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Las CCAA inician la desescalada rural dando luz verde a la caza para proteger cultivos
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LA FAUNA DESTROZA COSECHAS, DICE EL CAMPO

Las CCAA inician la desescalada rural dando luz verde a la caza para proteger cultivos

Numerosas autonomías han autorizado las salidas al monte con medidas de protección para abatir caza mayor y menor. "Conejos y jabalíes están destrozando cosechas", dicen los agricultores

Foto: Un jabalí cruza una carretera de montaña. (iStock)
Un jabalí cruza una carretera de montaña. (iStock)

Varias comunidades autónomas han levantado la veda a la caza menor y mayor en municipios y zonas rurales con el argumento de la necesidad de proteger cultivos y cosechas de la fauna silvestre. Las autorizaciones han ido llegando en pleno debate sobre las medidas de desconfinamiento y la petición realizada de presidentes regionales de optar por una desescalada que tenga en cuenta la incidencia geográfica de la pandemia. La propagación de la enfermedad, con la curva a la baja, está siendo muy distinta en función de las áreas del país, con Madrid como zona cero y Cataluña detrás, pero también con autonomías como Castilla y León muy afectadas, pese a la dispersión de su población. No hay evidencias de que el virus tenga una menor incidencia en zonas menos pobladas, como ha advertido el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

Aragón, Murcia, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia o Castilla y León han lanzado instrucciones relativas a la caza que tienen un impacto especial en el ámbito rural y que, junto a la posibilidad de cuidar huertos domésticos no profesionales, suman un cierto alivio de las medidas de confinamiento en este tipo de poblaciones también comprendidas en las medidas de alejamiento social. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aceptado encarar la relajación de medidas con esa perspectiva territorial y no solo sectorial. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, explicaron este jueves que, en los entornos rurales, los niños podrán caminar por el monte o el campo.

El acceso a los huertos, la caza o el paseo con niños por el campo y el monte alivian las medidas de confinamiento en las áreas rurales

La última autonomía en abrir la mano a la actividad cinegética ha sido la Comunidad Valenciana, que publicó este pasado 20 de abril una resolución de la Dirección General de Medio Natural y Evaluación Ambiental que regula la posibilidad de cazar pese al estado de alarma derivado de la crisis del coronavirus. El mismo departamento de la Generalitat había decretado la suspensión de la caza y la pesca continental recreativa, así como la caza por razones de control, gestión, científicas o educativas el pasado 20 de marzo, tres días después de que el Gobierno iniciase el periodo de confinamiento.

¿Por qué ahora el cambio de criterio? Porque la fauna parece haber empezado a campar a sus anchas incrementando "situaciones de riesgo", es la razón que se esgrime.

"En primer lugar, son destacables los daños por conejo de monte, jabalí y otras especies de caza mayor en cultivos destinados a productos de primera necesidad. Estos daños están alcanzando niveles incompatibles con la rentabilidad de la actividad y requieren una actuación urgente. En segundo lugar, se ha detectado un incremento de los riesgos asociados a fauna salvaje en el entorno de infraestructuras de comunicación, especialmente aeropuertos y líneas de alta velocidad", señala la resolución firmada por el director general de Medio Natural, Francisco Javier Quesada Ferré.

placeholder Cazadores en Lugo. (EFE)
Cazadores en Lugo. (EFE)

Algunos de estos territorios que han levantado la veda a la caza han agrupado términos municipales para crear lo que denominan 'comarcas de emergencia cinegética temporal', espacios donde la presencia de conejos de monte, jabalíes, corzos, cabras montesas u otro tipo de cérvidos impacta sobre las explotaciones agrícolas. "No cabe considerarse como una mera actividad recreativa ni deportiva, sino que, en el contexto del covid-19 y una vez superado el primer mes de estado de alarma, constituye una actividad que debe formar parte de las expresamente declaradas como esenciales, por su repercusión en la cadena alimentaria o la propia seguridad ciudadana", aseguraba Joaquín Olona, consejero de Agricultura del Gobierno de Aragón.

"Se ha detectado un incremento de los riesgos asociados a fauna salvaje en el entorno de aeropuertos y líneas de alta velocidad"

La confluencia de la primavera y la menor presencia humana han incrementado los daños, según el sector del campo. "Tanto conejos como jabalíes y otras especies atacan las gomas de goteo, los árboles jóvenes o se comen los brotes. El jabalí destroza por donde pasa, incluso se comen los frutos del árbol en los cítricos más bajos o hacen socavones buscando raíces", explica Juan Salvador Torres, secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), en declaraciones a El Confidencial. Un ejemplo: los viñedos que ahora están en fase de brote y crecimiento en las zonas de interior son víctimas propicias del apetito de los conejos de monte.

Foto: Una mujer trabaja su huerta en Ourense. (EFE)

AVA ve positiva la resolución de la Generalitat valenciana, pero la considera insuficiente. Las organizaciones agrarias son las que más han presionado para que pudiera reactivarse la actividad cinegética como medida de control. Ya no es solo por el impacto de los roedores o los jabalíes en las cosechas. También para abatir ejemplares con el fin de evitar la transmisión de enfermedades. "Los jabalíes son transmisores de la peste porcina africana y hay un riesgo sobre las granjas", añade Torres, que reclama más agilidad en las autorizaciones para los cazadores y critica el exceso de burocracia introducida en las resoluciones.

En el caso valenciano, por ejemplo, salir a cazar requiere de una autorización previa cuando lo solicite el agricultor o titular de los cultivos que puedan ser dañados. El cazador puede ser él o una tercera persona propuesta por él o que sea socio del coto. Además, deberá residir en el municipio. "Es un primer gesto lo que acaban de publicar, pero no es lo que queríamos. Queríamos algo más eficaz y fácil de implementar, menos burocrático, con menos permisos y tanto papel. Desde que pides el permiso hasta que lo dan, igual ya no quedan brotes en el campo".

Ninguna de las resoluciones contempla, no obstante, la posibilidad de organizar grandes partidas cinegéticas con muchos participantes. Lo habitual es que las salidas estén restringidas a un único cazador. En la Comunidad Valenciana, para cultivos de más de tres hectáreas, se autoriza más de un participante (uno por hectárea). Deberán de guardar una distancia de al menos dos metros entre ellos y los desplazamientos tienen que hacerse con una única persona por vehículo. "Se extremará la higiene personal mediante el lavado frecuente de manos, el uso de equipos de trabajo y aquellos equipos de protección individual necesarios, siguiendo las recomendaciones de las autoridades competentes", condiciona la resolución.

Tras la presión de los agricultores hay un fenómeno que se viene arrastrando desde hace años. No es que en el mes largo de estado de alarma y confinamiento la fauna se haya multiplicado exponencialmente, sino que la menor presencia humana en el exterior ha agravado un problema ya existente. Como consecuencia del abandono de cultivos, la extensión de monte y la introducción de especies en grandes cotos públicos y privados de caza, en muchos puntos de España ha crecido la cabaña salvaje de ejemplares de cérvidos o jabalíes. Escapan o salen más allá de cercados muchas veces mal mantenidos para buscar alimento en zonas de cultivo de todo tipo de frutos, brotes o cortezas de almendros, viñas, melocotoneros y hortalizas. Agricultores, ecologistas y administraciones públicas libran desde hace tiempo un pulso por el control de esta superpoblación con visiones en ocasiones contrapuestas y diferentes. Un conflicto que ahora ha agravado el encierro humano al que se ha visto abocado el país como consecuencia de la pandemia del coronavirus.

Varias comunidades autónomas han levantado la veda a la caza menor y mayor en municipios y zonas rurales con el argumento de la necesidad de proteger cultivos y cosechas de la fauna silvestre. Las autorizaciones han ido llegando en pleno debate sobre las medidas de desconfinamiento y la petición realizada de presidentes regionales de optar por una desescalada que tenga en cuenta la incidencia geográfica de la pandemia. La propagación de la enfermedad, con la curva a la baja, está siendo muy distinta en función de las áreas del país, con Madrid como zona cero y Cataluña detrás, pero también con autonomías como Castilla y León muy afectadas, pese a la dispersión de su población. No hay evidencias de que el virus tenga una menor incidencia en zonas menos pobladas, como ha advertido el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

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