Crisis en EFE: frenazo al plan estratégico por un error con las jubilaciones forzosas

La esperada transformación de EFE está en el aire. El plan estratégico para la agencia pública de noticias, la cuarta del mundo y la primera en castellano, no podrá desarrollarse en los plazos marcados por un error de la dirección con las jubilaciones forzosas, previstas inicialmente a los 65 años, en contra de lo marcado por la denominada ley Escrivá, que desde el pasado 1 de enero las retrasa hasta los 68. El escenario impide abordar en este momento la regeneración inmediata de la plantilla y adaptar el ente a los nuevos tiempos y demandas del sector, pero también abre un horizonte de crisis para la presidenta, la periodista Gabriela Cañas, que señaló este programa de relevo como un paso fundamental para el futuro de la empresa.

El inesperado frenazo contrasta con lo anunciado hace menos de un mes por la propia Cañas en un desayuno informativo, el 12 de enero, donde avanzó que la aprobación del plan era cuestión de semanas. En el encuentro, insistió en las medidas previstas para dar un giro definitivo a la agencia de noticias, con más de un millar de empleados y desde hace años sumida en un contexto delicado y cada vez más preocupante, desactualizada y con pérdidas en torno a los 10 millones de euros al año, además de una deuda de otros 12 millones.

La presidenta de EFE destacó la renovación del equipo y la transformación digital como los pilares para afrontar los nuevos retos y mejorar la competitividad. Entre las actuaciones, explicó la importancia de potenciar las nuevas tecnologías y primar el contenido audiovisual, con el objetivo de unificar los departamentos de radio y gráficos en uno solo. Esto, añadió, ayudará a mejorar la información desde América Latina, uno de los mercados donde EFE está más presente.

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No era una novedad. Durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, a finales de octubre, la dirigente ya dejó claro que el futuro de la agencia de noticias era inviable sin una profunda regeneración. Pero supeditó cualquier actuación a corto plazo a un nuevo convenio para la plantilla, entonces sin cerrar y en negociación. "Sin convenio colectivo no podemos establecer un plan estratégico, que esperemos que antes de final de año lo tengamos ya", dijo la presidenta de EFE, que señaló 2022 como un año de transición antes del gran salto, previsto para el año que viene.

Los planes, sin embargo, no han salido como esperaba. El problema de base remite a la entrada en vigor de la Ley 21/21 de 28 de diciembre. Fuentes sindicales detallan a El Confidencial que la empresa acordó con el Comité Intercentros un nuevo convenio colectivo que incluía la jubilación obligatoria para los trabajadores con 65 años, que eran en torno a una treintena dentro de la plantilla, pero no tuvo en cuenta la entrada en vigor de esta norma, que ampliaba el límite tres años. Así, el plan estratégico ni siquiera ha sido analizado por el Ministerio de Hacienda, que asegura que no se ha pronunciado. Los plazos, inevitablemente, han cambiado por la citada ley Escrivá.

La agencia EFE, por tanto, tiene en este momento paralizado su plan estratégico a la espera de que se pueda definir ese cambio obligado por la nueva legislación que retrasa las jubilaciones forzosas a los 68 años. En una reunión reciente, el director gerente de la compañía perteneciente a la SEPI aseguró, según la versión del sindicato CCOO, que los efectos económicos de dichas jubilaciones obligatorias supondrían un "ahorro" de 2,4 millones de euros y que la compañía invertiría 1,4 millones en contratar nuevos trabajadores.

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El retraso del plan viene de lejos y una parte de los trabajadores, a pesar de las declaraciones públicas de Cañas, sospecha que ya se ha puesto en marcha a través de pequeñas actuaciones. Los sindicatos, de hecho, aseguran que no han tenido acceso a ninguna estrategia hasta la fecha. Este diario se ha puesto en contacto con la dirección de la agencia de noticias para recabar su versión, pero ha rechazado hacer declaraciones.

Escenario de crisis

El mandato de Cañas, que asumió la presidencia en febrero de 2020, tras la marcha de Fernando Garea, está marcado por la viabilidad del plan estratégico y su capacidad para revertir la situación de la agencia. Al menos para sentar las bases. El presupuesto que recibe, superior a los 50 millones de euros, es insuficiente para cambiar el rumbo, aunque desde la dirección insisten en la necesidad de un ente sólido y fuerte.

Ella misma se afanó durante su comparecencia en el Congreso en explicar a los diputados que la rentabilidad de EFE no puede medirse únicamente desde un punto de vista estrictamente económico, sino en el “intangible” del derecho a la información y en el servicio público que presta en 120 países de todo el mundo.