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Zahara: "Exigir a una víctima de maltrato cuándo tiene que contarlo es imperialismo emocional"
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Zahara: "Exigir a una víctima de maltrato cuándo tiene que contarlo es imperialismo emocional"

La autora de 'Con las ganas' ha roto con todo y con casi todos. Zahara es hoy una mujer libre que acaba de publicar un disco al que ha titulado 'Puta'. La palabra está tan presente en su vida que la lleva escrita en la mascarilla

Foto: Entrevista a Zahara. (A. B.)
Entrevista a Zahara. (A. B.)

María Zahara Gordillo Campos (Úbeda, 1983) se quita la americana y se queda en sujetador en medio de la rosaleda del Parque de El Retiro. Juega con los brazos y con las poses, sonríe y obedece sin rechistar a la fotógrafa. Hace un sol de justicia, pero no parece importarle. Como no parecen importarle, a estas alturas de su vida, tantas cosas a las que antes prestó atención.

La autora de 'Con las ganas' ha roto con todo y con casi todos. Tras su paso por la discográfica Universal, varios discos a sus espaldas, un libro ('Trabajo, piso, pareja') y la academia de Operación Triunfo, donde ejerció como profesora, es hoy una mujer libre que acaba de publicar un disco al que ha titulado 'Puta'. La palabra está tan presente en su vida que la lleva escrita en la mascarilla y en una especie de banda de miss que luce orgullosa ante la cámara.

placeholder La cantante Zahara. (A. B.)
La cantante Zahara. (A. B.)

En el disco habla de amores tóxicos, de exnovios que la maltrataron, abismos y ganas de quitarse de en medio. También de mujeres que admira, como la cantante Taylor Swift. Fue 'Miss Americana', el documental sobre la artista estadounidense, la bofetada a mano abierta que le sacudió los prejuicios y ciertos complejos durante el confinamiento. Cogió papel y boli y empezó a escribir el disco en el que se muestra más honesta, mal que le pese a los ofendidos.

Pero la actitud de Zahara dista mucho de la protagonista de una copla desgarrada. Sonríe y habla sin parar, con esa voz dulce y ese rostro del que, dice, se parece al de Isabel Díaz Ayuso. "Me lo han dicho muchas veces, a ver si te mando fotos para que lo veas, vas a flipar", dice.

Foto: Zahara, en un momento del videoclip de 'Merichane' (YouTube)

PREGUNTA. Cuando iba al colegio era muy aficionada a poner motes. Cosas de los pueblos, ya sabe. A usted le pusieron alguno, como Merichane, y el insulto lo convirtió en canción.

RESPUESTA. Creo que igual que yo recibí uno, eso no me exime a mí de no haberlos puesto y haber participado, y lo que es peor, haber deseado pertenecer al grupo que los ponía. Hay dos bandos: el que lo recibe y el que lo emite y lo comparte. Hay algunos motes que surgen de anécdotas y participan hasta los damnificados, pero creo que hay otros que se ponen para sentirse uno mejor a costa de empequeñecer al otro.

Cuando estaba en el colegio, el que tenía yo y el resto de mis compañeros los ponían las personas guais para ridiculizar a las no guais, pero no te lo decían a la cara.

P. Merichane era la prostituta del pueblo…

R. Lo hiriente era que me lo llamaban y ni siquiera sabía lo que significaba. Mira, si es un mote relacionado con el físico, es diferente. Yo tenía muchas patillas, pero patillas andaluzas, clásicas, y me llamaban Curro Jiménez. Podría haber hecho dos cosas: que lo hubiese utilizado como una oportunidad para enfrentarme a mi complejo o lo que hice, pagarme una depilación láser. Porque no todo el rato te quieres enfrentar a las cosas que te hacen daño.

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La cantante Zahara. (A. B.)

P. Su canción 'Con las ganas' es la más escuchada en mi cuenta de Spotify… ¿qué queda de la Zahara que la escribió?

R. Es la canción que más han versionado. Las personas de mi entorno nos referimos a ella como mi 'Paquito el Chocolatero' (sonríe), porque no tiene nada que ver con lo que soy hoy. Cuando la compuse era consciente de que estaba creando algo grande y superior a mí.

¿Qué queda de esa Zahara? Por una parte sigue estando la honestidad a la hora de contar las cosas, pero el amor del que hablo en esa canción está desfasado. Es una historia que va de estar con alguien y no poder, y eso hace que tu mundo de hunda. Mi mensaje ahora es que da igual si no tienes a alguien al lado, eres tú quien te salva. Esa manera de amar tan agotadora, en la que acababa tan desgastada… no hay un ápice de bondad y bienestar en esos cuatro minutos y medio.

P. Desde que leí su libro 'Trabajo, piso, pareja' (Verso & Cuento), todos mis cafés llevan canela…

R. Oye, cuidado, que es afrodisiaca.

placeholder La cantante Zahara. (A. B.)
La cantante Zahara. (A. B.)

P. Ese triángulo ha cambiado poco con el tiempo. Seguimos siendo un país que aspira a tener las tres cosas y en el que la soledad siempre genera sospechas.

R. La soledad sigue considerándose como un problema personal. Yo ahora concibo un tipo de relación en la que conservo mi espacio, porque creo que es bonito estar con alguien a quien amas pero de repente un domingo estás sola en casa. Para mí hay madurez en ese concepto, a pesar de que nos han vendido un concepto muy distinto, relacionándolo con el hecho de casarte y tener un hijo.

Vengo supuestamente de la relación estéticamente más madura, y el divorcio sigue viéndose como un fracaso. Es que fíjate, nunca más voy a volver a ser soltera, porque estoy divorciada. Lo que pesa ese estigma. O te lo tomas con una visión posmoderna y lo naturalizas, o llevas la letra escarlata.

Y otra cosa. Cuando tenía 16 años nunca enseñaba la tripa porque me sentía gorda, ya ves tú donde va a haber 'gordez' ahí. Ahora he tenido un hijo y aunque estoy delgada tengo mucha piel que me sobra; pero he aprendido a amar esos pliegues, porque son los que permitieron albergar a mi hijo dentro de mi tripa. ¿Puede haber algo más bonito en el mundo? ¿Por qué lo voy a esconder o a retocar?

"Cuando tenía 16 años nunca enseñaba la tripa porque me sentía gorda"

P. En la promoción de este disco, 'Puta', los medios han utilizado un lenguaje bélico, un poco como el de la victoria de Isabel Díaz Ayuso. Arrasa, arrolla, revienta, explota… Además del pudor, ¿qué cosas se ha dejado en casa?

R. Oye, yo creo que hay fotos en la que nos parecemos muchísimo, ¿eh? Ahora te mando unas fotos, vas a flipar.

Creo que el hecho de estar aislada por el confinamiento a niveles tan brutales, con escasas conexiones como la de mi psicóloga, la de la Benito (Patricia Benito, poeta), la de Martí (Perarnau, líder de Mucho), me ha permitido ser muy honesta. Nunca pensé en el daño que podía ocasionar escribir lo que estaba escribiendo, porque pensaba que no había nadie más que nosotros. Ni siquiera hablé con mis padres de estas canciones hasta que no llevaba seis o siete, nunca tuve la voz de otro en mi cabeza. Nadie me decía: ¿estás segura?, ¿cómo vas a decir esto? Me enfrenté a algo que me ha acompañado toda mi vida, que es lo de intentar complacer. Este disco es lo opuesto.

En 'Santa', por ejemplo, también hablaba de religión pero no quería ofender a nadie religioso porque no iba de eso, pero este disco es otra cosa. Si te ofende, no es mi problema, sino que es cosa tuya. La única acción en la que he sido prudente tiene que ver con los carteles que he puesto por Madrid de 'Puta'; quería ponerlos en Úbeda, pero al final los que iban a verlos eran mis padres, así que les pregunté. Mi madre se rio mucho y mi padre dijo: "Uff". Así que no lo hice. No pasa nada, no quería herirlos, es solo promoción.

P. Se ha quitado el pudor y también las etiquetas. En el disco habla de feminismo, de abismos, de relaciones tóxicas… Siempre hay alguien que la va a acusar de oportunista, de pesada…

R. ¡Ay, no te imaginas!

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La cantante Zahara. (A. B.)

P. ¿Cuánta gente se lo ha dicho en los últimos días?

R. Sé que ha pasado pero yo no lo he leído. Hay algo que me ha dado mucha paz mental, que es irme de Twitter. Y hay algo precioso, porque lo que no lees no existe. Eso sí, creo que hay que salir del redil informativo y de las burbujas, pero también hay que alejarse de lo hiriente.

A veces con mis amigos leemos cosas en un entorno de seguridad, y es curioso. Lo que más gracia me ha hecho es cuando dicen: 'Esto lo hace para vender más discos'. Claro, por supuesto, porque el maltrato vende muchísimo, ¿verdad? Esto revela la falta de educación que existe en torno a estos temas.

Yo también he leído noticias acerca de mujeres asesinadas en las que ellas habían puesto denuncias y escuchaba decir: "¡A mí me pasa esto y lo mato antes!". Pero es que a lo mejor el primer día que le pusieron la mano encima ya no tenía ningún tipo de autoestima, y a lo mejor el primer día que empezaron a quitarle la autoestima previamente había pasado por un enamoramiento como no había pasado en su vida.

Mi madre fue pionera en el movimiento feminista en Andalucía y tuvo una hija a la que maltrataron. Se lo digo a ella: "Tú no lo podías ver, porque una mujer maltratada siente tanta vergüenza social, tanta culpa y tanto estigma que no lo va a contar". Exigirle a una víctima cuándo lo tiene que contar es de un imperialismo emocional brutal. Porque la sociedad te obliga a callarte y hay que mostrar que somos superfuertes, heroínas a las que nos da tiempo a hacer de todo. La pregunta no es por qué se cuenta ahora, sino por qué la sociedad no nos ha permitido contarlo antes.

P. Seguimos teniendo un problema con la palabra puta. ¿Alguien le puso cara rara cuando lo propuso como título?

R. No de mi entorno, ni siquiera tuve problema con mis padres. Pero sí me preocupaba que no se entendiera, que se viera como una mera provocación vacía, sin discurso. Tenía detrás un ejército de argumentos para poner ese título.

"No tenía confianza para ser asertiva e imponerme. Ahora sí lo hago"

P. ¿Cuánto la ayudó a componer el documental 'Miss Americana', sobre Taylor Swift?

R. Muchísimo. Ese documental me pegó varias hostias. Una, la del prejuicio, porque estaba teniendo con ella el mismo del que me quejaba para conmigo misma. ¿Por qué hasta entonces Taylor Swift no me decía nada? Porque su música me había gustado sin saber que era ella, y cuando la había escuchado sabiendo quién era me había parecido una rubia blanca americana rica y sosa, cursi, insípida, inocua… para mí era mejor escuchar a Lorde, a Miley Cyrus… y cuando empecé a ver el documental pensé: "No se puede ser más gilipollas, Zahara". Prejuicio número uno desactivado.

También ella reconoce algo que para mí ha sido lo más 'heavy' en este disco. Contar que han abusado de mí o me han maltratado puede ser fuerte, pero no tanto como reconocer que yo era una puta 'yonky' del cariño de los demás, y sin mi público diciéndome que era una diosa yo era una mierda. Y ahí estaba Taylor Swift en los primeros cinco minutos diciéndomelo con una belleza y una claridad… creo que es una de las mejores hacedoras de canciones del mundo. Es genial.

P. ¿Con qué se ha quedado y qué ha eliminado de su paso por Universal y por la academia de Operación Triunfo?

R. Bueno, de Universal aprendí las cosas que no quería. Lo constaté más bien, porque tenía la intuición de que aquello no iba a salir bien. No tenía confianza para ser asertiva e imponerme. Ahora sí lo hago, digo las cosas sin filtro y a veces pienso: "Madre mía, ¿por qué me queréis como soy? ¡Si parezco Hitler!".

De OT aprendí más música de la que sabía, porque para preparar las clases escuché muchas cosas muy diferentes. Me dejó un bagaje precioso y me evidenció la cantidad de prejuicios salvajes y el paternalismo que hay en esto. Ninguna mujer me escribió para decirme lo que tenía que hacer en mis clases, pero muchos hombres muy eruditos del mundo de la música me dijeron: "A ver qué vas a hacer, espero que hagas esto o lo otro…".

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La cantante Zahara. (A. B.)

P. Dígame la verdad. ¿La canción 'Hoy la bestia cena en casa' se la dedica a Albert Rivera?

R. Qué va. Hay cosas inspiradas en él y en algunos otros, pero dedicar una canción a un político no es más que una rabieta y hace que pierda fuerza. Sin embargo, ¡La bestia…' es un discurso político. Es como si le dedico una canción a Ayuso, ¿qué sentido tiene?

P. Ninguno. Encima siendo tan parecidas…

R. Sobre todo eso, es que somos almas gemelas (risas).

María Zahara Gordillo Campos (Úbeda, 1983) se quita la americana y se queda en sujetador en medio de la rosaleda del Parque de El Retiro. Juega con los brazos y con las poses, sonríe y obedece sin rechistar a la fotógrafa. Hace un sol de justicia, pero no parece importarle. Como no parecen importarle, a estas alturas de su vida, tantas cosas a las que antes prestó atención.

Isabel Díaz Ayuso Taylor Swift Spotify
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