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"Se odiaban entre ellas". Maletines llenos de rencor en la Murcia tránsfuga
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"Se odiaban entre ellas". Maletines llenos de rencor en la Murcia tránsfuga

La guerra interna entre las dos mujeres fuertes de Ciudadanos en Murcia, que no se dirigían la palabra, clave del fracaso de la moción para acabar con 26 años de gobiernos del PP

Foto: Ana Martínez Vidal e Isabel Franco. (EFE)
Ana Martínez Vidal e Isabel Franco. (EFE)

Lo inaudito del fiasco de la moción de censura en Murcia ha sido su rapidez: 48 horas. ¿Cuántos maletines ha necesitado el PP para tal proeza?, claman las redes sociales. Lo grave es que quizá ninguno… O quizá sí: maletines repletos de resentimiento.

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Hay dos relatos sobre lo que ha pasado en Murcia estos días: 1) Tránsfugas de Cs dinamitan una moción de censura para echar al PP. Traición por maletines. 2) Diputados de Cs actúan en conciencia y se niegan a dejar Murcia en manos de Pedro Sánchez. En este artículo se apunta una tercera posibilidad: el odio.

placeholder Ana Martínez Vidal. (Cs)
Ana Martínez Vidal. (Cs)

La favorita

Hasta el pasado otoño, la favorita murciana de la cúpula de Ciudadanos era Isabel Franco, coordinadora autonómica del partido (tras unas primarias sospechosas) y cabeza electoral en 2019. Pero tras el cambio de Albert Rivera por Inés Arrimadas, la favorita pasó a ser Ana Martínez Vidal, nueva coordinadora tras un dedazo de Madrid. ¿Lo primero que hizo Martínez Vidal tras hacerse cargo de Cs en Murcia? Laminar internamente a Isabel Franco y sus afines, la clásica ‘integración’ purgadora (de la que quizá hoy se arrepienta). Pero el asalto de la nueva favorita a la antigua favorita no había hecho más que empezar.

Foto: El portavoz adjunto del grupo parlamentario de Ciudadanos, Edmundo Bal. (EFE)

La guerra explotó dentro del Gobierno autonómico de coalición con el PP, en el que Isabel Franco era vicepresidenta y Ana Martínez portavoz. Dejaron de hablarse entre ellas. La cúpula de Cs presionó a Franco para que cediera la vicepresidencia murciana a Martínez, pero Franco se resistió, y una impaciente Martínez montó una negociación arriesgada con el presidente de Murcia, Fernando López Miras (PP): aprovechando su debilidad por el escándalo de las vacunas covid para vips, Martínez ofreció a Miras una restructuración gubernamental para atajar la crisis, que incluía, ejem, ser nombrada vicepresidenta en lugar de su enemiga interna. Si fuera necesario, Cs apoyaría cambiar la Ley del Estatuto del Presidente para que López Miras aspirara a un tercer mandato en 2023 (algo que ahora no es posible). En efecto, poco antes de pactar una moción de censura con el PSOE para acabar con 26 años de yugo popular en Murcia, Ana Martínez negoció blindar al presidente popular en Murcia. Regeneración, el musical.

“La mala relación política y personal entre Martínez Vidal y Franco es ya insostenible”, escribió el mes pasado Ángel Montiel en ‘La Opinión de Murcia’. El PSOE pactó una moción de censura con un Cs quebrado en facciones irreconciliables. El PP no tuvo que hacer grandes proezas para desactivarla. Los fontaneros madrileños no midieron bien los odios personales. Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez boicotearon la operación para convertir a su compañera Isabel Franco en presidenta de Murcia. Hablamos con el periodista Ángel Montiel.

"Las relaciones personales entre Isabel Franco y Ana Martínez son criminales"

PREGUNTA. Sabiendo que el grupo parlamentario de Cs estaba roto, ¿pretender que permaneciera cohesionado durante la moción fue un poco naif?

RESPUESTA. Ingenuo no, suicida. Las relaciones personales entre Isabel Franco y Ana Martínez son criminales. Se odian. Una quería quitar a la otra para ponerse ella. ¿Cómo pretendes de pronto pedirle que deje de ser consejera y te vote a ti nada menos que como presidenta? Hacerte líder regional mientras tú te vas a la basura. Era casi imposible. Para que saliera bien, tenías que tener auténtica pasión por el partido, una disciplina heroica, pero obviamente Ciudadanos no es el Partido Comunista de la URSS. Al margen de las cuestiones políticas en juego, lo decisivo ha sido lo personal. Valle Miguélez, la tránsfuga crucial para romper la moción, tampoco se hablaba con Ana Martínez. Nadie intervino nunca para arreglar las diferencias personales ni previó que pudieran estallar.

P. ¿Ha pesado más el resentimiento que los maletines?
R. ¡Es que no hacían falta maletines! Les han dado cargos... que su partido estaba a punto de quitarles, y sin darles ninguna explicación, sin negociar nada, más allá del 'firma esto', firma hacer presidenta a la persona que no soportas e inmólate. No les pareció buen negocio. Claro que han obtenido un beneficio a cambio, el cargo, pero los maletines eran innecesarios.

El ganador se lo lleva todo

En defensa de Isabel Franco y Ana Martínez Vidal hay que decir que la confusión pactista parece la ideología única de Cs desde que Rivera vetó los pactos con el PSOE, y convirtió al partido en muleta autonómica pagafantas del PP. De ahí pasó al desastre en las generales y a la sustitución de Rivera por Arrimadas. Tras el hundimiento electoral en Cataluña, Arrimadas ha dado un volantazo murciano para recuperar el bisagrismo, respondido con una OPA hostil del PP (elecciones sorpresa en Madrid). Movimientos madrileños de altos vuelos que han chocado con tres tránsfugas resentidos con la política de dedazos, competencia interna y purgas de Cs (en la que, por otro lado, todos ellos habían participado antes). Cuando acostumbras a tu partido al juego de “el ganador de las pugnas internas se lo lleva todo”, quizás no puedas quejarte luego de falta de fidelidad en la hora decisiva.

¿Hay algo peor en política que un tránsfuga? No para la opinión pública. Pero si los tránsfugas aparecen de vez en cuando, las dinámicas internas enfermizas siempre están ahí en los partidos, las luchas de poder, las imposiciones de Madrid, los navajazos, el solo puede quedar uno como único modo de resolver e 'integrar' las diferencias. Cuando llega el momento de traicionar a los tuyos, la venganza sale sola.

¿Qué ha pesado más en el fiasco murciano: el trepismo y el dinero o el resentimiento y la humillación? Pasarán el resto de su vida pública manchados por el transfuguismo, pero se han quedado a gusto.

Lo inaudito del fiasco de la moción de censura en Murcia ha sido su rapidez: 48 horas. ¿Cuántos maletines ha necesitado el PP para tal proeza?, claman las redes sociales. Lo grave es que quizá ninguno… O quizá sí: maletines repletos de resentimiento.

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