Acto de afirmación democrática en la entrega del premio Pérez Rubalcaba a Serrat

Acto de especial relevancia, ayer, en los jardines de la histórica Residencia de Estudiantes en Madrid. La entidad representa los valores de la Institución Libre de Enseñanza y fue el lugar elegido por la Fundación Felipe González como sede para entregar a Joan Manuel Serrat el Premio Rojana (en Cantabria, expresión que describe los rayos de sol entre nubes) en recuerdo de Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en 2019. Al lado de González se sentó, en primera fila, la viuda de Pérez Rubalcaba, Pilar Goya, que ha cedido todos los archivos de su marido a la fundación del expresidente. Ese material se está digitalizando para ponerlo a disposición de investigadores y académicos.

El galardón al cantautor catalán y divulgador de los poemarios de Miguel Hernández y Antonio Machado, entre otros, reconocía su larga trayectoria en defensa de la tolerancia, la libertad y la cultura, además de su capacidad de integración y de referencia para varias generaciones de españoles, así como su labor de cohesión en Cataluña.

Al acto asistieron, entre otros, Felipe González, expresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE, el que fuera su sucesor en el partido, Joaquín Almunia, y varios ministros de los gabinetes del líder socialista como Carlos Solchaga y Claudio Aranzadi. Estuvieron presentes Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes y amigo de Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien trabajó en los años noventa del siglo pasado, y Carolina Darias, ministra de Sanidad y a la que el recordado exvicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE designó delegada del Gobierno en Canarias cuando desempeño el cargo de ministro del Interior. Allí estaba Antonio Camacho, su secretario de Estado de Seguridad y hombre de confianza del dirigente fallecido.

Entre los asistentes, Javier Fernández, expresidente de la Junta del Principado de Asturias y de la comisión gestora del partido tras la renuncia de Pedro Sánchez a la secretaría general en octubre de 2016 y que será recordado por tres decisiones: la firma de un nuevo protocolo entre el PSC y el PSOE, la decisión, avalada por el Comité Federal, de abstenerse en la investidura de Rajoy en 2016 y la organización de las primarias que devolvieron a Sánchez a la secretaría general del partido.

El jurado del premio ha estado presidido en esta su segunda edición por el exministro de Educación José María Maravall, y de él forman parte también María González Romero, Elena Valenciano Martínez Orozco, Jaime Lissavetzky, José María Pérez ‘Peridis’, Josu Jon Imaz San Miguel, María Dolores Gorostiaga Saiz, José Antonio Zarzalejos Nieto y José Enrique Serrano Martínez. En la primera edición del premio se reconocieron los méritos de Peridis, arquitecto, dibujante y gran divulgador cultural, muy vinculado a Alfredo Pérez Rubalcaba.

El acto fue transversal, aunque con mayoritaria presencia del socialismo histórico, porque acudieron desde el presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, a Florentino Pérez, presidente de ACS, que patrocina el denominado 'espacio Pérez Rubalcaba' en la Fundación Felipe González, el presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, o el exdirector de ‘El País’ Joaquín Estefanía. Asistieron también empresarios, académicos, escritores y periodistas, así como amigos y compañeros del que fuera dirigente socialista.

Esta diversidad de presencias, las intervenciones y un vídeo proyectado en el acto en el que aparecían desde Rodríguez Zapatero a Mariano Rajoy, pasando por Vicente del Bosque, crearon un ambiente distendido y de unidad en torno a los valores que representó Pérez Rubalcaba, que fueron expresados emocionadamente por su sobrina, Alicia Goya, que cerró el acto que antes abrió María González, a la que siguió la intervención, verdaderamente original, divertida, emotiva e intencional, de José María Pérez ‘Peridis’, que glosó la figura de Joan Manuel Serrat enhebrando sus palabras con cortes de sus canciones y baladas más conocidas e icónicas.

El cantautor catalán agradeció con extrema sencillez y aparente improvisación la concesión del premio, se identificó con el fallecido dirigente socialista, entrelazando mensajes de tolerancia con expresiones humorísticas y guiños a la rivalidad entre el Real Madrid y el Barça. Serrat ha hecho un alto para recoger el premio porque se encuentra en una gira —“tengo la voz cansada y vieja”, dijo— que él considera la “definitiva” y en la que está cosechando éxitos, el último, en Nueva York.

El evento, sencillo y bien organizado, quiso proyectar, y lo consiguió, la certeza de que, pese a la diversidad ideológica, es perfectamente posible humanizar la política a través del ejemplo de la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba, restar distancia personal e intelectual a los discrepantes y emplear un lenguaje de conciliación y unidad en torno a los valores de la libertad y la tolerancia plasmados en la Constitución de 1978, del que el fallecido político cántabro fue un adalid, recordado por Mariano Rajoy como decisivo para el éxito de la sucesión en la Corona en 2014. Resultó, en fin, un acto de radical afirmación democrática en un momento crucial de la vida pública española, signada por la polarización y la crispación.