Juan Carlos I aplaza sin fecha su visita por las andaluzas y el aniversario de su abdicación

El padre del Rey ha suspendido su prevista visita a España entre los días 10 y 18 de junio para asistir a la séptima edición de la regata que lleva su nombre que se celebrará en Sanxenxo (Pontevedra) en la categoría en la que el Bribón que él patronea defiende el campeonato. El aplazamiento del regreso temporal de Juan Carlos I se produce sin fecha y, según fuentes consultadas por El Confidencial, sin previsión de retorno a España en meses. El Rey abdicado ha tenido en consideración, por una parte, razones de oportunidad, y, por otra, las repercusiones de su visita entre los días 19 y 23 de mayo pasado.

Los motivos de oportunidad que desaconsejaban una nueva visita de Juan Carlos I eran evidentes aunque, al parecer, personas de su entorno, y quizás él mismo, no los habían considerado. El próximo día 17 de junio se cumplirán ocho años de la aprobación por las Cortes Generales de la ley orgánica que autorizó su abdicación; el día 18, todavía jefe del Estado, firmó para su promulgación dicha ley en el patio de columnas del Palacio Real de Madrid en una solemne ceremonia, y el día 19 es el octavo aniversario de la proclamación de Felipe VI ante las Cortes Generales. Durante todo el tiempo de desarrollo de la regata, Andalucía seguirá en campaña electoral y el día 18 será la jornada de reflexión previa a la de votación el 19-J.

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En atención a este calendario, el padre del Rey ha entendido que no resultaba adecuada su presencia en España en un evento deportivo que, aunque podría tener menos repercusión mediática que su visita anterior, no carecería de ella y podría provocar malos entendidos que el propio Juan Carlos I ha preferido evitar valorando, además, el grado de polarización política en cuyo contexto podría ser utilizado en distinto sentidos.

Por otra parte, el monarca abdicado ha sido receptivo a la larga conversación con el rey Felipe, su hijo, que se desarrolló durante más de cuatro horas en el Palacio de la Zarzuela el pasado 23 de mayo. Aunque el contenido de la reunión no ha trascendido en detalle, fuentes consultadas por El Confidencial aseguran que fue distendida pero, por parte del jefe del Estado, muy clara en la exposición. Era notorio que la Casa del Rey consideró el desarrollo de la visita de mayo como una “enorme equivocación” porque don Juan Carlos no se atuvo al compromiso de “privacidad” en los términos de la carta que dirigió a Felipe VI con fecha de 5 de marzo y que se comunicó públicamente dos días después.

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El formato de esa visita no volverá a repetirse y el padre del Rey ha aceptado que debe atenerse a un criterio 'gradualista', lo que supone dejar sin fecha la próxima visita —que no está prevista en los próximos meses— y tomar medidas para que se desarrolle con discreción en todos los sentidos, desde el modo de viajar desde Abu Dabi —no se considera adecuado el traslado en un avión privado— hasta su alojamiento, declaraciones y exposición mediática. El monarca abdicado habría entendido las razones que se le expusieron por el Rey, reconociendo, además, que su hijo es, desde su abdicación, el jefe de la familia real, lo que conlleva asumir, sin necesidad de imposición, los criterios que él marca para la buena gestión de la Jefatura del Estado, la imagen de la familia real y la sintonía precisa con la ciudadanía.

Aunque Juan Carlos I ha sido declarado inimputable por la Fiscalía ante el Tribunal Supremo mediante dos decretos de archivo de las indagaciones prejudiciales, aún está pendiente de resolver una demanda civil muy delicada interpuesta por Corina Larsen por acoso ante un tribunal londinense. Excluida la posibilidad, al menos de momento, de un acuerdo extrajudicial, la sentencia, si es condenatoria, estimularía la crítica redoblada al exjefe del Estado y reiteraría críticas que confunden la institución de la Corona con el comportamiento del que fue su titular, que abdicó en reconocimiento de sus responsabilidades con el propósito de asegurar la continuidad de la forma del Estado constitucional.

Fuentes consultadas por El Confidencial subrayan que la Casa del Rey y el propio Felipe VI acreditan con estas decisiones que aquella y este gestionan la situación de Juan Carlos I con conocimiento de la presidencia del Gobierno, como corresponde en una monarquía parlamentaria. Por fin, esas mismas fuentes aseguran que con el comunicado de la Casa del Rey del pasado día 23 el “marco de referencia” para las actividades de Juan Carlos I ha quedado revalidado en los términos de su carta a Felipe VI de 5 de marzo: residencia estable y permanente en Abu Dabi, visitas —la próxima sin fecha— que mantengan la privacidad que el propio Rey abdicado dice desear y, de momento, sin planes, en absoluto, de residir en nuestro país salvo que poderosas razones de salud aconsejen lo contrario, lo que ahora no es el caso.