IU comienza a sanear sus cuentas y reduce un tercio de su deuda, hasta los 7 M

El balance de la gestión de Alberto Garzón al frente de Izquierda Unida, desde que en junio de 2016 llegó al cargo de coordinador federal, representa en términos financieros un positivo resultado, al conseguir durante este tiempo reducir la deuda de su organización de los 11 a los siete millones de euros. Más de un tercio de la deuda histórica que heredó Garzón y que ha supuesto que para ello se dedicaran más del 42% de los ingresos del partido. "No sin ingentes esfuerzos", como reconoce el propio coordinador federal en el borrador del informe de gestión al que ha tenido acceso este diario y que presentará mañana a la dirección en los órganos de la Asamblea Político y Social de IU.

A nivel político, el balance que defenderá Garzón también es positivo, al considerar que "hemos situado una organización que algunos daban por amortizada en el Gobierno de España, lo que supone un hito histórico, simbólico e institucional sin parangón en los últimos 85 años". En lo estrictamente organizativo, añade que "hemos avanzado hacia una Izquierda Unida movimiento político y social con mecanismos efectivos de participación colectiva, democracia y transparencia".

"En ningún lugar estaba escrito que nuestra organización sobreviviría a la explosión del sistema de partidos y, mucho menos, que jugaría un papel protagonista en la construcción colectiva de la historia de nuestro país", trasmitirá el líder de IU a su dirección. Un escenario que vincula tanto a la apuesta del partido por la unidad popular, "que se ha demostrado acertada", como al "trabajo abnegado del conjunto de nuestra organización, es decir, de los hombres y mujeres que la conformamos a lo largo y ancho del Estado".

En lo referente a la estrategia de alianzas bajo el paraguas de Unidas Podemos, el coordinador federal de IU apuesta por "seguir fortaleciendo los mecanismos de la IU movimiento político y social, porque eso supondrá, al mismo tiempo, un fortalecimiento del espacio conjunto de Unidas Podemos". Esto es, mejorar los mecanismos de coordinación y participación de Unidas Podemos y profundizar en su democratización. "El espacio realmente existente de Unidas Podemos debe ser el germen para un espacio más amplio, participativo y democrático, en el que las distintas expresiones políticas, siempre diversas, puedan aportar lo mejor de ellas", concluye.

"El espacio realmente existente de Unidas Podemos debe ser el germen para un espacio más amplio, participativo y democrático"

Para Garzón, en los últimos años se ha consolidado la experiencia de la confluencia, aunque entiende que "debemos seguir profundizando para que la unidad se fortalezca por abajo, empezando por el trabajo conjunto y coordinado entre las bases sociales de Unidas Podemos". Recuerda en esta línea los negativos resultados de distintas experiencias político-electorales que han intentado demostrar en la práctica que la estrategia de la unidad era incorrecta, como fue el caso del excoordinador del partido Gaspar Llamazares con Actúa o Íñigo Errejón con Más País.

Reconoce, sin embargo, que el espacio de Unidas Podemos "viene menguando desde 2016, como venimos analizando desde entonces". Una situación que vincula a los ataques externos pero también a "errores propios y dificultades inherentes a una experiencia novedosa de confluencia". A pesar de todo, añade, "el tiempo ha confirmado que es la estrategia correcta y que su alternativa nos habría llevado a la desaparición. La unidad es el único camino, primero por el bien de las familias trabajadoras de nuestro país y, segundo, por el de nuestra organización".