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"Los madrileños nos están invadiendo con el coronavirus": Murcia entra en pánico
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se disparan los positivos de desplazados

"Los madrileños nos están invadiendo con el coronavirus": Murcia entra en pánico

La llegada continua a la Región de habitantes de otras provincias ha desatado el miedo entre los lugareños, que hasta el pasado fin de semana no tenían ni un solo contagio en su territorio

Foto: Varias personas en la terraza de un restaurante de la playa de Calabardina, Águilas. (EFE)
Varias personas en la terraza de un restaurante de la playa de Calabardina, Águilas. (EFE)

La llegada continua a la Región de Murcia de habitantes de otras provincias ha desatado el pánico entre los lugareños, que hasta el pasado fin de semana podían sacar pecho de ser la única comunidad sin contagios por coronavirus. El miedo se ha disparado en las localidades de la costa, donde el paisaje de temporada baja se está viendo alterado por el movimiento de madrileños que han aprovechado el teletrabajo y el cierre de los colegios para ponerse a salvo en la casa de la playa.

Algunos de los que están llegando ni siquiera tienen casa. "Nos llama gente preguntándonos si tenemos algún apartamento libre para 15 días o un mes. Casi todos madrileños, la verdad", explicaba este viernes por la mañana Ángela, empleada de la inmobiliaria Selector Vacaciones, con oficina en La Manga. "Buscan lo más barato que haya, lo que sea. Esto no es normal, claro. Aquí solo se alquila en julio y agosto. Es un destino muy de temporada".

placeholder Pepita despacha a sus clientes en la panadería de Isla Plana.
Pepita despacha a sus clientes en la panadería de Isla Plana.

Ángela admite que ella misma tiene miedo a un posible contagio porque muchos de los que han venido no están haciendo cuarentena. Se pasean por las terrazas de los bares como si estuvieran de vacaciones. "Hay muchísima gente. El Mercadona de aquí está vacío. No hay prácticamente nada que comprar. Y no es por la gente que somos de aquí. Es por la gente de fuera", comentaba. "Hemos decidido echar la persiana para seguir trabajando a puerta cerrada. Tenemos mucho papeleo y así no entra nadie. Se está paseando por la zona un coche del 112 pidiéndole a la gente que está en los bares que se metan en sus casas".

El vídeo de un vehículo del 112 con altavoces circuló ayer por foros locales. Reproducía un mensaje en bucle: "Atención. Atendiendo a las recomendaciones de las autoridades sanitarias, se insta a los ciudadanos que han llegado de otras comunidades autónomas a permanecer en sus domicilios, evitando los contactos sociales y las aglomeraciones de más de 50 personas en cualquier lugar. Frenar el coronavirus es responsabilidad de todos". "Claro que sí", remató la autora del vídeo.

En estos tiempos de histeria, Murcia se ha convertido en El Dorado. No solo porque hasta el pasado domingo no se registró el primero positivo en su territorio, precisamente, una joven de 27 años que se había desplazado recientemente a Madrid. La confianza en que el aumento de las temperaturas desactivará el SARS-CoV-2 ha hecho que los 30 grados de estos días en el área del Mar Menor actúen como un enorme reclamo.

placeholder Hotel Cavanna de fondo y una terraza repleta de clientes, en La Manga. (Foto: Lucía Meca)
Hotel Cavanna de fondo y una terraza repleta de clientes, en La Manga. (Foto: Lucía Meca)

De forma un tanto inconsciente. Un madrileño de 88 años ingresó este viernes en la UCI del Hospital de Los Arcos (San Javier), como adelantó 'La Verdad'. El jueves acudió a un centro de salud de la capital porque presentaba los síntomas del virus. Le pidieron que se quedara en casa haciendo cuarentena pero decidió comprarse un billete de tren y viajar ese mismo día a la Región con su mujer para instalarse en su apartamento de la playa. Estuvo haciendo compras con el virus encima, pero se encontró mal y necesitó asistencia. Está con pronóstico grave. Encontraron a su mujer en la cafetería para pedirle que se pusiera inmediatamente en aislamiento. Los especialistas trataban ayer de averiguar con cuánta gente pudieron entrar en contacto.

En otra zona de la Costa Cálida, en Isla Plana (Cartagena), se respira el mismo miedo. El paisaje es parecido al de los primeros días de julio. No está lleno pero es el primer marzo que se recuerda con colas en los pequeños establecimientos de este rincón de la península. Pepita regenta la panadería Méndez Madrid, la única en el pueblo. "Yo no sé qué hacer. Me echo para atrás en el mostrador cuando viene alguien, pero al final tengo que atender a la gente", cuenta encogiéndose de hombros. "Nosotros vivimos de los madrileños pero están viniendo ahora muchísima gente que nunca está en esta época. Jolines, yo los entiendo, pero con esa enfermedad... No están invadiendo con el virus". Explica que le gustaría cerrar como han empezado a hacer los bares tras detectar la presencia de foráneos. "No lo hago porque vendemos algo de primera necesidad, pero por las tardes ya no voy a abrir. Daremos lo básico, primeros auxilios", anuncia Pepita.

A unos metros de distancia comparte la inquietud Eva, empleada de Pepelino, una droguería-mercería-quiosco que ha notado cómo algunos veraneantes han adelantado su llegada a marzo. "Lo que nos dicen es que vienen a estar aquí hasta que pase esto. Y sigue llegando gente, sobre todo, este viernes. Están viniendo más". Ella y su compañera Carmen llevan guantes, evitan tocarse la cara y mantienen una distancia de seguridad con los clientes. "No se entiende que esté viniendo gente para pasearse por aquí como si nada. Es una irresponsabilidad". Ningún problema con los nórdicos y alemanes que pasan aquí todo el invierno. El temor lo desatan los españoles que no resultan familiares.

placeholder Eva, empleada de un quiosco, ha visto cómo algunos veraneantes han adelantado su llegada a marzo.
Eva, empleada de un quiosco, ha visto cómo algunos veraneantes han adelantado su llegada a marzo.

Algunas noticias han espoleado los desplazamientos. El jueves por la tarde se informó a nivel nacional de que no se había producido ningún nuevo contagio en la Región. Seguían los 29 de la mañana. En un alto porcentaje, se trata de pacientes que se contagiaron en viajes a Madrid, otro factor que ayuda a que los murcianos vean la capital como el Wuhan de España. La cifra subió este viernes a 35, pero solo tiene menos casos Cantabria (29). Es decir, que Murcia sigue siendo un oasis de calma para el resto de autonomías, aunque el número está lejos de ser real. El sistema está ya tan saturado que únicamente se hacen pruebas en casos excepcionales.

Los primeros positivos de madrileños llevaron al Gobierno regional de PP y Ciudadanos a decretar el confinamiento de las "zonas turísticas". La medida afecta a unos 400.000 habitantes. No hay controles de policía en las carreteras pero se pide a la población que solo salga de casa por motivos "laborales, asistencias y de aprovisionamiento de alimentos y medicamentos". "Estamos viendo comportamientos que nos ponen en peligro a todos. Hay una larga serie de personas que se han tomado la cuarentena como unas vacaciones en la costa murciana", afirmó en rueda de prensa el presidente murciano, Fernando López Miras. La orden de la Consejería de Sanidad incluye el cierre de las playas.

Unidad del 112 alerta a los ciudadanos que permanezcan en sus casas.

Los casos importados representan un reto sanitario. Marta Martínez, del Servicio Murciano de Salud, recuerda que las áreas 2 y 8, las que comprenden las zonas de costa, están dimensionadas para la población local. "En julio y agosto se refuerzan para dar servicio a los veraneantes, pero se hace teniendo en cuenta las patologías de esa época, que no son gripes ni neumonías. No hay infraestructura suficiente para atender a más ciudadanos de los que viven aquí todo el año. Ni se ha planificado un refuerzo de ese tipo porque lo último que esperábamos es que empezara a llegar gente de otras comunidades", explica Martínez con cierta inquietud. Con todo, en el Hospital de Los Arcos está ultimándose la apertura de dos plantas que se cerraron hace tres semanas cuando terminó la campaña de gripe. También se está contratando a enfermeros. Todo será poco.

La llegada continua a la Región de Murcia de habitantes de otras provincias ha desatado el pánico entre los lugareños, que hasta el pasado fin de semana podían sacar pecho de ser la única comunidad sin contagios por coronavirus. El miedo se ha disparado en las localidades de la costa, donde el paisaje de temporada baja se está viendo alterado por el movimiento de madrileños que han aprovechado el teletrabajo y el cierre de los colegios para ponerse a salvo en la casa de la playa.

Playa Murcia Fernando López Miras Ministerio de Sanidad
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