Sánchez diseña su Gobierno y reorganiza el puzle del PSOE en un total hermetismo
El presidente regresa a su domicilio tras prometer su cargo y se enclaustra para ir dando forma a su Gabinete. Mueve sus piezas con celo. El primer movimiento, la selección de los primeros espadas
Llamadas no atendidas, mensajes de WhatsApp con doble 'tick' azul (o sea, leídos) pero sin respuesta, conversaciones con dirigentes de primer nivel que confiesan no tener más datos, no tener más información de lo que pasa por la cabeza del presidente Pedro Sánchez. El PSOE es una auténtica tumba. Él guarda con celo su cuaderno azul, configurando primero su organigrama de Gobierno para después asignar cada cartera a un ministro. De momento, sigue el proceso de reflexión y diseño, y en su entorno más próximo impera un hermetismo total.
Lo reconoció este sábado uno de sus hombres más cercanos, y el que está en todas las quinielas para incorporarse al nuevo Gobierno, José Luis Ábalos. El presidente, aseguró en 'La Sexta Noche', "lleva muy celosamente" la configuración de su equipo, y todavía no ha iniciado los contactos para confirmar los nombramientos. Los plazos, no obstante, se mantienen: Sánchez pretende comunicar la composición de su Ejecutivo, primero al jefe del Estado y luego a los medios, a mediados de semana, a fin de que sus miembros puedan reunirse en su primer Consejo de Ministros el próximo viernes.
El presidente @sanchezcastejon ya ha prometido su cargo. Empieza una nueva etapa en nuestro país. Recuperemos el prestigio de las instituciones, luchemos contra la desigualdad. Todo empieza ahora. pic.twitter.com/0FWKqLBM6m
— PSOE (@PSOE) 2 de junio de 2018
El presidente tomó posesión este sábado en la Zarzuela, ante el Rey y en presencia de Mariano Rajoy, en una ceremonia relámpago en la que prometió su cargo sin Biblia ni crucifijo en la escenografía. No había símbolos religiosos, y no sucedía eso en 40 años de democracia, con ninguno de los seis presidentes anteriores. Felipe VI habilitó ese protocolo nada más acceder al trono, en 2014, pero hasta ahora no se había empleado. Sánchez quería marcar el arranque de su mandato con un gesto claro: apuesta exquisita por la separación de Iglesia y Estado, por la aconfesionalidad.
"Lo está llevando todo con una discreción increíble", advertía en la noche de este sábado un mando muy próximo a Sánchez. Otros admiten su despiste
Después, y acompañado de su jefe de Gabinete, su fiel Juanma Serrano, se desplazó, ya con su coche presidencial, hasta el complejo de la Moncloa, donde altos cargos del Ejecutivo saliente y diversos funcionarios les mostraron los inmuebles que componen la sede del Gobierno, incluida su nueva residencia, la que ocupará junto a su mujer, Begoña, y sus dos hijas. Pero no se instaló. Regresó a su domicilio de Pozuelo de Alarcón a madurar su Gobierno. En solitario. "Lo está llevando todo con una discreción increíble", advertía en la noche de este sábado un mando muy próximo al nuevo presidente. Otros dirigentes reconocían sin rodeos su despiste o su desorientación, el total desconocimiento de qué teclas tocará el líder. Tampoco saben sus planes, lógicamente, algunos barones autonómicos, más lejanos a él.
Un Ejecutivo posiblemente reducido
La primera tarea que debe resolver Sánchez es la estructura de su Gabinete: cuántos ministerios quiere tener, con qué competencias. Y eso en sí mismo ya es un gesto. Miembros de su núcleo duro apuntan que lo más probable es que su Gobierno sea reducido. El Ejecutivo saliente, el de Rajoy, contaba con 13 carteras, más el presidente.
Las figuras claves en la nueva etapa siguen siendo Carmen Calvo (posible vicepresidenta), José Luis Ábalos, Adriana Lastra y Margarita Robles
El secretario general probablemente hará retoques en ese organigrama. En el partido señalan que Economía y Hacienda podrían volver a fusionarse —es la costumbre de los Gabinetes socialistas—, que Cultura podría segregarse de Educación para subrayar su relevancia, y que el presidente recuperará el Ministerio de Igualdad que José Luis Rodríguez Zapatero creó en 2008, pero canceló dos años más tarde por las estrecheces de la crisis. La apuesta clara por la no discriminación de la mujer y la lucha sin cuartel contra la violencia de género será uno de los ejes indudables de su mandato. Por esa misma razón podría tener sentido que se separase Administraciones Públicas de la Vicepresidencia —cartera que hasta ahora conducía Soraya Sáenz de Santamaría—. No obstante, una ampliación del número de departamentos conllevaría un pequeño incremento del gasto, más complicado de encajar con un Presupuesto cerrado y que ha prometido mantener.
Una vez dibujada la estructura ministerial, Sánchez definirá los nombres. Los pilares de la nueva etapa los formarán los miembros de su núcleo duro en el partido: Carmen Calvo —a la que muchos sitúan ya claramente en una vicepresidencia—, Adriana Lastra y José Luis Ábalos —los números dos y tres de su dirección—, y Margarita Robles, la portavoz parlamentaria. Calvo gana enteros como segunda del Gobierno por su experiencia como ministra (fue titular de Cultura entre 2004 y 2007) y por su solvencia técnica, como profesora titular de Derecho Constitucional. Su ascendencia en Sánchez ha ido creciendo en el último año —ella negoció la intervención de Cataluña con Santamaría—, y su peso en la cúpula es mucho mayor al cargo que ejerce, secretaria de Igualdad.
Junto a ella, y quizá en otra vicepresidencia, podría situarse José Luis Ábalos. Sánchez ha dejado claro que confía plenamente en él. Ha dado la cara en los momentos de la aplicación del 155, en el punto álgido de la crisis catalana, y fue el interlocutor con los grupos para la moción de censura que ha devuelto al PSOE al poder. Y estos días, de hecho, está ejerciendo de portavoz del líder ante los medios. Por eso muchos dirigentes dan por descontado que estará muy cerca del presidente y que incluso podría ejercer de portavoz del Ejecutivo. Otra alternativa para él sería combinar la Secretaría de Organización —que en ningún caso perdería— con la portavocía parlamentaria, un puesto clave por cuanto es básico que el diálogo con los grupos esté engrasado en un momento de extrema debilidad en las Cortes. Ábalos ya ejerció ese puesto de forma interina en 2017, y sus oficios dejaron buen sabor de boca.
Recuperación del Ministerio de Igualdad
Con Adriana Lastra la situación es semejante. Su lealtad al jefe es inquebrantable. Él se la podía llevar al Ejecutivo, como titular de un departamento —algunos la ven ya en el un ministerio potente y simbólico como el de Igualdad— o en una vicepresidencia. Tampoco se descarta que vea reforzada su vicesecretaría general con la portavocía en el Congreso, que estuvo cerca de ocupar hace un año.
El Gobierno será muy político, y corto, por eso en la cúpula no ven problema en que se compagine el cargo orgánico con el puesto institucional
En cualquier caso, sí parece que la vacante más segura que va a propiciar la entrada del PSOE en el Gobierno es la de portavoz en la Cámara Baja. Margarita Robles se encuentra más cómoda que hace meses en el puesto, pero sus compañeros la ven con un pie ya en el Gabinete. Ella, como magistrada, parecería la candidata perfecta para Justicia, pero precisamente su trayectoria profesional desaconseja que se haga cargo de esa cartera para no colisionar con sus antiguos colegas de carrera. Ella, según fuentes próximas, preferiría ser destinada a otro ministerio de peso, Interior. No le es ajeno. Ya fue secretaria de Estado de Interior en los últimos años del Gobierno de Felipe González, con Juan Alberto Belloch como 'biministro' de Justicia e Interior.
Los otros nombres que siguen circulando son los de las exministras de Zapatero Cristina Narbona y Beatriz Corredor, miembros de su cúpula, el extitular de Obras Públicas y expresidente de la Eurocámara Josep Borrell, o el exresponsable de Administraciones Públicas Jordi Sevilla. De su dirección podrían salir hacia el Ejecutivo dirigentes como Manu Escudero (favorito para Economía), Toni Ferrer (para Empleo), Magdalena Valerio (para Seguridad Social), Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (quizá para Fomento) o Luisa Carcedo (para Sanidad). En las quinielas aparece también el exlendakari Patxi López y la diputada del PSC Meritxell Batet.
La traslación de buena parte de la cúpula del PSOE hacia el Gabinete prefigura un Ejecutivo paritario y de marcado carácter político, no técnico. Y eso tiene, a juicio de Ferraz, toda la lógica del mundo, ya que más pronto que tarde habrá elecciones. Por eso en su núcleo duro sostienen que no hay problema en que miembros prominentes de la dirección compatibilicen sus cargos orgánicos con sus nuevos puestos institucionales en el Gobierno. "La ejecutiva no se va a tocar. No hablamos de un Gobierno de legislatura. Este tiempo será corto y el Gobierno debe servir para fortalecer el partido", opina un integrante de mucho peso del estado mayor socialista.
Palanca para las elecciones
Dicho de otro modo, la Moncloa servirá para darle músculo al partido, por lo que el paso de dirigentes al Ejecutivo, entienden, no tiene por qué ser interpretado como un vaciamiento del PSOE. Un ejemplo: si Ábalos marcha a la Moncloa, el día a día del aparato será asumido por sus dos pretorianos, Santos Cerdán y Paco Salazar. Los dos han ganado protagonismo en estos meses. Cerdán, en concreto, es el que ha llevado a buen puerto las conversaciones con el PNV que finalmente abocaron a su determinante sí a la moción de censura.
Ábalos insiste en que será un Gabinete paritario, monocolor, "de inspiración socialista", con afiliados del PSOE o independientes próximos al partido
El Gobierno de Sánchez, esto ya es seguro, será monocolor. Lo dijo él mismo cuando lanzó su órdago, y sus ministrables también lo han dejado claro, precisamente para frenar las aspiraciones de Podemos de integrarse en el Gabinete. El número tres señaló en 'La Sexta Noche' que el Ejecutivo, hasta donde él conoce, será "de inspiración socialista". O sea, con afiliados del PSOE o con independientes que se identifican con el PSOE (definición que encaja como un guante para el exministro Ángel Gabilondo, hombre de prestigio y otro de los posibles llamados por Sánchez).
Aún habrá que esperar unas horas para conocer qué tiene el presidente en la cabeza. Por ahora, maneja sus hilos con sigilo. En su entorno deducen que irá mostrando sus cartas poco a poco, como hizo cuando diseñó su dirección hace casi un año. Porque hace menos de un año, sí, que el PSOE le coronó como nuevo secretario general en el 39º Congreso. Menos de 12 meses después, el (para los suyos) audaz e indomable Sánchez ha desalojado a Rajoy en la única moción de censura exitosa de la democracia y conquistado la Moncloa en una operación rápida e imprevista, pero que ha revolucionado el tramo final de la legislatura.
Llamadas no atendidas, mensajes de WhatsApp con doble 'tick' azul (o sea, leídos) pero sin respuesta, conversaciones con dirigentes de primer nivel que confiesan no tener más datos, no tener más información de lo que pasa por la cabeza del presidente Pedro Sánchez. El PSOE es una auténtica tumba. Él guarda con celo su cuaderno azul, configurando primero su organigrama de Gobierno para después asignar cada cartera a un ministro. De momento, sigue el proceso de reflexión y diseño, y en su entorno más próximo impera un hermetismo total.