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Vaquero, el marxista que odia a Podemos, ataca el feminismo y no deja de sumar fieles
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Vaquero, el marxista que odia a Podemos, ataca el feminismo y no deja de sumar fieles

Un condenado por pertenencia a grupo criminal, Roberto Vaquero, lidera un partido de extrema izquierda, Reconstrucción Comunista, que venera la URSS de Stalin y está "creciendo exponencialmente"

Foto: Roberto Vaquero, líder de Reconstrucción Comunista (RC).
Roberto Vaquero, líder de Reconstrucción Comunista (RC).

A la izquierda de Podemos está creciendo un partido de inspiración revolucionaria que acusa a la formación de Irene Montero, Pablo Echenique y Ione Belarra de haber traicionado a los obreros, defiende una España unida y fuerte, propugna la confrontación directa con Marruecos y combate frontalmente el feminismo-'queer'. En 2016 eran unos 100 militantes en toda España. En estos momentos, superan los 1.000 y siguen creciendo. Se llaman Reconstrucción Comunista y han impulsado otra plataforma política, Frente Obrero, para tratar de incorporar a más fuerzas a su proyecto marxista-leninista.

Hace tres semanas, miembros de este grupo realizaron un escrache a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, para denunciar que no estaban ayudando a las mujeres de clase trabajadora. La protesta, que fue tensa, provocó que los focos se fijaran por unos instantes en este grupo de extrema izquierda, aunque su máximo responsable no participó en ella. Se llama Roberto Vaquero (Madrid, 1986) y dirige el partido con mano férrea. Tanto que su funcionamiento interno podría equipararse al de una secta.

placeholder Desfile de Reconstrucción Comunista cada 14 de abril por el centro de Madrid.
Desfile de Reconstrucción Comunista cada 14 de abril por el centro de Madrid.

Vaquero es omnipresente. Protagoniza los discursos del partido, fija sus posicionamientos ideológicos y supervisa los campamentos de verano de la formación, que son claves en su funcionamiento para impartir entrenamiento militar a sus seguidores y captar nuevos adeptos. "Demostramos que existe una alternativa al ocio destructivo del capitalismo. Camaradas codo con codo, luchando por un objetivo común, primando lo colectivo a lo individual. Luchar por la emancipación de nuestra clase. Forjar lo que es ser comunista", asegura una voz en 'off' en un vídeo promocional de los campamentos, con imágenes que parecen salidas de las primeras décadas del siglo pasado.

En la guerra de Siria

Los principios de Reconstrucción Comunista son "organización", "formación" y "combate", literalmente. En estos momentos, Vaquero se encuentra a la espera de entrar en prisión. En 2016, después de dos años de investigación, fue detenido en la llamada operación Valle de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional junto a ocho seguidores por viajar a Siria para unirse a las filas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y combatir al Estado Islámico. Vaquero, que se hace llamar 'camarada Juan Mesana', estuvo entonces 49 días en prisión provisional. Finalmente, en 2018 fue condenado por la Audiencia Nacional junto a cuatro de sus colegas por pertenencia a grupo criminal.

Ese episodio motivó que se suspendiera la actividad de Reconstrucción Comunista durante un año. La Fiscalía pidió ilegalizar el partido de forma definitiva, pero el tribunal acabó rechazando la solicitud al considerar que los hechos cometidos por los cinco condenados no podían ser atribuidos al conjunto de la formación.

Una persona próxima al partido que conoce bien a Vaquero, pero pide permanecer en el anonimato por miedo a represalias, cuenta que, tras aquella detención, se refugió en Barcelona para tratar de recomponer la organización. Ya se encuentra de vuelta en Madrid. Se gana la vida con otros militantes desempeñando labores de seguridad privada en locales de ocio nocturno, aunque prefiere decir que es camarero. Es cinturón negro en 'krav magá' y uno de los mayores expertos de España en este arte marcial, que es el método de defensa personal oficial de las Fuerzas de Seguridad israelíes, aunque Reconstrucción Comunista es visceralmente antisionista.

"Están creciendo exponencialmente. En gran medida, por el proceso de institucionalización que ha vivido Podemos al entrar en el Gobierno de España. Consideran a Podemos unos revisionistas y vendeobreros", asegura esta fuente próxima a Vaquero. Sus mayores bolsas de fieles se encuentran en Madrid, Barcelona y Valencia. "Están llamados a ocupar el espacio que dejó el Partido Comunista de España marxista-leninista. De hecho, están muy vinculados al antiguo grupo terrorista Frente Revolucionario Antifranquista y Patriota (FRAP). Es habitual que exmiembros del FRAP asistan a sus congresos".

placeholder Un momento del escrache de Frente Obrero a Irene Montero y Mónica Oltra. (EFE)
Un momento del escrache de Frente Obrero a Irene Montero y Mónica Oltra. (EFE)

El padre de Pablo Iglesias también perteneció al FRAP, pero Vaquero no le tiene en gran estima. Asegura que fue alumno del exlíder de Podemos en la Universidad Complutense. En el verano de 2019, antes de que se formara el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, hizo unas declaraciones a 'El Mundo' que fueron premonitorias: "[Iglesias] no me gustaba. Era y es un postmoderno... Niega la lucha de clases. Yo le veo en la ruina. En un pozo. No creo que tarde muchos años en salir de la política. Ideológicamente ya no es nada. Va a peor. Es como el apéndice del PSOE".

La Albania de Hoxha

Sus referentes son la URSS de Stalin y, sobre todo, una de las mayores tiranías de la historia de Europa, la del dictador comunista Enver Hoxha, que convirtió Albania en un gigantesco campo de concentración desde 1944 hasta su muerte en 1985. Con esos modelos en mente, Vaquero propugna un marxismo que desprecia cualquier forma de mercado o propiedad privada; la creación de un Estado republicano de partido único y estructura jacobina, sin tensiones territoriales; y el rechazo al feminismo y las teorías 'queer', el ecologismo y otras banderas de la izquierda moderna, que considera simples distracciones del verdadero objetivo.

"Para nosotros, la transformación de la sociedad significa atacar la raíz del problema: el capitalismo", asegura. Para Reconstrucción Comunista, la única forma de Gobierno posible es la dictadura del proletariado. Para ellos, la lucha por los derechos de la mujer no dejan de ser un simple retoque del sistema que le gustaría volar por los aires. Esa tesis lleva a la formación a un enfrentamiento continuo con el resto de la izquierda, que se visualiza en cada protesta o manifestación. Reconstrucción Comunista tiene su propia agenda y ocupa espacios (físicos) distintos.

La cosmovisión del partido es tan extrema, implica tantas filias y fobias, que hacen falta meses de formación e instrucción para asimilar el ideario de Reconstrucción Comunista y Frente Obrero. Vaquero dedica enormes esfuerzos a la formación de sus adeptos. Cuelga vídeos y artículos en las redes sociales en los que imparte doctrina. "Los seguidores de Reconstrucción Comunista no son como los bukaneros, por poner un ejemplo, que son unos auténticos descerebrados. Los seguidores de Vaquero tienen formación, han leído, lo que pasa es que lo que han leído y lo que defienden es algo completamente radical", comenta la fuente próxima al partido consultada por este diario.

Los miembros de la formación pretendían adquirir experiencia militar en Siria que luego pudieran utilizar en España

La beligerancia no solo opera en el plano de las ideas. La expedición a Siria de Reconstrucción Comunista no solo tenía como propósito luchar contra el ISIS. Los investigadores de la Policía Nacional descubrieron que los miembros de la formación pretendían adquirir experiencia militar en combates reales que luego pudieran utilizar en España para atacar a disidentes y rivales políticos.

Navajas y cuchillos

De hecho, la sentencia considera probado que, ya antes de viajar, Vaquero instruyó a los militantes del partido en artes marciales y les invitó a proveerse de navajas, cuchillos y cualquier otro mecanismo de defensa y ataque y salir siempre a la calle con ellos, "utilizándolos en cualquier concentración o acto en que se encontrasen personas a las que consideraban adversarios".

El otro gran objetivo del viaje a Siria y, en general, de toda su actividad es tratar de conseguir el mayor impacto mediático posible. Vaquero lanza compulsivamente sus soflamas a través de Facebook, Instagram, Spotify, Twitter, Youtube y una web personal.

Una de las fechas más destacadas en su calendario es el 14 de abril, aniversario de la proclamación de la Segunda República. Centenares de seguidores de Reconstrucción Comunista y Frente Obrero desfilan con banderas republicanas y de la URSS por la calle de Alcalá hacia la Puerta del Sol. Las imágenes impactan tanto que parecen salidas de un mundo distópico. Al llegar al kilómetro cero, Vaquero dirige unas palabras a sus asistentes. El mitin de este año lo terminó gritando: "Viva la clase obrera y viva España con honra".

A la izquierda de Podemos está creciendo un partido de inspiración revolucionaria que acusa a la formación de Irene Montero, Pablo Echenique y Ione Belarra de haber traicionado a los obreros, defiende una España unida y fuerte, propugna la confrontación directa con Marruecos y combate frontalmente el feminismo-'queer'. En 2016 eran unos 100 militantes en toda España. En estos momentos, superan los 1.000 y siguen creciendo. Se llaman Reconstrucción Comunista y han impulsado otra plataforma política, Frente Obrero, para tratar de incorporar a más fuerzas a su proyecto marxista-leninista.

Hace tres semanas, miembros de este grupo realizaron un escrache a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, para denunciar que no estaban ayudando a las mujeres de clase trabajadora. La protesta, que fue tensa, provocó que los focos se fijaran por unos instantes en este grupo de extrema izquierda, aunque su máximo responsable no participó en ella. Se llama Roberto Vaquero (Madrid, 1986) y dirige el partido con mano férrea. Tanto que su funcionamiento interno podría equipararse al de una secta.

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