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13 días buscando a Virgilio, la tragedia olvidada de la borrasca Filomena
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AVALANCHA MORTAL EN ASTURIAS

13 días buscando a Virgilio, la tragedia olvidada de la borrasca Filomena

Un alud sepultó a dos operarios de una máquina quitanieves en Año Nuevo en Asturias. Uno de ellos sigue sin aparecer. El temporal impide buscar a pie y se usa un dron con georradar

Foto: Toneladas de nieve imposibilitan la búsqueda del operario sepultado por un alud.
Toneladas de nieve imposibilitan la búsqueda del operario sepultado por un alud.

Una avalancha arrastró 200 metros una máquina quitanieves de 16 toneladas y sepultó bajo varios metros de nieve a sus dos operarios el día de Año Nuevo. Ocurrió en el concejo de Aller, sobre la vertiente asturiana del puerto de San Isidro. Todavía hoy, grupos de rescate especializado buscan a uno de los dos sepultados, Virgilio García, de 61 años. El cadáver de su compañero, César Fernández, de 53 años, fue encontrado por los bomberos de Asturias la misma noche del accidente, oculto bajo la nieve sobre la carretera. La máquina apareció el día después, barranco abajo, gracias a que sobresalía el pico de su enorme chimenea. De Virgilio, sin embargo, no hay rastro. Es la tragedia olvidada de la borrasca Filomena.

Han pasado 13 días desde el accidente y los expertos que trabajan sin descanso en las labores de rescate advierten de que Virgilio podría tardar muchos días más en aparecer. Hasta el fin de semana, la previsión meteorológica es desfavorable, con los coletazos del histórico temporal de frío. Con ese clima, es imposible efectuar la búsqueda con medios terrestres.

El accidente ocurrió en el punto final de un peligrosísimo cuello de botella con toneladas de nieve muy inestable en la cumbre. Cualquier vibración o movimiento generado por los equipos de rescate, incluso por un animal salvaje, puede desencadenar una nueva avalancha mortal. Solamente un helicóptero medicalizado ha podido peinar el barranco en busca de Virgilio desde el accidente, y solo los días sin niebla. Este martes, se sumó un dron equipado con un georradar, cuyo objetivo es marcar varios puntos en los que podría encontrarse el cuerpo del operario.

“Estamos ante un caso muy excepcional, si buscas en la hemeroteca de rescates en avalanchas de nieve, habrá pocos como este, incluso a nivel internacional”, explica Pablo Villabrille, teniente jefe del área de Montaña de la Guardia Civil en Cangas de Onís. “El accidente no se produjo en una zona donde finalizan los aludes, lo que llamamos zona de depósito, un espacio llano y de recorrido largo donde se suelen encontrar los cuerpos. Aquí nos encontramos en mitad de un barranco con pendientes muy pronunciadas, con algunas paredes verticales, al que no se puede acceder desde la zona baja para ir sondeando la nieve hacia arriba, como es habitual, sino que es de arriba hacia abajo, con un peligro enorme de nuevas avalanchas”.

Los operarios fueron sorprendidos justo en el punto donde desemboca el canal de Valverde, una inmensa boca de nieve formada por las laderas del pico Torres y el pico Valverde. El canal se va estrechando hasta formar un cuello de botella al llegar a la carretera AS-253, que serpentea por las montañas fronterizas con León. Justo por debajo de la AS-253 en ese punto, en una caída de vértigo, se encuentra un barranco que va a dar al río San Isidro. El cuerpo de Virgilio podría estar en cualquier lugar entre la carretera y el lugar en que se divisó la máquina, 200 metros barranco abajo. Incluso puede estar más allá. El problema es que hay muchos metros de nieve acumulada. El dron con georradar es la única baza hasta que termine la semana. La otra vía, por ahora imposible, es bajar con cuerdas en rápel desde la carretera una vez se asiente la nieve. Eso ocurrirá la semana que viene si por fin se forma un anticiclón.

Un georradar llegado de Letonia

El dron será pilotado desde un helicóptero e irá “escaneando por sectores todo el área del alud, realizando varias pasadas desde la zona alta junto a la carretera hasta llegar abajo”, informa el servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA). “Para poder realizar el rastreo, el dron con el georradar tiene que estar próximo al relieve del terreno y su operador tiene que visualizar el aparato, por lo que se ha optado por manejarlo desde un helicóptero del SEPA. Paralelamente, por tierra, otro equipo formado por un operador de dron y dos bomberos rescatadores se encargará de prestar apoyo”.

Han sido compañeros de trabajo del único hijo del hombre desaparecido quienes han hecho las gestiones para solicitar el georradar a una empresa de Letonia. El aparato pesa cinco kilos y está diseñado específicamente para operaciones de rescate en alta montaña. A su vez, la empresa GAM ha cedido de forma altruista sus drones para efectuar el trabajo. En las últimas horas, los pilotos de dron han ensayado el manejo del georradar antes de iniciar la operación.

Con los datos que se obtengan, se realizarán dos tipos de análisis, uno en tiempo real, sobre el terreno, y otro 'a posteriori' en el que se contará con el apoyo de personal de la Universidad de Oviedo y expertos en Riga, Letonia.

Sorprendidos mientras reparaban

Cuando ocurrió la desgracia el día de Año Nuevo, los operarios estaban detenidos en la carretera limpiando la chimenea de la máquina fresadora, que se había quedado bloqueada. Esa chimenea expulsa la nieve y el hielo que va recogiendo y triturando la máquina a su paso por las carreteras. Virgilio tenía 40 años de experiencia en esas labores y estaba enseñando el manejo de la máquina a César. A sus conocidos les extraña que Virgilio decidiera pararse a desbloquear la chimenea justo en ese punto, famoso en toda la zona por su peligrosidad, tal como recoge 'El Comercio'. César fue incinerado en la intimidad familiar en Murias, parroquia del concejo de Aller, días atrás.

El aviso al 112 fue casi inmediato, a las 15:38, apenas 10 minutos más tarde del alud, pero la magnitud de la avalancha fue tal que el acceso por tierra estaba bloqueado. Hubo que recurrir a una máquina quitanieves para despejar el terreno y se encontró el cuerpo de César pasadas las 23:00. La máquina fresadora fue ubicada a las 14:00 del sábado día 2. Rápidamente, dos pelotones de la Unidad Militar de Emergencias (UME), incluido un grupo cinológico, acudieron al lugar, pero un día más tarde tuvieron que retirarse de vuelta a su base en León ante la imposibilidad de trabajar con medios terrestres.

placeholder Helicóptero de los bomberos de Asturias, en tareas de rescate. (EFE)
Helicóptero de los bomberos de Asturias, en tareas de rescate. (EFE)

“Si localizar una máquina de 16 toneladas fue difícil, imagínate encontrar un cuerpo”, indica el jefe de Montaña de la Guardia Civil. “No se habían registrado temperaturas tan bajas y masas de nieve tan grandes en esta zona desde que hay datos, de ahí el gran número de avalanchas y el motivo de que este rescate sea tan excepcional, con tantos elementos en contra”. Este mismo martes, se produjeron varios desprendimientos en la zona del accidente que han sepultado completamente los restos de la máquina fresadora.

Con el fin de garantizar la seguridad, dos nivólogos colaboradores de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) se desplazaron este lunes al lugar para realizar catas de nieve y comprobar así la estabilidad del terreno y el peligro de aludes. El clima hizo imposible su trabajo durante el lunes. El objetivo de los nivólogos es emitir diariamente boletines con los parámetros de las catas para que un meteorólogo los analice y evalúe en qué momento pueden comenzar a trabajar los equipos de rescate sobre el terreno sin miedo a una desgracia. Todo indica que hasta bien entrada la semana próxima será imposible acceder al barranco en busca de Virgilio.

Una avalancha arrastró 200 metros una máquina quitanieves de 16 toneladas y sepultó bajo varios metros de nieve a sus dos operarios el día de Año Nuevo. Ocurrió en el concejo de Aller, sobre la vertiente asturiana del puerto de San Isidro. Todavía hoy, grupos de rescate especializado buscan a uno de los dos sepultados, Virgilio García, de 61 años. El cadáver de su compañero, César Fernández, de 53 años, fue encontrado por los bomberos de Asturias la misma noche del accidente, oculto bajo la nieve sobre la carretera. La máquina apareció el día después, barranco abajo, gracias a que sobresalía el pico de su enorme chimenea. De Virgilio, sin embargo, no hay rastro. Es la tragedia olvidada de la borrasca Filomena.

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