El nuevo papel de Otegi crispa a los barones del PSOE y Ferraz intenta frenar la rebelión
Ferraz intenta frenar las críticas, algunos barones se enfrentan abiertamente entre sí y desde Moncloa salen al paso defendiendo la integración institucional de la coalición 'abertzale'
El anuncio de Bildu avanzando su intención de votar a favor de los Presupuestos ha dividido en dos al PSOE y enfrentado abiertamente a varios barones entre sí. Desde Moncloa, han salido al paso defendiendo la integración institucional de la coalición 'abertzale' y algunas voces incluso hablan de "domesticación", celebrando este paso hacia la normalización. Al margen de que estas mismas fuentes del entorno del Gobierno no esconden que hubiesen preferido otro manejo de los tiempos para evitar que el anuncio generase "ruido", coincidiendo con el debate de las enmiendas a la totalidad de los PGE, celebran la decisión y entienden que entra dentro de lo previsible en el juego político de cada partido.
El aplauso generalizado en Unidas Podemos, comenzando por su líder, Pablo Iglesias, que ha sido quien más empeño puso para atraer el bloque de la investidura a los Presupuestos, contrasta con las fisuras generadas en el PSOE. Todo ello a pesar del intento en Ferraz de frenar las críticas y el empeño de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por abstraerse de esta realidad y afrontar el debate sobre las enmiendas a los Presupuestos como si el anuncio de los soberanistas vascos no se hubiese producido.
El primero de los barones socialistas en abrir el cisma fue el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. "Ver a Otegi siendo clave para decidir los PGE, del Estado que combatió desde un grupo terrorista, me produce una sensación muy dolorosa", arrancó a través de las redes sociales, para continuar refiriéndose al "fracaso como país por no ser capaces de que sean irrelevantes".
El barón extremeño añadía que "la memoria de las víctimas de ETA no se merece que sean relevantes en nuestras vidas", para concluir que "lo que nunca imaginé es que la política española por la negativa a llegar a acuerdos los hiciera importantes". Sus palabras generaron "sorpresa" en Moncloa y división entre otros barones. Por un lado, la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, y el líder del PSC, Miquel Iceta, que salieron a reprochar sus críticas, y por otro la andaluza Susana Díaz, que se posicionó de su lado.
Iceta se desvinculó de su compañero de filas asegurando que "no me causan náuseas unos apoyos u otros", en referencia a la expresión de Vara de que "iré a la farmacia a buscar un antiemético". Más bien al contrario, defendió que sería "catastrófico" no sacar estas cuentas adelante por el actual contexto de crisis social y económica, y que "el hecho de que haya partidos que se sitúan al extremo del arco parlamentario que puedan decidir apoyar los Presupuestos tiene mi bienvenida". En un tono más conciliador, subrayó asimismo que "lo importante no es quién apoya, lo importante es que nos pongamos de acuerdo en qué se tiene que hacer y en cuáles son las prioridades".
La vicelendakari segunda y líder de los socialistas vascos se expresó en una línea similar, reclamando "coherencia" a los dirigentes del PSOE, que siempre pidieron a la izquierda 'abertzale' abrazar las vías democráticas y recordando que tanto su formación como el propio PP vasco han pactado "con absoluta normalidad" con Bildu en las instituciones vascas. En esta línea, valoró de forma positiva que Bildu "se implique en la gobernabilidad de España".
En el lado de los barones críticos con este eventual apoyo de Bildu a los Presupuestos, se situó la andaluza Susana Díaz, aunque lejos de intentar liderar una rebelión interna y muy lejos del tono empleado por el barón extremeño. Díaz se limitó a dar cuenta de que su posición sobre Bildu "siempre ha sido la misma", recalcar que no comparte "absolutamente nada" con este partido y reclamarles que "pidan perdón a los españoles" por el "daño que le hicieron a este país".
En un intento de cerrar el debate, José Luis Ábalos, más enfundado en el traje de secretario de Organización del PSOE que en el de ministro, reprochó que “con la mentalidad que algunos incorporan hoy a la política, la Transición hubiera sido imposible”. “¿Hoy eso es imposible? ¿Podemos aceptar que una fuerza esté en el Parlamento, pero no normalizar su actuación?”, se preguntó. “Es incomprensible. Tenemos que valorarlo porque quien ha ganado es la democracia”, concluyó en respuesta a los medios de comunicación en el marco de un evento en Valencia sobre el corredor mediterráneo. El ministro llegó a comparar incluso el respaldo de Bildu con la actitud que mantuvieron durante el golpe de Estado del 23-F el entonces vicepresidente del Gobierno de la UCD, Manuel Gutiérrez Mellado, y el que era líder del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo.
El paso adelante del Bildu también ha dado munición a la oposición. El líder del PP, Pablo Casado, para quien las cuentas son “depresión, despilfarro, deuda, déficit, desempleo y disparando los impuestos”, exigió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “que explique qué quiere decir Bildu cuando habla de que hoy todo ha empezado”. “Sánchez tiene que contestar inmediatamente a esto, por respeto a los españoles que han sufrido 850 asesinatos de ETA y que Bildu aún no ha condenado. Así no se puede liderar un país, con estos socios”, alertó una y otra vez el líder de la oposición.
El anuncio de Bildu avanzando su intención de votar a favor de los Presupuestos ha dividido en dos al PSOE y enfrentado abiertamente a varios barones entre sí. Desde Moncloa, han salido al paso defendiendo la integración institucional de la coalición 'abertzale' y algunas voces incluso hablan de "domesticación", celebrando este paso hacia la normalización. Al margen de que estas mismas fuentes del entorno del Gobierno no esconden que hubiesen preferido otro manejo de los tiempos para evitar que el anuncio generase "ruido", coincidiendo con el debate de las enmiendas a la totalidad de los PGE, celebran la decisión y entienden que entra dentro de lo previsible en el juego político de cada partido.