El Gobierno se pregunta a quién representa Torra y le urge a decidir qué rumbo tomar

¿A quién representa Quim Torra? ¿A quién representaba este martes cuando lanzó un insólito ultimátum en el Parlament al Gobierno de Pedro Sánchez, advirtiéndole de que podía dejarle caer si no aceptaba en el plazo de un mes un referéndum de autodeterminación? Esa es la pregunta que se hace el Ejecutivo, convencido de que el 'president' no se representaba casi más que a sí mismo, ya que ni sus socios de ERC ni su grupo del PDeCAT en Madrid, los que tendrían que materializar esa ruptura, sabían nada de sus intenciones.

[Consulte aquí en PDF la intervención íntegra de Meritxell Batet]

Y esa es la pregunta que verbalizó este miércoles la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, en un desayuno informativo en Madrid. "Con esa declaración no sé a quién representaba el señor Torra. No representaba a ERC", ni a esos "interlocutores" que mantenían un trabajo "intenso" de negociación con el Gobierno. Así que habrá que preguntarle a él directamente qué pretendía cuando apuntó que rompería la baraja en apenas un mes, porque planteó algo, insistió, que sabe que jamás podrá conseguir de Madrid, un referéndum de autodeterminación. Así lo reiteró este martes la portavoz del Gabinete, Isabel Celaá, y así lo repitió hoy miércoles Batet. "Estamos convencidos de que hay margen para hablar de autogobierno, para profundizar en el autogobierno, pero no hay ningún margen para hablar de autodeterminación, porque no cabe en el ordenamiento jurídico, y él sabe la respuesta", señaló.

Si hubo ultimátum, dice la ministra, "desapareció a los dos segundos", porque el Ejecutivo cerró la puerta a la autodeterminación: no hay "margen"

La ministra, pues, hacía referencia a las frágiles costuras del independentismo, palpables otra vez tras el anuncio de Torra, que pilló desprevenidos a sus socios de ERC y del que ni siquiera informó al grupo parlamentario del PDeCAT en el Congreso, como confirmaban este miércoles fuentes del mismo, sin poder ocultar su profundo malestar.

Si había ese desconocimiento de sus intenciones, aguijoneó, "parece que [el ultimátum] es suyo", del jefe del Govern, y que en todo caso "desapareció a los dos segundos" o directamente "ni existió", porque la respuesta del Gabinete de Sánchez fue inmediata, cerrando de nuevo toda puerta a una consulta de independencia. Era muy significativo que en el desayuno de este miércoles la titular de Política Territorial estuviera acompañada no solo de miembros del Gabinete, sino también del diputado del PDeCAT Jordi Xuclà, uno de los más veteranos en Madrid y con años de experiencia negociadora con los distintos gobiernos centrales.

TE PUEDE INTERESAR

Directo | El acuerdo de JxCAT y ERC bloquea el Parlament y obliga a retrasar el pleno

Sara de Diego R. R.

Otra bilateral en Madrid al tiempo

Tan inopinado fue ese anuncio, reseñó Batet, que al mismo tiempo que lanzaba su órdago tenía lugar una reunión bilateral en la Delegación del Gobierno en Barcelona para estudiar el desarrollo de los planes de vivienda estatales, una cita que el Ejecutivo está manteniendo con todas las comunidades, puesto que la política de vivienda está transferida. "Creo que el Govern tiene que decidir qué rumbo tomar. Es el momento de ser valientes", tener "coraje" y "asumir" que la vía unilateral "no ha conducido a ningún sitio". Torra ha de "decidir", por tanto, si "representa a una minoría radical o se suma al diálogo fructífero" con el Ejecutivo socialista. Una apelación que la propia Batet hacía este martes antes incluso de que el 'president' hiciera su discurso en la Cámara catalana.

"La división del independentismo es ahí muy visible, evidente. Creo que son incapaces de definir un rumbo. Y urge definir ese rumbo", apretó Batet. En todo momento el Ejecutivo advierte de que las palabras incendiadas de Torra, en buena medida producto de los altercados del lunes y el asedio en el Parlament, no encajan con los hechos. La ministra recordó que se han producido en estos cuatro meses "más de 20 reuniones" entre ministros y 'consellers', además de la cita de Sánchez con Torra de julio, y se reactivó la comisión bilateral en agosto y las mesas de diálogo siguen abiertas. Frente a las "gesticulaciones" del 'president', la realidad que testa el Ejecutivo es que las conversaciones se mantienen.

"La división del independentismo es ahí muy visible, evidente. Creo que son incapaces de definir un rumbo. Y urge definir ese rumbo", apunta Batet

El Ejecutivo no se deslindará de esa senda. Aportando "soluciones políticas", "constructivas", intentando "reconciliar" los dos bloques que hay en Cataluña, nacionalistas y no nacionalistas. No abdicará de esa responsabilidad y apela a todas las fuerzas políticas, como ya hizo Celaá, a que sean "responsables" y le apoyen en una cuestión que considera de Estado y que no se resolverá ni fácil ni rápidamente. "El Gobierno está fuerte y cohesionado y con ganas de seguir trabajando", dijo Batet, sin voluntad de meterse en un jardín espinoso, el del adelanto electoral, que como recordó es una prerrogativa exclusiva del presidente. Los planes, en cualquier caso, siguen como hasta ahora. Igual que la negociación de los Presupuestos del Estado para 2019.

No hay razones para otro 155

Batet defendió que el Gobierno sí está siendo "contundente" con la Generalitat. "Contundencia la hay, pero no hace falta caer en el histrionismo, la mala educación o la grandilocuencia exagerada", respondió. "Hacer buena politica exige respeto y reconocimiento al otro, y respeto a la legalidad. Ley y diálogo". Ser tajantes no es sinónimo de aplicar ya el 155 de la Constitución, como reclaman con insistencia PP y Ciudadanos. Es un precepto "excepcional", alegó, que se aplicó en "circunstancias muy concretas, que hoy no se dan". "Cuando se hacen estas declaraciones, ¿qué se busca? ¿Crispar? ¿Confrontar más?", inquirió.

Contundencia la hay, pero no hace falta caer en el histrionismo, la mala educación o la grandilocuencia exagerada

Y es que, como advirtió, el Ejecutivo ya ha recalcado en múltiples ocasiones que no tolerará ni negociará ningún referéndum de autodeterminación, no solo porque no cabe en el ordenamiento jurídico, sino también porque "no es una buena opción política".

"No se trata de contarnos, de desempatar", como quieren los soberanistas, adujo, eso es, simplemente, una "frivolidad". Implica "fracturar más" a una sociedad cuyo principal problema es justo la fractura. De ahí que el Gobierno intente no "ahondar" en ella y llegar a posiciones de "consenso", que representen de manera transversal a la sociedad catalana, y con las que se identifiquen "un 80% o un 90%" de sus ciudadanos.

Batet, como otros ministros del Gabinete —no así Sánchez—, sí ha reconocido que el hecho de que haya dirigentes independentistas en prisión preventiva no ayuda al proceso de normalización. La ministra dijo que no le "consta" que haya malestar entre los jueces, "ni hay motivo para ello", porque no es una apreciación "irrespetuosa" con su trabajo, "en absoluto".