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Sánchez aísla a Podemos de sus decisiones y pone el Gobierno en punto muerto
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Sánchez aísla a Podemos de sus decisiones y pone el Gobierno en punto muerto

La guerra ha provocado la desconexión entre el PSOE y UP en asuntos de Estado como defensa y política exterior. Iglesias cree que el presidente "provoca" para forzar la salida de los morados

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Filip Singer)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Filip Singer)
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La legislatura ha quedado reseteada y el Gobierno de coalición sufre como nunca para mantenerse unido. Los golpes a la confianza entre los socios se han multiplicado durante las últimas semanas, desandando en un tiempo récord la cultura de la coalición construida durante la primera mitad de la legislatura. Si la deslealtad solía ser una acusación velada que se lanzaba desde la parte socialista a la de Unidas Podemos, ahora es justo al revés. No solo por el fondo de algunos de los virajes en política exterior del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que han tensado incluso las propias filas socialistas, sino también por las formas. El giro histórico de España que supone el reconocimiento del plan de Marruecos respecto a la autonomía del Sáhara Occidental no fue comunicado a los socios, provocando que Yolanda Díaz abandonase su habitual prudencia para mostrar su discrepancia y lamentando el ninguneo. No se la informó hasta después de que Marruecos difundiese el comunicado dando cuenta de la nueva posición de Sánchez. 48 horas después, fuentes próximas a la vicepresidenta segunda trasladan que todavía no había recibido ninguna explicación sobre el motivo por el que se ocultó esta trascendental decisión.

Algunas voces, como las del exvicepresidente y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, hablan abiertamente de "provocaciones", argumentando que Unidas Podemos no debe caer en ello. Fuentes del espacio morado reconocen que Sánchez está forzando las costuras de la coalición, para concluir, entre la resignación y la advertencia: "Él sabrá". "El problema es que ya no te puedes fiar de Sánchez", concluyen fuentes de la formación morada, calificando como "muy graves" las formas por las que se ha tensado la coalición. Se celebra además que Díaz adopte posiciones más "contundentes".

Foto: Pedro Sánchez conversando con Yolanda Díaz, durante un Pleno del Congreso. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Las decisiones en las que se ha ignorado a Unidas Podemos, rectificando posiciones que se habían pactado previamente, como el envío de armas a Ucrania, o sin informar, como el aumento del gasto en Defensa o la posición sobre el Sáhara, han tenido como consecuencia la cohesión dentro de Unidas Podemos. Las diferencias entre la dirección de Podemos y Yolanda Díaz, que se venían arrastrando por el papel de los primeros en el futuro proyecto político de la segunda, se han quedado al margen tras los envites de Sánchez. Con todo, desde la parte de Podemos, que venía advirtiendo sobre la necesidad de mantener un perfil duro para arrastrar al PSOE hacia la izquierda, afirman que el presidente del Ejecutivo "respetaba más a Pablo Iglesias que a Yolanda Díaz", aun reconociendo que el primero forzaba demasiadas batallas internas.

Las dos próximas semanas serán clave para el futuro de la coalición. La prioridad del espacio morado es centrar todos sus esfuerzos en negociar sus propuestas para desarrollar lo que denominan "escudo social y verde" contra las consecuencias económicas de la guerra. "Para que no se imponga el marco de la derecha", explican respecto a medidas como la bajada generalizada de impuestos. Los próximos días, hasta la aprobación el 29 de marzo del decreto con el Plan Nacional de Respuesta a la Consecuencias Económicas de la Guerra, serán cruciales para medir el peso de los morados y, en definitiva, su razón de ser en el Gobierno.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Elvira Urquijo A)
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Podemos lo fía todo a conseguir que se incluyan medidas en este paquete como la congelación de los alquileres, un cheque energético para los hogares vulnerables o tasar los beneficios extraordinarios de las grandes eléctricas. En la parte del relato, se busca también denunciar las contradicciones ideológicas de los socialistas, con la convicción de que sin Unidas Podemos dentro del Ejecutivo, Sánchez miraría más a la derecha y a una suerte de gran coalición blanda con el PP. La concordia entre los socios que había cultivado Díaz, con un tono menos contestatario que el de su predecesor, se disipa, al mismo tiempo que se endurece la posición negociadora.

Desde Moncloa, se resta preocupación sobre las discrepancias con sus socios, rebajándolas a posiciones de partido e insistiendo en que dentro del Gobierno solo hay "una única voz" pese a las diferencias ideológicas. No hay preocupación sobre una posible ruptura, que los morados también descartan "al menos por ahora". No se lo pueden permitir, indica un ministro socialista, recalcando que "la sociedad pide estabilidad" en estos momentos.

Foto: Pedro Sánchez, en la clausura del 40º Congreso Federal del partido. (EFE)
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La sombra de una gran coalición blanda entre PSOE y PP por el contexto bélico, unida a que Sánchez tiene asegurada la legislatura tras la aprobación de los segundos presupuestos, conlleva una mayor autonomía de los socialistas respecto a sus socios. Lo andado durante estos dos años de Gobierno de coalición puede desandarse abruptamente. La parte socialista ha optado por asumir un perfil más moderado, con unas prioridades menos centradas en "cuidar la coalición".

El 'runrún' de adelanto electoral no cesa

Con el efecto cierre de filas tras Sánchez por la situación bélica, como demuestran las encuestas, la autonomía de Sánchez es cada vez mayor. Los tiempos los controla ya solo el presidente del Gobierno, quien ha levado anclas para navegar sin sus aliados. Sin los costes electorales de apoyarse en el independentismo e incluso de cogobernar con Unidas Podemos, que pierden parte del oxígeno que les proporcionaba negociar bajo la amenaza de hacer descabalgar al Ejecutivo.

Esta percepción del cambio de ciclo, de viraje en Moncloa, comienza a cundir también entre los socios parlamentarios de Sánchez. De ahí su temor a que pueda producirse un adelanto electoral. "Veremos si eso implosiona y qué efectos tiene en el Gobierno; no sería mañana por la mañana, pero si Sánchez tiene un momento electoral óptimo y cualquier excusa, yo no descarto elecciones", advertía el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, la pasada semana.

Frente a esta incertidumbre y los riesgos de una gran coalición blanda entre socialistas y populares, para sacar adelante el plan de respuesta a la crisis o un presupuesto en el que el gasto en Defensa se eleve al 2% del PIB, los morados han puesto pie en pared apostando por "cuidar la mayoría plurinacional y progresista". Los próximos días determinarán el camino que adopte el Gobierno durante lo que resta de legislatura.

La legislatura ha quedado reseteada y el Gobierno de coalición sufre como nunca para mantenerse unido. Los golpes a la confianza entre los socios se han multiplicado durante las últimas semanas, desandando en un tiempo récord la cultura de la coalición construida durante la primera mitad de la legislatura. Si la deslealtad solía ser una acusación velada que se lanzaba desde la parte socialista a la de Unidas Podemos, ahora es justo al revés. No solo por el fondo de algunos de los virajes en política exterior del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que han tensado incluso las propias filas socialistas, sino también por las formas. El giro histórico de España que supone el reconocimiento del plan de Marruecos respecto a la autonomía del Sáhara Occidental no fue comunicado a los socios, provocando que Yolanda Díaz abandonase su habitual prudencia para mostrar su discrepancia y lamentando el ninguneo. No se la informó hasta después de que Marruecos difundiese el comunicado dando cuenta de la nueva posición de Sánchez. 48 horas después, fuentes próximas a la vicepresidenta segunda trasladan que todavía no había recibido ninguna explicación sobre el motivo por el que se ocultó esta trascendental decisión.

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