación.

Tampoco es casual que Arrimadas haya emprendido por fin la gira territorial que había planificado al poco de su llegada a la presidencia. Ya estuvo en Andalucía, esta semana tocó Aragón y pronto viajará a Castilla y León. Uno de los objetivos es mantener reuniones con los grupos institucionales y la militancia de cada comunidad para testar las sensaciones de primera mano y enviar el mensaje de que Ciudadanos se mantiene firme en la lucha por un espacio autónomo de centro y liberal.

La actual cúpula

Sobre el papel, la secretaria general y número dos del partido ahora mismo es Marina Bravo, diputada autonómica en Cataluña y responsable de programas. Pero en el partido todos comparten que es el vicesecretario, Carlos Cuadrado, quien realmente ostenta el poder como segundo de a bordo. “Quien ejerce como secretario general es él. No hay ninguna duda”. La relación con Bravo sí es fluida para fijar las posiciones del partido, pero todas las decisiones orgánicas e institucionales, insisten, pasan por las manos de Cuadrado y, a otro nivel, de José María Espejo, que coordina la relación de los gobiernos autonómicos y también se sienta en la ejecutiva permanente.

Además de ellos tres, Melisa Rodríguez ejerce como portavoz y Edmundo Bal, portavoz adjunto en el Congreso, se ha constituido como uno de los hombres más fuertes del partido naranja, y especialmente de Arrimadas. Es su mano derecha en la Cámara Baja. El órgano podría verse finalmente ampliado, aunque nunca llegaría a los niveles que alcanzó con Rivera en su última etapa con una quincena de personas. Aun así, fuentes de la dirección actual recuerdan que las decisiones en aquella etapa también se tomaban “entre unos pocos” aunque hubiera más sillas en la sala.

Inés Arrimadas llegó a la presidencia de Ciudadanos el 8 de marzo del año pasado, antes de que la pandemia estallara por todas sus costuras. El calendario es caprichoso y en el Día de la Mujer el partido naranja despedía definitivamente al que fuera su padre político, dando paso a una nueva etapa liderada por la única mujer al frente de un partido nacional. A pesar de que en la formación nadie tenía dudas —ni siquiera su rival en primarias, Paco Igea— de que ella sería el relevo de Albert Rivera, sus primeros doce meses han estado llenos de altibajos.

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