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El PP firma su Congreso más animado con discusión interna y dando cariño a C's
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CLAUSURA DEL XVIII CONGRESO NACIONAL

El PP firma su Congreso más animado con discusión interna y dando cariño a C's

Coincidía el Congreso del PP con Vistalegre y el primero era el que se daba por aburrido. Pero, al final, sí hubo discursión interna. Rajoy quiso también lanzar mensajes de cariño a su "socio preferente"

Foto: El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy (c), entre la secretaria general, María Dolores de Cospedal (i), y el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo (d). (EFE)
El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy (c), entre la secretaria general, María Dolores de Cospedal (i), y el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo (d). (EFE)

El Partido Popular clausuró su XVIII Congreso Nacional en Madrid con buen sabor de boca, trasmitiendo la imagen de unidad que tanto importa a Mariano Rajoy y superando -al menos de puertas para fuera- cualquier fisura abierta en la primera jornada del cónclave a raíz de la ya conocida como ‘enmienda Cospedal’. Precisamente el debate interno generado por esa votación contra la acumulación de cargos le dio más protagonismo a un congreso que estaba llamado a quedarse en segunda fila a la espera de que los cuchillos volaran desde el primer momento en Vistalegre II. Sin embargo, el sábado -día en el que los dos congresos coincidían por primera vez- la exhibición de forzada unidad entre Iglesias y Errejón dejó gran espacio mediático a la reelección de Cospedal y el ascenso de Maillo… y al posible malestar que entre ambos existe desde el viernes.

Las 4.000 enmiendas propuestas por los compromisarios del PP -en realidad se debatieron un 5% de todas ellas- se convirtieron en la bandera de la participación y la discusión interna del partido e incluso el vicesecretario Javier Maroto reconoció con cierta sorna a su llegada a la Caja Mágica este domingo, que algunos esperaban que un congreso “más aburrido” y se encontraron con un escenario bien distinto. Más allá de las cuestiones organizativas internas, sí hubo debate, especialmente en la ponencia que él dirigía sobre política social, aunque las posiciones en el ideario popular sobre los temas de mayor enjundia -maternidad subrogada y aborto- apenas se movieron una pizca de su posición actual. Algunos pedían “evolucionar” y otros reivindicaron los principios conservadores de la formación.

A la última jornada del XVIII Congreso acudieron como invitados dirigentes de otras formaciones. En representación de Ciudadanos lo hicieron el secretario general del grupo parlamentario, Miguel Gutiérrez, y la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís. Hubo aplausos desde las gradas populares para ellos en el momento en que Rajoy los saludó. “Hoy me ha llamado Albert Rivera, ya le he dicho que no me apriete mucho. Os lo digo a vosotros también”, afirmó el presidente.

No fue ese el único momento en el que Rajoy quiso dar cariño al “socio preferente”. Reconoció en su discurso de clausura el papel “decisivo” que jugó la formación naranja votando sí en la investidura —y consiguiendo que el PSOE abordara la abstención—. Aseguró después que Ciudadanos incluyó en el pacto de investidura temas muy importantes para los próximos años y enumeró algunos de los temas más relevantes para el ideario naranja: ley integral para autónomos, plazos concretos sobre el Pacto Nacional por la Educación y el bono social.

Gestos y guiños de gran significación política que buscaban contentar al partido de Rivera, al menos hasta que haya en el horizonte una nueva convocatoria electoral. Porque justo antes de que interviniera Rajoy… lo hizo Maria Dolores de Cospedal en clave completamente opuesta y convirtiendo sus palabras en un todo un alegato para recuperar el centro-derecha español y llamando a la movilización de todos los populares para “recuperar los votantes perdidos, los de la abstención y los que se fueron a otros partidos”. Una de cal y una de arena.

Tuvo que llegar el final del Congreso para que Rajoy mencionara a José María Aznar. Y al final lo hizo. Primero dedicó unas palabras al presidente fundador del partido, Manuel Fraga y justo después citó “con gratitud” al expresidente entre aplausos de los compromisarios. “Sus años como presidente son un orgullo para el PP y los de Gobierno, una herencia de la que nos hemos beneficiado todos los españoles”. Acto seguido el presidente popular lanzó un recuerdo para todos los militantes y dirigentes del partido fallecidos desde el pasado cónclave en Sevilla y no dudó en poner nombre y apellido a la más especial para él: Rita Barberá. La exalcaldesa valenciana estuvo muy presente. El viernes precisamente Cospedal la mencionaba —visiblemente emocionada— en su discurso de apertura.

El Partido Popular clausuró su XVIII Congreso Nacional en Madrid con buen sabor de boca, trasmitiendo la imagen de unidad que tanto importa a Mariano Rajoy y superando -al menos de puertas para fuera- cualquier fisura abierta en la primera jornada del cónclave a raíz de la ya conocida como ‘enmienda Cospedal’. Precisamente el debate interno generado por esa votación contra la acumulación de cargos le dio más protagonismo a un congreso que estaba llamado a quedarse en segunda fila a la espera de que los cuchillos volaran desde el primer momento en Vistalegre II. Sin embargo, el sábado -día en el que los dos congresos coincidían por primera vez- la exhibición de forzada unidad entre Iglesias y Errejón dejó gran espacio mediático a la reelección de Cospedal y el ascenso de Maillo… y al posible malestar que entre ambos existe desde el viernes.

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