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30 caídas por hora, 250 buses varados, 4.000 llamadas en cola: Filomena se ceba en Madrid
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LOS DATOS DEL DRAMA EN LA CAPITAL

30 caídas por hora, 250 buses varados, 4.000 llamadas en cola: Filomena se ceba en Madrid

90 ambulancias de tracción a las cuatro ruedas adquiridas por el ayuntamiento hace tres semanas evitan que el drama se convierta en tragedia para decenas de madrileños

Foto: Operarios trabajan para retirar nieve y mejorar la circulación en la Puerta del Sol en Madrid. (EFE)
Operarios trabajan para retirar nieve y mejorar la circulación en la Puerta del Sol en Madrid. (EFE)

La nieve ha superado las previsiones. Los servicios de emergencias de la comunidad y del Ayuntamiento de Madrid esperaban 30 centímetros de nieve, pero la cantidad se ha duplicado y hasta triplicado en algunas zonas. De ahí que las consecuencias hayan sido aún más dramáticas para una región que no está preparada para asumir una tormenta de tanta envergadura, que ha paralizado las comunicaciones terrestres y aéreas durante varios días y que aún no ve el final del túnel. El espejismo del soleado domingo provocó que no pocos ciudadanos salieran a la calle a disfrutar de una jornada de recreo, una estampa que algunos trataban de repetir ayer.

El resultado, muñecas partidas, tobillos rotos, caderas fracturadas y un sinfín de accidentes que las Urgencias de los hospitales, ya saturadas, casi no pueden asumir. Fuentes de emergencias aseguran que ayer los servicios sanitarios de la capital de España registraron 30 caídas a la hora. La formación del hielo en las calzadas, en los parques, en las carreteras y en todo tipo de caminos y vías está detrás de este elevado número de batacazos sufridos por los madrileños en las últimas horas, que elevan el nivel del drama que en la práctica ha provocado esta tormenta, que ha colapsado todas las carreteras y ha impedido el transporte terrestre.

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Cientos de ciudadanos que tenían que acudir al hospital no han podido hacerlo por esta situación y las consecuencias serán valoradas en los próximos días. En medio de la calamidad, los voluntarios de protección civil y del Samur del Ayuntamiento de Madrid han estado recogiendo a personas para llevarlas al hospital a diálisis, atendiendo a una mujer que estaba dando a luz o llevando más de un centenar de estufas a la Cañada Real para calentar a los vecinos de ese barrio, que está sin electricidad. Han podido hacer todo esto gracias a que justo hace tres semanas el consistorio recibió 90 ambulancias de tracción total. Con los anteriores vehículos, hubiera sido muy difícil llegar a la mayor parte de la ciudad.

Aun así, la situación era tan desbordante que los servicios de emergencias acumulan en este momento 4.000 intervenciones en espera. Las llamadas de los ciudadanos se priorizan según la urgencia y se atienden por orden de importancia. A las mencionadas caídas se suman los daños provocados por los árboles. Casi 5.000 han sucumbido al peso de la nieve. Estos desplomes, los del hielo de las cornisas y los desprendimientos de nieve sobre las personas se han unido a las mencionadas caídas para incrementar el número de llamadas a los servicios de emergencias.

Los bomberos del Ayuntamiento de Madrid y los servicios de limpieza también se han puesto a ayudar en esas tareas sociales y sanitarias coordinadas por el Samur en el marco del Plan de Inclemencias del consistorio, que aún está recopilando todos los datos relacionados con los daños ocasionados como consecuencia de la tormenta para ofrecérselos al Gobierno de España. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ya reconoció públicamente que es probable que solicite la declaración de zona catastrófica para la capital del país. "Hay indicios suficiente para estudiarlo; por primera vez, se ha declarado alerta roja en Madrid, los daños materiales y personales son muy cuantiosos y beneficiaría a los ciudadanos más afectados", argumentó el primer edil de la ciudad, que adelantó en una entrevista televisiva que pondrá en marcha "líneas de ayudas, avales y subvenciones para los negocios que peor lo hayan pasado".

"Vamos a tardar mucho en recomponernos", aseguran a El Confidencial fuentes municipales. Las carreteras externas a la ciudad están ya despejadas por las máquinas quitanieves, pero las del interior aún no. "Las transversales están intransitables, no se puede pasar por el hielo", afirman las mismas fuentes, que agregan que son los servicios de limpieza con sus excavadoras, palas y quitanieves los que tratan de despejar de nieve las vías del interior para abrir las arterias más importantes de la ciudad. Estas máquinas pueden apartar la nieve y los árboles caídos que se encuentran en su camino.

Foto: Bar cerrado por la nieve en Madrid (EFE)

No hay aún una cifra exacta de vehículos que se han quedado en la estacada como consecuencia de la tormenta. Sus propietarios tuvieron que abandonarlos allí donde les pilló el vendaval, una decisión que también tuvieron que tomar los conductores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) del consistorio madrileño. Más de 250 autobuses fueron abandonados allí donde les pilló el temporal. La mayoría, unos 150, han sido ya retirados por los bomberos y los servicios de limpieza del ayuntamiento, pero aún queda un centenar que permanece desatendido. Gran parte de ellos han sido vandalizados, pintados o destrozados por desaprensivos. Algunos están apostados en lugares donde entorpecen el paso de vehículos y peatones.

Gran parte de los voluntarios de protección civil y de profesionales de emergencias y de los servicios sociales han llegado en metro a sus destinos. El suburbano, según las fuentes municipales consultadas, ha sido "un gran facilitador", ya que durante larguísimas horas ha sido el "único eje de movilidad" que existía en la ciudad, ya que los autobuses de la EMT han desaparecido por completo. El servicio de metro, de hecho, ha funcionado durante toda la noche para que los vecinos y los profesionales de la sanidad y de las fuerzas de seguridad y de otros sectores pudieran moverse.

La nieve ha superado las previsiones. Los servicios de emergencias de la comunidad y del Ayuntamiento de Madrid esperaban 30 centímetros de nieve, pero la cantidad se ha duplicado y hasta triplicado en algunas zonas. De ahí que las consecuencias hayan sido aún más dramáticas para una región que no está preparada para asumir una tormenta de tanta envergadura, que ha paralizado las comunicaciones terrestres y aéreas durante varios días y que aún no ve el final del túnel. El espejismo del soleado domingo provocó que no pocos ciudadanos salieran a la calle a disfrutar de una jornada de recreo, una estampa que algunos trataban de repetir ayer.

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