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Neli 'Valor' Valcárcel: "Las películas de 'Rocky' han hecho mucho daño; eso no es boxeo"
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Neli 'Valor' Valcárcel: "Las películas de 'Rocky' han hecho mucho daño; eso no es boxeo"

Neli ama el boxeo y odia la saga 'Rocky' y ‘Million dollar baby’. Sueña con tener su propia escuela —“sé que voy a conseguirlo, ya verás— y alterna los combates con su trabajo en una pastelería

Foto: Foto: Alejandro Martínez Vélez.
Foto: Alejandro Martínez Vélez.

Nélida Valcárcel ha estado varias veces a punto de tirar la toalla. Tiene unos ojos enormes, perfectamente delineados, que se le humedecen varias veces durante la conversación. Es impulsiva, entregada a lo suyo y a los suyos; se parte de la risa y habla con rotundidad. El acento de la periferia sur de Madrid le sale al saludar. “¿Qué tal, cariño?”, dice al chocar el puño. Luego gira sobre sí misma para enseñar las trenzas que esa misma mañana le han hecho en la peluquería para la sesión de fotos de esta entrevista. Es de Leganés, se crio en Villaverde y ahora reside en Mocejón, provincia de Toledo, por amor.

En la entrevista permanece en un discreto segundo plano Eduardo, su marido. Es él, dice ella, el que ha evitado que abandonara el boxeo. Le dijo que nanai, que ella podía, y se fueron dos meses a entrenar a un gimnasio de Benidorm. “Encontró un entrenador que la entendía perfectamente. La vi tan contenta y tan en forma que le dije: 'Si tú quieres, lo vendemos todo y nos quedamos”, explica. Pero volvieron y ella ganó el campeonato de España del peso wélter (en mujeres hasta 63 kilos) en un combate que se celebró en Los Alcázares (Murcia). El oro se lo dedicó a su suegra, fallecida en abril de 2020 por covid.

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Foto: A. M. V.

Neli ama el boxeo y odia la saga 'Rocky' y ‘Million Dollar Baby’. Sueña con tener su propia escuela —“sé que voy a conseguirlo, ya verás— y alterna los combates con su trabajo en una pastelería —“de aquí no os vais sin llevaros unas palmeritas”— y dando clases. Sabe lo que son el machismo y los prejuicios y acaba de hacer un curso para ser entrenadora nacional. “Quiero apoyar a quien sea, hombre o mujer, y que no se sienta como me he sentido yo”, afirma.

PREGUNTA. ¿Cómo quiere que la llame, Nélida Valcárcel o Neli Valor?

RESPUESTA. Nélida Valcárcel Lorenzo es lo que pone en mi DNI, pero me identifico más con Neli Valor. Es la fusión de mis apellidos, pero también es la palabra que define mi vida. Valor es valentía y son valores. No creas que es algo que viene de ahora, porque mis padres dicen que desde que tenía cuatro años o así quería tener un gimnasio y ponerle ese nombre.

P. Madre mía, qué vocación.

R. Bueno, es que ellos eran judokas y tenían un gimnasio en Madrid. ¿Ves ese cartel de ahí? (señala uno colgado en la pared en el que se lee en letras verdes la palabra 'Villaverde') lo traje cuando lo cerraron para tenerlo de recuerdo. También quería ser policía, pero acabé estudiando Magisterio de Educación Física.

Por cierto, antes de que se me olvide, porque no quiero que acabe esta entrevista sin decirte algo: a veces se creen que los que practicamos boxeo somos gente sin inquietudes, sin estudios, etcétera. Cuando empecé en esto hace 11 años se pensaba que es un deporte de gente macarra. No sabes lo que me molesta cuando viene la gente y me dice: “Cualquiera se mete contigo, que me pegas”. A ver, nunca me he pegado con nadie en la calle, no concibo el deporte de esa manera. Eso no va conmigo. Yo no peleo, yo combato.

"Nunca me he pegado con nadie en la calle, no concibo el deporte de esa manera. Yo no peleo, yo combato"

P. Primera lección aprendida. No es pelear, es combatir. Veamos, ¿qué hizo nada más acabar la carrera?

R. Mientras estudiaba compaginé varios trabajos para pagar la universidad y, al acabar, me puse a currar en colegios dando clases de judo, y también daba clases de 'spinning' y BodyCombat en una cadena de gimnasios.

P. ¿Y cuándo le da por el boxeo?

R. Lo tuve complicado. Todo indicaba que me iba a dar por el judo, como mis padres, pero siempre supe que ese no era mi camino. Yo soy de ideas claras, y cuando me puse una guantilla y empecé a dar golpes al aire, pensé: 'Cómo debe molar darle a un saco o a un compañero'. La verdad es que también me apunté para saberme defender, ya sabes cómo son nuestros barrios, pero me enganché tanto… Mi entrenador me lo propuso, y aquí estoy.

P. ¿Alguna vez ha pasado miedo?

R. No lo recuerdo, afortunadamente. Pero tengo miedo cada vez que combato, es una sensación muy rara porque al mismo tiempo me gusta. Este es un deporte que te hace sentir muy segura de ti misma, por eso me encanta que las niñas empiecen jovencitas.

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Foto: A. M. V.

P. Además de valor, ¿qué se necesita?

R. Disciplina, constancia, y que te enganche.

P. Dice que lo tuvo complicado para empezar. ¿No se lo puso fácil su entorno?

R. Buff. Mi padre al principio no lo aceptó. Era deportista y no quería quitarme las ganas, pero le costó, porque no quería que le tocaran la cara a su hija. Mi madre sí me apoyó y me acompañaba a las competiciones. Yo creo que lo que tenía mi padre era miedo por puro desconocimiento. Es que las películas de 'Rocky' han hecho mucho daño. Eso no es boxeo.

P. ¿Qué es entonces?

R. Se muestra algo sanguinario que no tiene que ver con la realidad, sobre todo el que practico yo, que es el boxeo olímpico. En cuanto se detecta peligro, los árbitros los paran, tanto en 'amateur' como profesional. Es que esto no es como ‘Million Dollar Baby’, otra película con la que no puedo; encima te ponen a una mujer y todo acaba mal.

"Quiero ser la entrenadora que nunca he tenido"

P. Hablando de mujeres, ¿hay cantera femenina en España?

R. Sí. En el equipo olímpico nacional dan la misma importancia a hombres que a mujeres, eso me encanta. El presidente de la federación está muy involucrado, aunque queda mucho por mejorar. Fíjate que acabo de hacer un curso superior para ser entrenadora nacional y pregunté al que nos dio la asignatura de Legislación por qué las mujeres en boxeo olímpico llevamos casco tengas los combates que tengas, y, sin embargo, los hombres se lo quitan al tercero. Me respondió que era mero machismo, porque siguen considerando que a las mujeres no nos tienen que tocar la cara. Me sentó fatal.

P. Luego hablaremos de su campeonato de España, pero ¿qué otros momentos importantes le ha dado este deporte?

R. Nunca olvidaré la primera pelea. Era una chica con mucha experiencia y conseguí un combate nulo. Me sentí muy bien porque en cierto modo fue una forma de convencer a mi padre, disfruté mucho. Mi marido ha sido clave en mi carrera, porque hemos crecido juntos en esto. Su apoyo ha sido siempre fundamental, porque en este deporte me he sentido a veces un poco perdida, y he tenido algunos problemas por tener la regla. A muchos hombres esto les cuesta entenderlo.

P. ¿Perdón?

R. Lo que oyes. Con el primer entrenador que tuve en Madrid, con el que debuté, me entendía perfectamente, por eso creo que me enganché a este deporte. Pero desde siempre he tenido problemas con la regla, tengo muchas hemorragias que me llevaron incluso a perder un ovario. Ese entrenador era consciente de mi problema, vino a verme al hospital cuando me operaron y si le decía que un día no podía entrenar lo comprendía y me ofrecía su ayuda. Después de varios tratamientos fallidos, ahora estoy con uno nuevo que parece que me va bien. Pero ha habido personas que pensaban que lo mío era solo “un dolorcito”, como si supieran lo que es. ¡Si hasta me han echado de un gimnasio por no acabar un entrenamiento!

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Foto: A. M. V.

P. Cuénteme eso, por favor.

R. No te daré nombres porque no pienso darles ningún tipo de protagonismo. Me propusieron ir con una chica a entrenar a un gimnasio de Madrid y les conté que lo haría, pero que tenía que bajar un poquito el pistón, porque sé hasta dónde puedo llegar con mi cuerpo. Terminé lo que tenía que hacer y me quité los guantes, porque tenía que ir al baño, tenía la cara blanca y necesitaba un batido. La persona de la que te hablo me vio y me dijo: “¿Qué haces quitándote los guantes? Ahora te toca entrenar conmigo”. Le dije que no, que yo estaba ahí para ayudar a una alumna. Otro alumno se encaró y le dijo que me respetara, y la respuesta fue: “¿Que la respete? Tú no vas a venir a entrenar más aquí, y tú tampoco. Coged las cosas y os vais de aquí”. Me quedé… Nunca me habían echado de ningún lado (se emociona, mira para otro lado).

P. Eso denota inseguridad, complejo de alguien que aprovecha su cuota de poder para humillarle. Lo sabe, ¿verdad?

R. Sí, son complejos. Esa persona me conocía, además, me acompañó a un campeonato de España, sabe de lo mío, lo cual tiene más delito. No me ha pedido perdón. En condiciones normales, le hubiera mandado lejos y me hubiera hecho valer, pero es que encima me derrumbé, como ahora contigo.

P. ¿Cuántas horas entrena al día?

R. Depende de si estoy de temporada, si tengo prevista una competición, pero entreno todos los días y solo descanso uno. Entre dos y tres horas a diario.

P. ¿Se puede vivir de esto?

R. La cosa no ha avanzado suficiente y deberían dar más ayudas. Yo tengo suerte, porque me han ayudado con material deportivo (se señala la camiseta), y Herbalife con el tema de la nutrición. El resto me lo tengo que costear yo, por eso tengo dos trabajos. Pero esto lo hago por pasión.

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Foto: A. M. V.

P. ¿Ha hecho muchos amigos en este deporte?

R. No muchos. Algunos, pero… es que al final cada uno se centra en lo suyo. Envidio a las personas que tienen la oportunidad de estar en la selección, porque tienes una beca y es un regalo poder estar entrenando con esa gente. Yo al final tengo que ir por libre y sacrificarme mucho. Ojalá pudiera centrarme solo en entrenar.

P. Hablemos de ese segundo trabajo.

R. Trabajo en una panadería-pastelería, que es de Edu (su marido). Está en el barrio de Azucaica, en Toledo. Ahí estamos de lunes a domingo. Le conocí ya con el negocio. Me dijo que era empresario y me puse tan contenta. Cuando me dijo que era pastelero ya fue otra cosa (carcajadas).

Edu: Ya me la imagino diciendo al día siguiente: ¡vaya cagada, que voy a tener que trabajar todos los días!

Neli: Ahí también creo que tuvo lo suyo el karma, porque yo nunca me había visto trabajando de cara al público. Se aprende a trabajar la paciencia, y eso lo aplico al deporte. Me ha dado mucha templanza estar detrás de la barra. Antes era mucho más impulsiva, ahora me sujeto más.

"Aspiro a ir a un campeonato o donde sea, a apoyar a quien sea, y que nunca se sienta como me he sentido yo"

P. ¿Nota cierta alegría en el consumo?

Neli: Las ventas han bajado mucho.

Edu: Tuvimos mucha suerte con el confinamiento porque, al ser considerados bien de primera necesidad, estuvimos abiertos y pudimos ayudar a mucha gente. Repartíamos la compra por las casas, ha sido muy gratificante. Creo que es lo mejor que he hecho en la vida. Mi madre murió por covid y eso me ha ayudado a volcarme en gente mayor, en los enfermos que no podían ir a hacer la compra. Esto nos ha ayudado a superar el bache.

Neli: Yo no habría podido hacer lo que hizo él el día que falleció. No cerró hasta que no atendió la última barra de pan.

Edu: Mi madre apoyó siempre a Neli, creo que hasta la ayudó para el campeonato de España. Ha sido devastador, pero bonito.

Neli: Mira esa foto, miré al cielo y se lo dediqué. Luego se lo dediqué a la mía (se emociona).

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Foto: A. M. V.

P. No puedo dejar de mirar los tatuajes de su brazo. ¿Me los explica?

R. Me los hice cuando gané el campeonato de España. Las alas representan a su madre y a mi abuela. Tengo un guerrero que mira hacia adelante y que a su vez me mira a mí, para que no decaiga. Un diamante, unos guantes, mi nombre… Este otro dibujo me lo hice el otro día. Son mis ojos en el cuerpo de una arquera, con los nudillos sangrando, porque me he enfrentado a muchos baches. Y, para rematar, la justicia divina.

P. Lleva usted una declaración de intenciones ahí.

R. Yo aspiro a ir a un campeonato nacional o donde sea, a apoyar a quien sea en una esquina, sea hombre o mujer, y que nunca se sienta como me he sentido yo. Quiero ser la entrenadora que me ha faltado a mí.

P. Primero un bronce, luego una plata y, en diciembre de 2020, se convierte en campeona de España en peso welter. ¿Qué será lo próximo?

R. Lo que quería desde pequeña, tener mi propia escuela, pienso luchar por ello. También me gustaría pasar de 'amateur' a profesional, porque como 'amateur' solo puedes estar hasta los 40 años (tiene 35). Me noto fuerte, bien, estoy animada. El otro día, mientras estaba haciendo el curso de entrenadora, el seleccionador nacional me invitó a que vaya en septiembre dos días a la semana a entrenar con ellos (sonríe). Quién sabe… Voy a dar el 100%.

Nélida Valcárcel ha estado varias veces a punto de tirar la toalla. Tiene unos ojos enormes, perfectamente delineados, que se le humedecen varias veces durante la conversación. Es impulsiva, entregada a lo suyo y a los suyos; se parte de la risa y habla con rotundidad. El acento de la periferia sur de Madrid le sale al saludar. “¿Qué tal, cariño?”, dice al chocar el puño. Luego gira sobre sí misma para enseñar las trenzas que esa misma mañana le han hecho en la peluquería para la sesión de fotos de esta entrevista. Es de Leganés, se crio en Villaverde y ahora reside en Mocejón, provincia de Toledo, por amor.

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