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Adiós a la mascarilla en exteriores: la ley que no ha cumplido ni la Policía
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Una medida controvertida

Adiós a la mascarilla en exteriores: la ley que no ha cumplido ni la Policía

Sin aval científico y sin haberlo entendido la sociedad, durante un mes y poco, un trozo de tejido de polipropileno con dos asas se ha convertido en el fino límite que separaba a un transgresor de un ciudadano modélico

Foto: Una mascarilla en una calle de Viena. (EFE/Daniel Notovny)
Una mascarilla en una calle de Viena. (EFE/Daniel Notovny)

Durante algo más de un mes, un trozo de tejido de polipropileno con dos asas se ha convertido en el fino límite que separaba a un transgresor de un ciudadano ejemplar. Sin aval científico, y aprobada a matacaballo en plena Conferencia de Presidentes, recuperar la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores ha sido una medida muy controvertida que la sociedad en general no ha entendido. Y, aunque este mismo martes el Gobierno va a eliminarla, no deja de ser una norma que los epidemiólogos han criticado en bloque y por la que, incluso, los policías han dejado de sancionar.

En mi cuartel ya no se multa, no tiene ningún sentido marear así a la gente”, admite un guardia civil frustrado por la medida. “Al final, la sociedad pasa de la normativa y nos insultan como si fuéramos los culpables”, lamenta. Una agente de la Policía Nacional respalda esta visión y añade que, tras declararse inconstitucional el primer estado de alarma, se anularon todas las multas que pusieron: “Esto nos quemó mucho. Era trabajar en balde, provocando conflicto social y quedando los polis de malos”. Es por eso que explica que muchos de sus compañeros “por no decir la mayoría” han decidido no denunciar este tipo de hechos.

Foto: Decenas de personas pasean por un mercadillo navideño situado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. (EFE/Ana Escobar)

De todas las comunidades autónomas consultadas por este diario, solo Murcia ha contestado que desde que se hizo vigente esta norma han puesto 128 multas, teniendo una población de 1,5 millones de habitantes. Quizás el reto esté en encontrar a alguien a quien hayan multado por incumplir una normativa que nadie cumple y por la que apenas se sanciona. Su nombre es Vasile, tiene 29 años y le multaron a él y a sus amigos, por estar en grupo y no llevar mascarilla. “Ahí sigue sin pagarse”, afirma que estas sanciones no se reclaman, por eso los 100 euros los va a abonar “el tato”, sentencia.

Marta es una madrileña del barrio de Lavapiés, le multaron a principios de enero a la salida de la boda de su hermano. "Éramos muchos y eso pudo llamar la atención de los agentes". Recuerda que la pareja de policías les pidió que se la pusieran, pero que "entre las fotos y todo, pasamos un poco", por lo que finalmente hubo sanción. Aun así, adelanta que no va a pagar la multa y que, si se la reclaman, se lo comentará a su abogado.

Una norma sin causa

Fuentes jurídicas consultadas por este diario señalan que una norma así únicamente tiene sentido si tiene respaldo científico, "si no, es irracional y debería desaparecer". Señalan que se trata de una norma sin causa; “un acto o un contrato sin causa es nulo. Una norma con rango de ley es absurda e irracional, pero no se puede decir que sea nula. Podría ser inconstitucional si se considera que es un ejercicio arbitrario del poder público (art. 9.3 CE)”.

Precisamente, tal y como informó este diario. Los informes científicos que justificaron la recuperación de la mascarilla al aire libre, decretada por el Gobierno, son de marzo y mayo de 2021. En otras palabras, esta controvertida medida se basó en los datos y la información que se tenía a comienzos del año anterior, sin tener en cuenta los nuevos estudios o análisis que se han realizado desde entonces sobre el comportamiento del covid y sus nuevas variantes.

"Es mucho más fácil, hacer un decreto para prohibir la mascarilla en exteriores que regular cuánta gente puede entrar a un bar"

El Gobierno ha anunciado que, a partir del próximo martes, se eliminará la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores debido a la mejoría de los datos tras la avalancha de casos en la sexta ola. Pero esta afirmación irrita a los epidemiólogos, porque no está demostrado científicamente que llevar cubrebocas en la calle reduzca tan efectivamente la propagación de un virus.

El epidemiólogo Javier del Águila va mucho más allá. “Esta norma no tiene sentido. De hecho, es contraproducente”. El sanitario sostiene que existen otras medidas más efectivas como limitación aforos, restricción de horarios. “Pero, claro, es mucho más fácil, hacer un decreto para prohibir la mascarilla en exteriores que regular cuánta gente puede entrar a un negocio, y más con las consecuencias económicas que esto puede tener”.

Plantea que aplicar esta medida así es contraproducente: “Se está poniendo el foco donde no es. Al aire libre es donde menor riesgo de contagio hay. Es en los interiores donde se debería usar”. Plantea que la norma es “más teatral” porque es “muy visual”. Piensa que tiene impacto en la población, pero que, a la hora de controlar la pandemia, “está demostrado que no”.

Foto: Fernando Simón, en un acto reciente en Córdoba organizado por la UGT. (EFE/Rafa Alcaide)

Apunta que con la pandemia se ha visto lo importante que es la comunicación en tiempos de crisis, pero precisa que en España quizá lo hemos entendido más como comunicación política. Esto quiere decir que, por miedo a ser castigados en las urnas o por no dañar su imagen pública, un representante político es más comedido a la hora de anunciar una medida.

"Se trata de ganarte la confianza de la población", sostiene el epidemiólogo. Si esa confianza se menoscaba "con medidas sin sentido", el día de mañana, cuando toque tomar decisiones duras, la población no va a responder favorablemente.

Durante algo más de un mes, un trozo de tejido de polipropileno con dos asas se ha convertido en el fino límite que separaba a un transgresor de un ciudadano ejemplar. Sin aval científico, y aprobada a matacaballo en plena Conferencia de Presidentes, recuperar la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores ha sido una medida muy controvertida que la sociedad en general no ha entendido. Y, aunque este mismo martes el Gobierno va a eliminarla, no deja de ser una norma que los epidemiólogos han criticado en bloque y por la que, incluso, los policías han dejado de sancionar.

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