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La batalla de las derechas: "Desde que Feijóo habla de economía, Vox no existe"
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PRAGMATISMO CONTRA IDEOLOGÍA

La batalla de las derechas: "Desde que Feijóo habla de economía, Vox no existe"

Las posibles alianzas de gobierno entre el PP y los de Abascal, así como la amenaza de un cordón sanitario, señalan que existen dos almas dentro de las derechas. Su enfrentamiento definirá el futuro del espacio electoral

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (Xoan Rey/EFE)
Alberto Núñez Feijóo. (Xoan Rey/EFE)
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"Vox está creciendo gracias a la ideología". En una de esas distendidas reuniones sometidas a la regla Chatham House, que tuvo lugar esta semana en Madrid, un prestigioso invitado que ha desempeñado funciones de relevancia en instituciones estatales fijaba el secreto del éxito de Vox en la pujanza de sus ideas. Frente a una derecha que había puesto todo el énfasis en la economía, "como si fuera una versión vulgar del marxismo", había emergido un partido diferente. La gente demandaba valores y Vox se los estaba ofreciendo.

"El PP ha pecado de estar demasiado pendiente de la tecnocracia económica, como le ocurrió a Rajoy", con lo que dejó un espacio político libre. La decisión y la energía a la hora de defender los valores de la derecha habían quedado huérfanos, y en ese lugar se afirmó Vox. Y había quedado patente en la misma investidura de Mañueco en Castilla y León, con "un PP que ha estado a la defensiva en lugar de ir al ataque. ¿Por qué no va a poder pactar con Vox cuando el PSOE ha pactado con Podemos y con los independentistas?".

Los acontecimientos de esta semana en el Partido Popular, sin embargo, parecieron ir en dirección contraria a la sugerida. Feijóo no estuvo presente en la investidura de Mañueco. Anunció, además, la creación de un grupo de 25 expertos, liderado por el responsable del aparato económico de Génova, Juan Bravo, y compuesto por exministros, consejeros de los diferentes gobiernos autonómicos del PP, exsecretarios de Estado y personal externo al partido. Entre ellos figuran Fátima Báñez, Cristóbal Montoro, Rafael Catalá o los hermanos Nadal. No es un regreso a los tiempos de Soraya, pero el aliento tecnocrático vuelve a estar presente en los populares.

"La extrema derecha está encendiendo de nuevo la ideologización. Que nadie espere eso del actual Partido Popular"

Fuentes de la dirección del PP señalan que no puede ser de otra manera, ya que "el populismo y el nacionalismo han traído de nuevo a Europa la ideologización de la derecha. Los últimos tiempos habían sido poco ideológicos, ya que había consensos básicos entre el centroizquierda y el centroderecha, en lo económico, en lo social y en lo institucional, y las diferencias estaban en los modelos de gestión. La extrema derecha está encendiendo la ideologización de nuevo. Que nadie espere eso del actual Partido Popular".

La oportunidad de un gran Gobierno

Sin embargo, este nuevo reparto es percibido por otras partes del PP como una oportunidad. Esa división entre una derecha tecnocrática, con un perfil más institucional, y la ideológica de Abascal, que ha asentado una base de votantes amplia, permite nuevas opciones.

La situación política española, con un PSOE a la defensiva y un Podemos a la baja, ha extendido la convicción demoscópica de que el PP va a estar al frente del próximo Gobierno. Y, como se señalaba en la reunión, por más que se insista en la necesidad de aislar a Vox, si los votos son necesarios, los populares tendrán que llegar a un acuerdo con los de Abascal, como lo hizo el PSOE con Podemos. Abascal ha insistido, además, en que entrarán en todos los gobiernos.

"Entre PP y Vox podemos sumar 203 diputados, uno más de los que obtuvo Felipe González en su mejor época"

Y ahí puede estar la clave del éxito de la derecha, ya que permitiría que sus dos almas, la tecnocrática y la ideológica, se reunieran en un bloque poderoso. Como señalan otras fuentes del PP, "entre los dos podemos sumar 203 diputados, 130 y pico del PP y 60 y muchos de Vox, uno más de los que obtuvo Felipe González en su mejor época. Es un objetivo factible". Alcanzar ese número permitiría, además, una gran legitimidad para llevar a cabo los cambios urgentes que España necesita.

'Socialism free'

Esa alianza y esa creencia arraigan en esa parte del PP, cercana a Ayuso, a la FAES y a Cayetana Álvarez de Toledo, que entiende que su partido debería ser más ideológico, y que coincide con Vox en muchos aspectos. Ambos tienen un programa implícito común, que podría sintetizarse en una frase de la presidenta madrileña en la investidura de Mañueco: 'Socialism free'.

Su programa común es borrar las perniciosas influencias del progresismo en la gestión pública y en el terreno cultural

Esa declaración esconde todo un programa, que tanto Ayuso como Vox han estado utilizando: ambos comparten una guerra profunda contra el progresismo. Ayuso pone el énfasis en la economía y deja en segundo lugar los temas culturales, y Vox pone el acento en los segundos, aunque comparte plenamente los primeros. Pero, en todo caso, funciona para ambos igual: su pretensión es borrar las perniciosas influencias que el progresismo está dejando en la gestión de los asuntos públicos, con las habituales acusaciones de gasto disparado, despilfarro, gestión ineficaz y chiringuitos; y, en el terreno de las costumbres, con las leyes disparatadas sobre los trans, la igualdad de género, la ecología y demás.

El triunfo tecnocrático

Esa línea de conexión, que entronca plenamente con las tendencias dominantes en las nuevas derechas latinoamericanas, es también un problema para ambos partidos. Para el PP de Feijóo es evidente, en la medida en que, si ese programa es el que domina, quien debería liderar el partido es Ayuso; y, en segundo lugar, porque expulsaría el aliento tecnocrático que quiere recuperar, así como a los votantes aparejados. Para Vox, porque, si el PP asumiera esta posición, le restaría mucho espacio.

"Vox es una parte decepcionada del PP que sueña con volver a él y que quiere que se sume su ideología al pragmatismo del PP"

No hay que olvidar que, como señalan fuentes populares, "Vox es una parte decepcionada del PP que sueña con volver a él y quisiera que se sumara su ideología a nuestro pragmatismo. Pero eso no lo podemos asumir. Solo se combate a la extrema derecha no asumiendo su marco ideológico. La prueba está en que, desde que Feijóo habla de economía, Vox no existe".

La hipótesis más probable, a estas alturas, es que Feijóo imponga en el PP una vertiente tecnocrática y, por lo tanto, sistémica, y que, si finalmente gobierna con Vox, lo haga desde el dominio de la coalición. En ese caso, como ha sucedido con el PSOE y Podemos, el partido menor sería relegado a las áreas institucionalmente menos relevantes: los fuegos ideológicos del PP se apagarían con una victoria electoral. En caso contrario, parece evidente que Ayuso se postularía para que esa línea de conexión entre los populares y los de Vox tomase el poder en Génova.

El futuro de las derechas

Sin embargo, todavía quedarían elementos ideológicos por resolver, ya que las dos derechas españolas siguen demasiado pendientes del pasado. El PP de Feijóo pretende ser un partido institucional y tecnocrático, pero en un tiempo en el que ya no se puede definir con precisión cómo va a ser el sistema. La invasión de Ucrania cambia muchas cosas, porque lleva a una nueva época, desde luego en lo militar, pero también en el equilibrio de poder dentro de la UE, con los problemas económicos en el horizonte y con soluciones que deben tomarse respecto de la energía, la cohesión social y de la misma articulación europea. En ese sentido, no basta con ser un partido de gestión porque, como aseguran fuentes del PP, "ahora la realidad va por delante de la gestión". Ser un partido sistémico también estará sujeto a redefinición, y supondrá añadir nuevas perspectivas e ideas a las ya existentes.

La otra parte de la derecha, la ideológica, parece pensar que este es el momento de poner en práctica todo lo que les enseñaron hace años en la FAES. Pero lo cierto es que las derechas populistas en Europa están evolucionando hacia otros espacios, distintos del neoliberalismo, y que se perciben tensiones dentro de las extremas derechas del sur, como entre Marine Le Pen y Zemmour y Marion Maréchal, o entre Salvini y Giorgia Meloni. También ese segmento político estará sujeto a redefinición en los próximos tiempos, y buena parte de ella dependerá de los resultados de Le Pen y de los obtenidos por el partido republicano en las elecciones 'midterm'.

"Vox está creciendo gracias a la ideología". En una de esas distendidas reuniones sometidas a la regla Chatham House, que tuvo lugar esta semana en Madrid, un prestigioso invitado que ha desempeñado funciones de relevancia en instituciones estatales fijaba el secreto del éxito de Vox en la pujanza de sus ideas. Frente a una derecha que había puesto todo el énfasis en la economía, "como si fuera una versión vulgar del marxismo", había emergido un partido diferente. La gente demandaba valores y Vox se los estaba ofreciendo.

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