Los tres tránsfugas de Murcia que pueden dar la puntilla a Ciudadanos y Arrimadas

Isabel Franco ha cocido a fuego lento la venganza por su desplazamiento como líder regional de Ciudadanos en la Región de Murcia. La parlamentaria y actual vicepresidenta del Gobierno autonómico se libró de ser destituida el pasado miércoles por el presidente, el popular Fernando López Miras, al contrario que Ana Martínez Vidal, su rival interna y candidata en la, aparentemente, frustrada moción de censura pactada con los socialistas para intentar descabalgar al PP del poder regional después de 26 años. Esa decisión de López Miras ya dio la primera pista de que no todos estaban jugando las mismas cartas en la formación naranja.

Franco llevaba semanas amarrada a la silla de la vicepresidencia que Martínez Vidal quería arrebatarle tratando de convencer al presidente murciano para que remodelase su ejecutivo y lo adaptase a la nueva situación orgánica. Tras idas y venidas, el bochorno de hacer el trabajo en la sombra de una reforma legal fallida para permitir a López Miras volver a presentarse en 2023 y un deterioro de la relación con los populares, finalmente Martínez Vidal optó por romper la baraja de la mano del PSOE y con el aval de la líder nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas. En ese pulso Franco-Martínez está el origen de la moción de censura y todo lo que ha venido después, un duelo personal que se ha saldado en favor de la primera.

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Tanto Isabel Franco como Francisco Álvarez, un diputado de Ciudadanos afín al que en Murcia conocen como el 'clan de Alcantarilla', estuvieron en la reunión con Martínez Vidal y el vicesecretario general de los naranjas, Carlos Cuadrado, en la que se comunicó la decisión de romper con los conservadores. Estamparon su firma en el documento registrado en la Asamblea y guardaron silencio. Incluso reiteraron que estaban en la operación en las conversaciones posteriores. Este viernes, Franco comparecía en rueda de prensa junto con Fernando López Miras para quebrar la disciplina interna y dejar a Martínez Vidal, Arrimadas y el proyecto de Ciudadanos a los pies de los caballos, mucho más allá de las fronteras murcianas. El sainete político puede llevarse por delante al partido naranja si hay elecciones en la Comunidad de Madrid e Isabel Díaz Ayuso asesta el remate definitivo en las urnas.

Su voto en contra de la moción, junto con el de Álvarez y de Valle Miguélez, también parlamentaria que fue secretaria de organización regional en la etapa de Fran Hervías al frente de la dirección orgánica, desbaratará la operación de censura. Los tres formarán parte del Gobierno después de que López Miras nombrase consejeros a Miguélez (Empresa) y Álvarez (Empleo) a razón de 70.408,48 euros cada uno, 3.611 euros netos de media al mes. Es el premio a la traición a su partido y su acercamiento a los populares, una fractura que Ciudadanos está viviendo en toda España. Lo de Miguélez es otra venganza, la suya en frío, la de alguien que estuvo en primera línea en los años de Albert Rivera y fue apartada del control del partido en Murcia.

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Ciudadanos y PSOE sumaban los 23 escaños necesarios para la mayoría absoluta. Con la fuga de tres de sus representantes, los dos votos de Podemos en la Asamblea serán insuficientes para apuntalar el cambio. El caso de Miguélez es llamativo. Distanciada de Franco, su nombre incluso se dio a conocer en la mañana de este viernes como integrante del equipo negociador de Ciudadanos con los socialistas en la planificación de un hipotético nuevo Gobierno con su reparto de competencias. O la pusieron ahí sin avisar o también estaba en el doble juego.

Cogidos por sorpresa

Ese hecho invitaba precisamente a la tranquilidad en las filas socialistas. "Es todo una intoxicación", señalaban por la mañana sobre los rumores de contactos entre el PP y los tres parlamentarios naranjas, con el secretario general popular Teodoro García Egea, murciano de origen, arremangado y bregando para convencerlos de la deserción. Antes del mediodía, los teléfonos oficiales tanto de Ciudadanos como del PSOE murciano que lidera Diego Conesa ya no cogían las llamadas. El desconcierto era enorme. El PP comunicaba el acuerdo con los tres parlamentarios con los promotores de la moción fuera de juego.

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Pese a haberse mantenido leales a López Miras y su Gobierno, Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez se convertirán técnicamente en tránsfugas al desmarcarse de la directriz de su grupo parlamentario. Así los define el Pacto Antitransfuguismo, ratificado recientemente por el grueso de las fuerzas políticas representadas en el Congreso: "Se entiende por tránsfugas a los y las representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al sujeto político (partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores) que los y las presentó a las correspondientes elecciones, hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes".

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El PP ha decidido asumir el riesgo de ser acusado de propiciar un 'tamayazo' al negociar con los tránsfugas la ruptura de su lealtad a Ciudadanos. En Murcia, además del proyecto político, que López Miras defendió en su comparecencia junto a Franco y el resto de sus consejeros, estaba en juego una estructura de poder de 26 años, con más de 150 nóminas de designación política entre el Gobierno y el Ayuntamiento de Murcia. Esto sin contar los centenares de contratos laborales en empresas públicas y organismos autónomos. No era solo política. Había mucho más que perder.