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El superviviente del Villa de Pitanxo. "Gritamos al capitán: 'Asesino, nos quieres matar"
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Tragedia en aguas de Canadá

El superviviente del Villa de Pitanxo. "Gritamos al capitán: 'Asesino, nos quieres matar"

Samuel, el marinero superviviente del Villa de Pitanxo, declaró durante dos horas en la Audiencia Nacional. Su testimonio desvela los graves errores a bordo del barco pesquero

Foto: El marinero Samuel Kwesi a su entrada en la Audiencia. (EFE/Mariscal)
El marinero Samuel Kwesi a su entrada en la Audiencia. (EFE/Mariscal)

El relato de Samuel, pleno de detalles, es sobrecogedor. Durísimo. En su declaración judicial ante el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional narra los minutos previos a que el barco embarrancara, cómo ocurrió el desastre y el momento en que comenzó a ver cómo morían sus compañeros. El momento crítico fue cuando se dieron cuenta de que las redes de pesca se habían enganchado y no podían recogerlas. Al intentarlo, el barco se escoró a babor y empezó a entrar agua en el barco hasta hundirlo.

Samuel: "Estábamos en cubierta y, en principio, no sabíamos lo que estaba pasando y pasó el contramaestre y le dijo al capitán: 'Parece que está enganchando, que hay un problema', y entonces nos dijo que si queríamos tomar café o hacer lo que quisiéramos: estábamos libres hasta que el capitán vuelva a llamar o a que vuelvan a sonar las maquinillas que recogían las redes. Entonces, yo entré en mi camarote, quité mi ropa, me iba a meter en la cama (...). Y en poco tiempo empezó a sonar, maquinilla. A ver, ya había pasado unos 15 minutos antes y después de quitarme la ropa y meterme en la cama, cinco minutos después empezó a sonar la maquinilla. Me vestí y salí para afuera".

Foto: Familiares de los fallecidos en el Villa Pitanxo. (EFE/Lavandeira Jr)

Cuando llegó a cubierta el barco estaba virando poco a poco.

Samuel: “Ya había entrado agua a babor. Entonces, nos quedamos a estribor esperando a que termina la maniobra o a que llegue a las puertas para trincar las puertas. Y, entonces, estábamos ahí y de repente empieza a virar con mucha fuerza, con las maquinillas funcionando a mucha fuerza y no tiraba. El barco empezó a virar con mucha fuerza y luego paró y lo hizo escurrir el barco mucho, así hacia babor y, de repente, paró. Y, cuando paró, empezó a hacer maniobras. Y de ahí iba bien durante cuatro o cinco minutos haciendo esa maniobra para babor. Pero, antes de todo, antes de que empezara haciendo esa maniobra hacia babor, nosotros ya habíamos empezado a gritar: '¡Arria cable, arria cable, arria cable!'. Él no nos hizo caso. Eso es lo que nosotros gritábamos: '¡Cortad!'. Incluso algunos le llamaban: '¡Asesino, nos quiere matar, asesino!'. No nos hizo caso”.

Según Samuel, el Pitanxo, aunque no se hubiera parado el motor, se iba a hundir igual, porque, en la posición en la que estaba, no había forma de recuperarlo.

Samuel: “Entonces, después, paró el motor. Al principio, cuando la gente empezaba a gritar, yo también gritaba, pero al principio no tenía mucho miedo porque era mi primera vez en Canadá, y yo pensé que iba a arrancar otra vez. Pasaron unos minutos y yo escuché al capitán gritar: '¡Arriba! ¡Subid arriba, subid al puente, hostias!'. Ahí fue cuando yo empecé a tener miedo. El capitán gritó, algunos entraron al camarote a buscar… como se llama… el traje de supervivencia, pero yo… mi camarote, sabía que estaba con bolsos de trajes ahí colgados, pero no sabía cuál era el mío, porque nunca me lo dieron, nunca me dijeron para saber cuál es mi talla”.

Ni él ni ninguno de los compañeros que alcanzaron la cubierta llevaban el traje de supervivencia. Salvo dos

Decidió salir a cuerpo descubierto, sin traje. De supervivencia. Ni él ni ninguno de los compañeros que alcanzaron la cubierta llevaban el traje de supervivencia. Salvo dos.

Samuel: Cuando salí para afuera, vi que alguien lleva el traje, y es el capitán. Entonces, alrededor, vi que estaba Eduardo, su sobrino, y llevaba el traje. La verdad, yo dije: "Esto, ¿qué pasa aquí?".

Abogado: ¿Pero cuántos consiguieron entrar en la balsa?

Samuel: Nueve.

Abogado: Nueve. ¿Quién tenía traje de supervivencia?

Samuel: El capitán y Eduardo.

Abogado: ¿Ninguno más?

Samuel: Ninguno más.

Abogado: Mire, ¿y en algún momento les ofreció el capitán las ayudas térmicas que tenía que haber en la balsa?

Samuel: No. De hecho, yo le pregunté. Y él decía: “No llevamos”. Pregunté: “Juan, ¿tenemos algo para comunicar a otros barcos o no?”. Y él dijo: “No, no tenemos”.

Entonces empieza a describir cómo fallecen sus compañeros.

Foto: Villa de Pitanxo, en una imagen de archivo. (EFE/Grupo Nores)

Samuel: Cuando subimos de la balsa y cogimos a uno del agua, es el segundo que murió. Lo cogimos en agua y estaba gritando: "¡Juan, asesino, mira tu avaricia! ¡Mira dónde nos has llevado!". A uno (…) le empezó a salir espuma por la boca y murió, y poco tiempo empezó a gritar Juan que no siente piernas y fuimos a ayudarle y se murió. Mire, mire (…), también está muerto... ya teníamos tres muertos.

Describe cómo van falleciendo sus compañeros y cómo descubre que el capitán ha mentido. Le prometió que había ayudado a otros compañeros a subir a la segunda lancha de salvamento, pero luego descubrió que era falso y que la balsa estaba vacía. También relata Samuel cómo le obligaron a mentir. Tenía que decir que el barco se hundió porque se había parado el motor y que el capitán había hecho todo lo posible por salvar a todos los marineros.

Foto: Villa de Pitanxo, en una imagen de archivo. (EFE/Grupo Nores)
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Samuel: Él me dijo: "Si queremos ir antes a España, tenemos que decir lo mismo, que total allí no vale nada". Entonces, y también la presión que ya me había presionado él en el barco de rescate. Había que decir lo que ellos quieren. Decir que la parada del motor, el funcionamiento, pero no es verdad. Y también que el capitán dio orden de abandono, tampoco es verdad. Y que hicimos un racor antes de salir y todo eso antes de salir tampoco es verdad. Cuando murió (…), yo me asusté, tuve miedo, y dije: "Ahora, si no me mata el frío, porque estos dos son familiares, seguro, si no me mata el frío, me matarán ellos". Eso lo dije así, como en broma.

El relato de Samuel, pleno de detalles, es sobrecogedor. Durísimo. En su declaración judicial ante el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional narra los minutos previos a que el barco embarrancara, cómo ocurrió el desastre y el momento en que comenzó a ver cómo morían sus compañeros. El momento crítico fue cuando se dieron cuenta de que las redes de pesca se habían enganchado y no podían recogerlas. Al intentarlo, el barco se escoró a babor y empezó a entrar agua en el barco hasta hundirlo.

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