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"Las palizas y los asesinatos son reales": protesta en Madrid contra las agresiones homófobas
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"Las palizas y los asesinatos son reales": protesta en Madrid contra las agresiones homófobas

A pesar de que se desvelara que el ataque a un joven en Malasaña es falso, los organizadores de la manifestación decidieron seguir adelante "por las múltiples agresiones homófobas que se perpetran cada día"

Foto: Foto: Pablo Palomino.
Foto: Pablo Palomino.

"Es que no. Una denuncia falsa no se puede cargar todas nuestras reivindicaciones", asegura una manifestante trans que, bandera de su colectivo en mano, espera a que empiece la concentración. "Llevamos años sufriendo linchamientos. Palizas. Insultos por la calle. Discriminación. A mí misma me han insultado varias veces solo por ir paseando, sin meterme con nadie. He tenido que correr para que no me pegaran. Porque venga ahora un malnacido y un gilipollas, porque eso es lo que es, un gilipollas", enfatiza este último insulto, "a inventarse una agresión, no quiere decir que nuestra lucha y nuestra rabia no estén justificadas".

Foto: Un agente de la Policía Nacional. (iStock)

Este miércoles, 8 de septiembre, se convocó en la Puerta del Sol, pleno corazón de Madrid, una manifestación del movimiento LGTBI para protestar por el aumento de las agresiones homófobas y tránsfobas en los últimos meses.

Aunque esta concentración, organizada por el Movimiento Marika de Madrid, se convocó tras las últimas agresiones por odio denunciadas, como la del chico trans agredido en Blasco Ibáñez, Valencia, o el chaval homosexual y marroquí de Melilla que, mientras le gritaban "Dios va a quemarte, maricón", fue apaleado en la plaza Torres Quevedo, el detonante de que esta protesta se materializara fue la denuncia que un chico madrileño de 20 años hizo, al manifestar que un grupo de ocho encapuchados le había apaleado y grabado la palabra 'maricón' con una navaja en el glúteo. Denuncia que, dos horas antes de que se iniciara la manifestación, convocada a las 21:00, resultó ser falsa.

A pesar de que se desvelara que el chico se habría inventado el bulo para que su pareja no descubriera que le había sido infiel, los organizadores del MMM decidieron seguir con ella "por las múltiples agresiones homófobas que se perpetran cada día". "No vamos a entrar en valoraciones sobre la denuncia falsa", manifestaron desde la cuenta oficial del movimiento en la red social Twitter, asegurando que seguían adelante con sus reivindicaciones.

Una concentración que empezó antes de tiempo

Aunque, cuando se hizo pública la concentración, se convocó a los manifestantes a las ocho de la tarde, la organización decidió posponerla a las nueve para no solapar otra manifestación en Sol en la que se pedía justicia por el caso Eleazar. Aun así, a la primera hora a la que se había convocado la protesta, ya se podía ver a decenas de manifestantes con banderas del arcoíris o del movimiento trans en las manos.

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Foto: Pablo Palomino.

Encabezada por varias pancartas, tanto del Movimiento Marika como del Sindicato de Estudiantes, la manifestación fue cogiendo forma poco a poco y cobijando a cientos de manifestantes. A cada cual más triste e indignado que el anterior.

"No lo entienden porque no han sufrido lo que nosotros"

En el centro de la plaza, en una de las fuentes circulares, hay tres amigos. Un chico y dos chicas. Él porta la arcoíris. Hay mucha más gente a su alrededor, pero sobresalen del resto por tener unas caras especialmente largas y llenas de pesadez. "Es que estamos hartos", responde una de las chicas.

Se llaman Sergio, Nazaré y Sara. Son tres buenos amigos, aseguran. "La violencia hacia la gente de nuestro colectivo existe", afirma él, de pie, con la pierna intranquila. "Las palizas y los asesinatos son muy reales, por mucho que ahora salga que una denuncia es falsa. ¿Qué pasa con el resto? Mira lo de Samuel", dice refiriéndose al joven brutalmente asesinado el pasado junio en Coruña al grito de "maricón". "Solo hace falta leer las noticias para verlo".

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Foto: Pablo Palomino.

"Lleva razón", le secunda su amiga Nazaré. Ella sí está sentada en el bordillo de la fuente, tras su amigo. "Creo que mucha gente se agarra a cualquier cosa, como una denuncia falsa, para no secundar nuestra lucha. Esto no va a cambiar nada en los que nos sentimos oprimidos".

"Sí", le interrumpe la otra chica, Sara. "Mucha gente no va a reconocer nunca las reivindicaciones del colectivo porque no han sufrido lo que nosotros".

"Nos sorprende que esto haya salido justo hoy"

Mientras el reloj empieza ya a rozar las ocho y media, Charlie, uno de los portavoces del Movimiento Marika de Madrid, se separa de su pancarta para atender a los medios. Su poder de convocatoria es impresionante. Ya consiguió reunir a miles de personas en julio, en las protestas por el asesinato de Samuel. Hoy lo ha vuelto a hacer.

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Foto: Pablo Palomino.

"Salimos a la calle a protestar porque nos están matando. Es así de claro", asegura. "Vamos a seguir peleando hasta que no haya ni una solo agresión más".

A Charlie, además, le resquema que se haya publicado que la denuncia del muchacho de Malasaña era falsa. "Además, solo unas horas antes de la 'manifa", matiza. "No sé, nos sorprende mucho que haya salido justo hoy. No queremos pensar mal, pero bueno", termina y vuelve a su pancarta.

Una manifestación que acabó siendo pacífica

La manifestación continuó su curso con normalidad, sin nada reseñable, con los clásicos cánticos de "no es un caso aislado, se llama patriarcado", consignas antifascistas y críticas al sistema judicial, hasta que, poco antes de las nueve, se escucharon silbidos y pisadas de antidisturbios en la plaza.

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Foto: Pablo Palomino.

Entre empujones, los manifestantes expulsaban a Bertrand Ndongo, el asesor de Vox, quien había acudido a la protesta a increpar y discutir con los manifestantes —justo el mismo día en que su partido anunciaba que denunciaría a todo aquel que los vinculase con los delitos de odio en España—. La Policía tuvo que intervenir y escoltarle, momento en el que la manifestación se dividió en dos, con frontera en la estatua de Carlos III.

Después de esto, a pesar de que se respiraba tensión en la plaza, los organizadores leyeron el manifiesto del acto, en el que instaban a que su lucha "no se quede en una pequeña nota en los periódicos", y acusaron al Gobierno de inacción —también a Podemos, aprovechando que Juan Carlos Monedero había acudido al acto como manifestante—.

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Foto: Pablo Palomino.

Tras la lectura del manifiesto, quedó desconvocada la concentración y se propuso a los manifestantes ir hasta el Ministerio de Justicia, sin embargo, fueron rápidamente parados por un cordón de antidisturbios en la entrada de la calle del Carmen. Allí se prosiguió con la manifestación, ya de forma extraoficial, con sentadas pacíficas y sin mayores contratiempos (excepto cuando la Policía tuvo que sacar a un transeúnte que se acercó a insultar a varios manifestantes).

A las 11 de la noche, apenas quedaba nadie en la Puerta del Sol. El acto se cerró sin detenciones, ni heridos ni cargas policiales. "No vamos a enfrentarnos a la Policía", aseguraban por los megáfonos los cabezas de manifestación. "No vamos a darles esa foto".

"Es que no. Una denuncia falsa no se puede cargar todas nuestras reivindicaciones", asegura una manifestante trans que, bandera de su colectivo en mano, espera a que empiece la concentración. "Llevamos años sufriendo linchamientos. Palizas. Insultos por la calle. Discriminación. A mí misma me han insultado varias veces solo por ir paseando, sin meterme con nadie. He tenido que correr para que no me pegaran. Porque venga ahora un malnacido y un gilipollas, porque eso es lo que es, un gilipollas", enfatiza este último insulto, "a inventarse una agresión, no quiere decir que nuestra lucha y nuestra rabia no estén justificadas".

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