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La coalición Almeida-Villacís: más sombras que luces
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CRISIS A RAÍZ DE LOS JJOO

La coalición Almeida-Villacís: más sombras que luces

Las tensiones entre los dos socios de la capital, aunque soterradas, llevan gestándose mucho tiempo. De la luna de miel de los inicios ya no queda prácticamente nada

Foto: José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís. (EFE)
José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís. (EFE)
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Cuando en 2019 los gobiernos de PP y Ciudadanos se formaron en Madrid, las diferencias afloraron rápidamente. "Qué mal funciona la Comunidad y qué bien el Ayuntamiento. No tienen nada que ver", repetían en Génova y también en Ventas, en un momento en el que partido de Albert Rivera formaba parte del tablero de los grandes actores políticos. La comparación era continua y molesta solo para una parte. "Lo mal que se llevan Isabel e Ignacio y lo bien que se entienden José Luis y Begoña". Fue así durante un tiempo. Las deslealtades en la Comunidad se contaban a golpe de Consejo de Gobierno y la convivencia era imposible antes incluso de que estallara la pandemia. Luego todo fue a peor. En el consistorio, sin embargo, las tensiones, aunque soterradas, llevan gestándose mucho tiempo, pese a que hayan sido los Juegos Olímpicos de 2036 los que las han despertado.

La historia viene de atrás. La gestión de la crisis del coronavirus aupó a Almeida casi desde el principio —"el alcalde de España" llegaron a bautizarle— y disparó su popularidad a cotas máximas. La debilidad de su socio de Gobierno ya era visible meses antes, tras las generales de noviembre de 2019 en las que Ciudadanos se desangró. De hecho, como desveló este diario hace meses, en febrero de 2020 ya había movimientos del PP local para echar el lazo a algunos cargos naranjas.

El adelanto electoral en la Comunidad de Madrid la pasada primavera sacó del mapa regional a Ciudadanos, coronó a Ayuso y devolvió al PP un Gobierno en solitario en la región rozando la mayoría absoluta. Fue el 'leitmotiv' de su campaña electoral: "Tener las manos libres", repetía la presidenta, "y dejar de quitarse puñales todo el día", añadían en su entorno.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), y la vicealcaldesa, Begoña Villacís. (EFE)

"El alcalde cambió por completo"

El 4-M también lo cambió todo en el Palacio de Cibeles. La moción de censura en Murcia había puesto en alerta al resto de territorios, pero la victoria electoral de Ayuso confirmó al PP que el cambio de ciclo había empezado. Y, sobre todo, constató la muerte política de Ciudadanos. En el partido naranja aseguran que a partir de ese momento "el alcalde cambió por completo". Incluso en el trato con el socio minoritario del gobierno y su peso en la toma de decisiones. "Almeida cree desde entonces que ya es como Ayuso. Y aquí hay un Gobierno de coalición hasta 2023 si es que no lo cambia antes". Los ayuntamientos no tienen capacidad de adelantar elecciones, a diferencia de las comunidades autónomas.

La polémica de los JJOO de 2036 —Villacís anunció que la ciudad se está preparando para presentar la candidatura y fuentes de alcaldía lo desmintieron—, ha hecho brotar unas tensiones que, en el fondo, existen desde hace mucho. "A veces parece que no se soportan", repiten fuentes de otros partidos que conviven en el pleno del Ayuntamiento. En sus equipos respectivos restan importancia a la afirmación, asegurando que "tienen sus más y sus menos", pero que han sabido ir conviviendo.

En la junta de Gobierno del jueves no abordaron el asunto de las olimpiadas. Ni el anuncio de Villacís, ni los desmentidos, ni la reunión que el propio Almeida tuvo con Alejandro Blanco, presidente del COE, pero en la que no participó la número dos. Fuentes de Alcaldía confirman que "no ha habido ninguna conversación", tampoco un mensaje, pese al sonado desencuentro. Y eso que oficialmente, insisten, "todo está bien y normal". En el PP siempre han defendido ante este medio que la vicealcaldesa se había extralimitado, que tuvo "un traspié", "un error de comunicación claro", similares a los que ha tenido antes en este mandato.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida. (EFE)

Por su parte, en el lado naranja apuntan desde hace semanas a un creciente nerviosismo en el regidor por el protagonismo de Villacís y por su propia coyuntura actual. El alcalde, después de haberse catapultado por la gestión de la pandemia, ha tenido un 2021 con altibajos y algunos problemas de gestión. Aunque el caso más sonado es el de Filomena, con dificultades de circulación durante dos semanas en la ciudad, la oposición no le ha dado respiro alguno con la tramitación de la nueva ordenanza de Movilidad, la que sustituye a Madrid Central y que ha estado llena de cambios a última hora y de acelerones y frenazos por circunstancias propias y ajenas.

Es en este contexto en el que el alcalde ha prescindido del hombre que había sido su sombra como jefe de prensa hasta la fecha, Joaquín Vidal, encargado de apagar fuegos y de coordinar el día a día junto con el primer edil. El hecho, que no ha pasado desapercibido en Cs, es leído por distintas fuentes municipales como una prueba de que "algo no funciona", aunque desde Alcaldía restan importancia al asunto. Los naranjas, de acuerdo a estas fuentes, se encuentran expectantes, asimismo, por ver cómo le afecta a Almeida la disputa abierta por liderar al PP de Madrid, a pesar de que no haya confirmado que aspire a presidirlo.

La coalición "quema"

Aunque las diferencias no se han hecho públicas en muchas ocasiones, la realidad es que las tiranteces llevan siendo habituales desde hace tiempo. Distintas fuentes del PP se esfuerzan en repetir que la relación es buena, pero no esconden la diferencia de fuerza que ambos tienen en este momento. Sus siglas se encuentran reforzadas, al alza y con un candidato potente y consolidado, mientras que en Ciudadanos todo son dudas. No tienen muy claro cuál será el futuro de la actual vicealcaldesa, pero sí coinciden en mostrarse convencidos de que buscará la forma de distanciarse de Almeida. Saben que el Palacio de Cibeles es el último gran trampolín en la Comunidad para Cs y entienden que Villacís lo va a explotar, aunque en algunos momentos pueda costarles algún encontronazo en esa búsqueda de protagonismo. Fuentes populares ironizan en privado sobre cómo la vicealcaldesa lleva en ocasiones esa intención al extremo, interviniendo en ruedas de prensa con el alcalde en casi todas las preguntas, aunque haya poco que añadir.

Foto: Almeida y Villacís presentan el belén municipal. (EFE)

Villacís fue nombrada en primavera coordinadora regional de Cs y desde su entorno evitan avanzar un rumbo concreto sobre su futuro político, aunque aseguran que ella solo se ve formando parte “del centro”. En las filas populares, sin embargo, tienen muchas dudas de que siga vistiendo la camiseta naranja o de que continúe en Cibeles, y no descartan que acabe formando parte de una hipotética lista conjunta encabezada por el PP al Congreso. Otros la ven tratando de relanzar Cs en la Asamblea de Madrid. Lo que coinciden en apuntar fuentes de ambos partidos es que "falta mucho para 2023 y en política todo puede pasar".

Lo que está claro es que la luna de miel que vivieron Almeida y Villacís en los inicios de la coalición, cuando el alcalde todavía era un político desconocido que apuntaba maneras y la vicealcaldesa un peso pesado dentro de la formación con un grado de conocimiento superior al del resto de dirigentes de su partido, desapareció ya hace tiempo. "La gestión es difícil, quema. Y gobernar en coalición es mucho más complicado de lo que se puede imaginar", afirman fuentes municipales. "Y siendo el hermano pequeño todo es peor. No se puede capitalizar nada. Nos pisan todo el tiempo", añaden en el lado de Ciudadanos.

Cuando en 2019 los gobiernos de PP y Ciudadanos se formaron en Madrid, las diferencias afloraron rápidamente. "Qué mal funciona la Comunidad y qué bien el Ayuntamiento. No tienen nada que ver", repetían en Génova y también en Ventas, en un momento en el que partido de Albert Rivera formaba parte del tablero de los grandes actores políticos. La comparación era continua y molesta solo para una parte. "Lo mal que se llevan Isabel e Ignacio y lo bien que se entienden José Luis y Begoña". Fue así durante un tiempo. Las deslealtades en la Comunidad se contaban a golpe de Consejo de Gobierno y la convivencia era imposible antes incluso de que estallara la pandemia. Luego todo fue a peor. En el consistorio, sin embargo, las tensiones, aunque soterradas, llevan gestándose mucho tiempo, pese a que hayan sido los Juegos Olímpicos de 2036 los que las han despertado.

José Luis Martínez-Almeida Begoña Villacís
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