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Más de derechas y feministas: así hemos cambiado en 2021, en cinco gráficos
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Más de derechas y feministas: así hemos cambiado en 2021, en cinco gráficos

Barómetro de enero versus barómetro de diciembre, frente al espejo: parémonos a ver cómo hemos cambiado en un loco año más

Foto: Una bandada de palomas levanta el vuelo al paso de la gente, este jueves en la Puerta del Sol. (EFE/Oses)
Una bandada de palomas levanta el vuelo al paso de la gente, este jueves en la Puerta del Sol. (EFE/Oses)

Así a ojo, doce meses pospandemia son al menos cinco años del periodo anterior, tiempo suficiente para atisbar cambios sociales. Quizás no profundas alteraciones, pero sí variaciones sociológicas más superficiales o, por así decir, de a pie de calle. Barómetro de enero versus barómetro de diciembre, frente al espejo: parémonos a ver cómo hemos cambiado en un loco año más.

¿Somos más de derechas? La respuesta corta es sí, pero hay matices. En cada barómetro mensual, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pregunta cómo se autoubica cada persona en la escala del eje ideológico en el que 1 es izquierda y 10 es derecha. En solo doce meses, aquellos que escogían los valores más extremos hacia la derecha, el 9 y el 10, han crecido un 35%. Y el siguiente incremento más grande es el de la población que escoge los valores 7 y 8: del 15%.

Con todo, sigue habiendo más gente que prefiere no contestar a esta pregunta que la que decide posicionarse en la extrema derecha, que apenas llega al 5% de los encuestados. Aunque la cifra parece baja, durante muchos años ha estado en torno al 2%. Desde 2018 ese porcentaje se ha duplicado al tiempo que ocurría otro fenómeno interesante: cada vez hay menos reticencias a responder a esta pregunta.

El porcentaje de población que eludía posicionarse se situaba hace un lustro en torno al 20% y ahora ha caído al seis. Por eso, casi todas las otras opciones ideológicas suben. Los que no contestaban antes, ¿se sienten ahora más cómodos reconociéndose en los valores extremos? Es una hipótesis que no se pretende responder en este artículo, pero podría ser una explicación.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Pero estos datos de la ubicación ideológica no se traducen directamente en más votos para la derecha, al menos de momento. De hecho, según la estimación del CIS, el bloque de la izquierda termina el año algo mejor de lo que lo empezó, mientras que el de la derecha pierde un punto y medio, unas oscilaciones pequeñas y que quedan dentro de los márgenes de error. La última encuesta de IMOP Insights, publicada en el Observatorio Electoral de El Confidencial, mostraba cómo en los últimos meses Vox ha crecido pero a costa de los 'populares', que llevan semanas encadenando peores datos de apoyo electoral.

Con todo, las opciones más escogidas siguen siendo las centrales o del centroizquierda, como lo ha sido casi siempre. Lo que sí pasa en los últimos años es que cada vez son más las personas que se ubican en los valores extremos, fruto de una polarización que ya existía antes de la pandemia pero que esta ha podido agravar.

La respuesta sobre la autoubicación ideológica no es la única que muestra variaciones significativas. También la forma de etiquetarnos con conceptos está cambiando. El CIS no siempre hace esta pregunta, pero este año cayó en febrero y en diciembre: "¿Cómo se definiría Ud. en política según la siguiente clasificación?". Y cada entrevistado puede escoger un máximo de dos opciones.

El porcentaje de personas que se decantaba por 'feminista' como forma de definirse ha pasado del 7,5% al 16,8%. En realidad, todas las etiquetas han visto un importante incremento entre febrero y diciembre porque, como sucedía con la ideología, el porcentaje de personas que ha respondido la pregunta es muchísimo mayor este último mes. Pero la de feminista es la que más puntos porcentuales ha ganado y se sitúa en su cota máxima desde que se incluye entre las opciones.

Hasta 2016, como mucho un 4% priorizaba esta etiqueta. En 2018, año de la manifestación histórica por la igualdad entre hombres y mujeres, la tasa despegó hasta el 9%. Y ahora esta opción logra su máximo con el 16%. El porcentaje es aún más elevado entre las mujeres, los jóvenes y los votantes de partidos de izquierda, si se atiende al cruce por estas variables que detalla el CIS.

Otro clásico en las preguntas del CIS nos ayuda a ponderar cuáles son los temas que preocupan en la sociedad. En esta ocasión, la respuesta es espontánea y no se ofrece un listado previo, aunque sí hay un trabajo posterior de agrupación de temáticas similares. 2021 arrancó en plena tercera ola con el coronavirus como principal preocupación de los españoles, pero pronto cedió el primer puesto a la economía. Incluso en octubre, la preocupación por la pandemia cayó a la sexta posición entre las 10 más repetidas por los españoles.

La nueva oleada de contagios llevó de nuevo al covid-19 al podio de los problemas, y eso que la encuesta se llevó a cabo durante las dos primeras semanas de diciembre, cuando ómicron no había terminado de estallar en España, aunque comenzaba a verse venir.

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Como novedad, en noviembre el alza de los precios de la energía se coló entre los problemas de los españoles. Ese mes, más del 90% afirmó que la subida del precio de la luz le preocupaba mucho o bastante y más del 80% consideraba que el actual sistema de precios era bastante o totalmente incorrecto. Y otro consenso más: para el 97%, la luz debería ser considerado un bien de consumo básico.

Y por último, el año termina con la distancia más corta entre la percepción sobre la situación económica personal y la del país. Es habitual que consideremos que el resto está peor que nosotros, pero en diciembre la diferencia se ha estrechado.

Dos de cada diez españoles consideran que les va mal económicamente. Y esa proporción se ha mantenido bastante estable a lo largo de este año. Pero cuando se pregunta por el país, somos más pesimistas: el 86% consideraba en enero que la economía del país va mal. Pero en diciembre la cifra es veinte puntos menor. ¿Nos hemos vuelto más realistas y vemos menos diferencia entre nuestra situación y la del resto?, ¿somos más positivos en este aspecto? Estas preguntas, como la del CIS y como todas sus posibles respuestas, son cuestión de perspectiva.

Así a ojo, doce meses pospandemia son al menos cinco años del periodo anterior, tiempo suficiente para atisbar cambios sociales. Quizás no profundas alteraciones, pero sí variaciones sociológicas más superficiales o, por así decir, de a pie de calle. Barómetro de enero versus barómetro de diciembre, frente al espejo: parémonos a ver cómo hemos cambiado en un loco año más.

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