Unidas Podemos considera una "línea roja" la reforma de las pensiones
El partido de Pablo Iglesias asegura que nunca votará en el Congreso una reducción de las pensiones como la que planea el ministro Escrivá
En el último Consejo de Ministros no hubo discusiones relevantes entre las dos partes del Gobierno, porque no estaba Pedro Sánchez y porque los temas que se trataban llegaban ya muy discutidos y pactados. Pero varios miembros del Gobierno explican que había cierta tensión y que en algunos momentos hubo pullitas cruzadas en algunas de las intervenciones.
Luego el vicepresidente segundo difundió un vídeo explicando las medidas aprobadas y atribuyéndolas a su presión, antes de que la propia portavoz María Jesús Montero pudiera hacerlo desde la mesa en la que se realizan las ruedas de prensa posteriores a los Consejos de Ministros de la Moncloa.
Se llegaba a la reunión semanal del Ejecutivo este martes con una acumulación de batallas cruzadas como la del salario mínimo, los desahucios, el escudo social y el Consejo General del Poder Judicial, entre otros. Y también con la impresión de que el presidente del Gobierno ha virado para empezar a frenar algunas de las peticiones de Pablo Iglesias, después de un tiempo largo de batallas ganadas por el líder de Unidas Podemos.
Fuentes socialistas explican que, efectivamente, el fin del trámite de los Presupuestos ha restado armas de presión a los de Iglesias y Sánchez necesitaba hacer gestos en favor de la vicepresidenta Nadia Calviño. El presidente del Gobierno, además, ha recogido el malestar de miembros del Gobierno y dirigentes del PSOE sobre la forma en la que Iglesias tensa para lograr sus propósitos y luego venderlos como propios.
Y los de Unidas Podemos coinciden en percibir un golpe de autoridad del presidente, centrado en asuntos económicos, pero también extensible al Consejo General del Poder Judicial, donde Moncloa da por descartada la reforma dura que reduce las mayorías necesarias para la renovación, mientras que Iglesias insiste en el cambio de ley para proponer vocales junto a ERC y Bildu.
Explican los de Iglesias que solo así se entiende la insistencia en negarse a la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Primero porque no tendría un coste excesivo y segundo porque se arriesgan a que el Gobierno que se define como el más progresista de la historia sea también el segundo que congeló el SMI, junto al de Mariano Rajoy.
Añaden que la supeditación al acuerdo en la mesa del diálogo social supone en la práctica dar a los empresarios capacidad de veto y, además, provoca la incomodidad de los sindicatos. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, trabajaba con la idea de lograr un acuerdo sobre la subida, por debajo de la petición sindical, pero por encima de la de la CEOE. Sin embargo, la posición de Calviño condicionando la subida a la mejora de la situación económica ha arruinado esa idea.
Unidas Podemos ve también en esa posición de Sánchez la sombra de las presiones de Europa para acompañar los fondos europeos de condiciones y exigencias, como el mantenimiento de la reforma laboral o las pensiones.
De hecho, fuentes de este partido explican que la batalla sobre la reforma laboral será dura. También en este caso, Yolanda Díaz trabajaba con la idea de constituir a principios de enero la comisión que estudiará la reforma del Estatuto de los Trabajadores y, por tanto, el análisis de la reforma laboral. Pero Calviño ya ha dejado claro que no es momento de abordar la derogación de la reforma laboral y el presidente del Gobierno apoya a su vicepresidenta. Por tanto, esa batalla será cruenta.
Con la agravante de que la ministra de Trabajo es uno de los principales activos del Gobierno de coalición: ha mantenido hasta ahora el diálogo social en momentos muy difíciles y es quien más fotos ha regalado a Sánchez, siempre firmando acuerdos y derrochando buenos propósitos de futuro con empresarios y sindicatos.
Pero la gran batalla será la de las pensiones, según diversas fuentes del Gobierno. El ministro José Luis Escrivá ya trabaja con una propuesta para elevar de 25 a 35 los años precisos para cobrar la pensión, lo que en la práctica supondrá bajar un 5,5% de media las nuevas pensiones, según adelantó 'El País'.
Esta propuesta será enviada a Europa, dentro de las condicionalidades a los fondos europeos para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Fuentes de Unidas Podemos aseguran que esa reforma de las pensiones es una línea roja que no aceptarán de ninguna manera.
Además, hay una explicación práctica basada en la pura aritmética parlamentaria: ninguno de los partidos que forman parte del bloque de Presupuestos apoyarán una reforma de las pensiones que reduzca su cuantía. No lo harían ni Unidas Podemos, ni ERC, ni Bildu.
Sánchez podría buscar apoyo del PP, pero mucho tendría que cambiar el clima político para que tal acuerdo transversal fuera posible y menos para llevar a cabo un recorte, camino del final de la legislatura.
Las pensiones ya fueron motivo de tensión y ruptura en la izquierda, más concretamente entre el PSOE y UGT en los años 80. En 1985, el entonces secretario general de UGT, Nicolás Redondo, amenazó con dejar su escaño en el Congreso en desacuerdo con la reforma impulsada por el Gobierno de Felipe González y, finalmente, en 1987 abandonó el acta de diputado junto a Antón Saracíbar, secretario de organización de este sindicato, para no tener que votar aquellos Presupuestos.
Nunca ha dejado de haber debates y tensiones en el Gobierno de coalición, que empezó con unas comidas semanales de los cuatro vicepresidentes que no duraron más que un par de meses, y que ahora acumula heridas y frentes abiertos. Se añade ahora el horizonte de la línea roja de las pensiones.
En el último Consejo de Ministros no hubo discusiones relevantes entre las dos partes del Gobierno, porque no estaba Pedro Sánchez y porque los temas que se trataban llegaban ya muy discutidos y pactados. Pero varios miembros del Gobierno explican que había cierta tensión y que en algunos momentos hubo pullitas cruzadas en algunas de las intervenciones.