Junqueras a la jueza: "Estoy en contra de la violencia porque soy muy creyente"

El vicepresidente del Govern depuesto, Oriol Junqueras, trató de desvincularse este jueves ante la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela de cualquier intención violenta durante el camino emprendido por el Ejecutivo de Cataluña hacia la independencia. Según informan a El Confidencial fuentes jurídicas, el dos del Govern aseguró que está en contra de la violencia porque "es muy creyente".

Ocho de los nueve acusados por rebelión, sedición y malversación centraron durante los interrogatorios su defensa en esta cuestión. En respuesta a las preguntas de sus abogados, negaron haber incitado a la comisión de actos violentos. Todos los 'exconsellers' que acabaron la intensa jornada en dos cárceles de Madrid quisieron destacar que nunca han defendido la violencia, el componente esencial sobre el que gira el delito de rebelión del que se les acusa y que lleva aparejada una pena de hasta 25 años, según reflejó la propia magistrada en sus autos de prisión.

El líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) optó por destacar su profunda religiosidad. Católico practicante, de misa semanal, Junqueras quiso exponer estos principios en su hora más difícil. Tras conocerse su encarcelamiento, lanzó un tuit en el que pedía al bloque independentista hacer cada día lo que esté a su alcance para que "el bien derrote al mal en las urnas del 21-D". “De pie, con determinación y hasta la victoria”, cerraba el mensaje.

La instructora no atendió estos argumentos y decretó su ingreso en prisión incondicional junto a siete 'exconsellers' del Govern depuesto. Solo se salvó Santi Vila, dimitido horas antes de la DUI, que podrá abandonar la cárcel tras depositar los 50.000 euros reclamados. Considera que en ejecución de un plan predeterminado, los investigados "se valieron de la población alentando actos de insurrección pública, desobediencia y de resistencia colectiva a la autoridad legítima del Estado ocupando, al efecto, carreteras, calles o edificios públicos y sometiendo a los agentes de la autoridad a un incesante acoso".

Precisamente Vila fue otro de los principales protagonistas de las comparecencias. Ya desde su llegada, poco antes de la hora fijada en la citación, las nueve de la mañana, quedaron claras sus diferencias con el resto. Acudió solo, aislado del grupo y sin concitar los encendidos aplausos de la delegación de parlamentarios de ERC y PDeCAT reunida en un parque cercano a las dependencias judiciales. Así siguió durante toda la jornada. Las fuentes consultadas apuntan que no habló apenas con el resto de acusados y solo intercambió algunas palabras con Raül Romeva.

Vila optó por responder a todas las preguntas y trató de demostrar que hizo esfuerzos por desactivar la independencia unilateral. Desde su cercanía a Puigdemont, a quien le une una relación de amistad, intentó parar la deriva hacia la DUI y solo se apartó cuando comprobó que no iba a ser escuchado, ha declarado ante la jueza Lamela.

Los exconsejeros se enfrentan a penas que suman los 50 años de cárcel. A los 25 años por delito de rebelión, se agregan 15 por sedición y ocho años por delito de malversación, que puede elevarse incluso a 10 en caso de que se haya producido falseamiento de la contabilidad. Para Lamela, cobra especial importancia "el papel de todos los querellados desde sus cargos públicos, sin los cuales el proceso independentista no hubiera podido impulsarse".