Díaz se aparta de la negociación de pensiones pero presionará en el trámite parlamentario
Si bien los morados se mantienen fuera de la negociación, sí están presionando tanto desde el Congreso como a través de posiciones públicas frente a lo que consideran globos sonda del propio ministerio
El Ministerio de Trabajo no solicitará su inclusión en las negociaciones sobre la reforma de las pensiones que lidera con los agentes sociales el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Una línea coherente con sus protestas ante lo que tildaron de "injerencia" por parte de Moncloa en la negociación sobre la reforma laboral, que lideraba en solitario el departamento que dirige Yolanda Díaz y a la que ahora se han sumado la vicepresidencia primera y el Ministerio de Seguridad Social, pese a que reconocen que afecta a cuestiones de su departamento. Fuentes de la vicepresidencia segunda renuncian a tomar parte en este proceso, señalando que priorizan su "respeto" por el trabajo realizado hasta ahora. Con todo, no esconden que la última propuesta lanzada por el ministro José Luis Escrivá para elevar las cotizaciones y con ello garantizar las pensiones de los 'baby boomers' "no sentó bien" en su departamento.
La vicepresidenta segunda ya reprochó unas polémicas declaraciones del ministro de Seguridad Social en las que se mostró favorable a ampliar la edad de jubilación. Una posición que Escrivá matizó posteriormente, defendiéndose de las reacciones de la vicepresidenta segunda asegurando que se habían producido "sin conocer exactamente lo que yo había dicho". Durante una entrevista en el diario 'Ara', el ministro planteó la necesidad de "hacer un cambio cultural en España para conseguir que se trabaje más entre los 55 y los 75 años".
Posteriormente, aclaró que "en ningún caso planteo la necesidad de trabajar hasta los 75 años como algunos sugieren, sino fomentar medidas que contribuyan a cambiar la mentalidad de las empresas para que no expulsen a trabajadores del mercado laboral a partir de los 55 años, desperdiciando su experiencia". "Seamos cautos en todo lo que hacemos", le respondía Díaz, evidenciando los choques respecto a la reforma de las pensiones. Uno de los grandes hitos, junto a la reforma laboral, que están por desarrollar esta legislatura. Ambas reformas forman parte de los compromisos adquiridos con Bruselas en el Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia de que dependen los fondos europeos.
El primer bloque de la reforma de las pensiones se encuentra ya en tramitación parlamentaria y Unidas Podemos se desmarcó esta semana de los socialistas presentando dos enmiendas propias que chocan con las pretensiones del ministerio y el propio acuerdo con los agentes sociales. La primera de estas enmiendas defiende que se supriman los topes máximos de las cotizaciones a la Seguridad Social, una cuestión que precisamente se había acordado en la mesa con los agentes sociales dentro del segundo bloque de la reforma. Su objetivo es que "las rentas más altas contribuyan de forma proporcional a su renta al sostenimiento del sistema".
La otra de las enmiendas presentadas por los morados sin pactar con los socialistas tiene como objetivo que los trabajadores con más de 40 años cotizados puedan jubilarse de manera anticipada sin penalización, cuando el proyecto lo que pretende es desincentivar la jubilación temprana.
Si bien los morados se mantienen fuera de las negociaciones, sí están presionando tanto desde el Congreso como a través de posiciones públicas frente a lo que consideran globos sonda del ministerio. En referencia tanto al desmentido retraso de la edad de jubilación como a la subida de las cotizaciones para rellenar la mermada hucha de las pensiones.
Desde ERC, siguen indicando que ahora mismo votarían en contra de la tramitación de la reforma. "El proyecto es muy regresivo", indican fuentes del grupo republicano, poniendo el foco en asuntos como el retraso de la edad efectiva de jubilación. Su apoyo es imprescindible, junto al de otros socios de la investidura que siguen a la espera de que se acepten sus enmiendas, habida cuenta de que el PP ya adelantó su rechazo, al considerar que no garantiza la sostenibilidad del sistema.
Los soberanistas vascos ya pusieron el foco en la reforma de las pensiones durante el debate de enmiendas a la totalidad de los presupuestos, subrayando que "no vamos a aceptar recortes en las pensiones". Como tales, enumeraron el retraso de la edad de jubilación o que se penalicen las jubilaciones anticipadas. De lo contrario, vaticinaron que el Ejecutivo perdería el apoyo de sus socios parlamentarios en lo que reste de legislatura.
Para el Gobierno, es una prioridad aprobar el proyecto de ley de garantía del poder adquisitivo de las pensiones. El compromiso con la Comisión Europea es que antes del 31 de diciembre se implante un nuevo mecanismo de revalorización, se iguale la edad efectiva de jubilación con la edad legal o se penalicen los retiros anticipados. El presidente del Gobierno ya puso el foco en este asunto durante su discurso del arranque del curso político, para "revalorizar las pensiones de nuestros mayores conforme al IPC", y pidió el apoyo del conjunto de los grupos parlamentarios para sacar adelante la reforma.
El Ministerio de Trabajo no solicitará su inclusión en las negociaciones sobre la reforma de las pensiones que lidera con los agentes sociales el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Una línea coherente con sus protestas ante lo que tildaron de "injerencia" por parte de Moncloa en la negociación sobre la reforma laboral, que lideraba en solitario el departamento que dirige Yolanda Díaz y a la que ahora se han sumado la vicepresidencia primera y el Ministerio de Seguridad Social, pese a que reconocen que afecta a cuestiones de su departamento. Fuentes de la vicepresidencia segunda renuncian a tomar parte en este proceso, señalando que priorizan su "respeto" por el trabajo realizado hasta ahora. Con todo, no esconden que la última propuesta lanzada por el ministro José Luis Escrivá para elevar las cotizaciones y con ello garantizar las pensiones de los 'baby boomers' "no sentó bien" en su departamento.