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Zapatero reivindica la labor de la gestora y el poder de la oposición útil en el Parlamento
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CONMEMORACIÓN DE LOS DIEZ AÑOS DE LA LEY DE DEPENDENCIA

Zapatero reivindica la labor de la gestora y el poder de la oposición útil en el Parlamento

Protagoniza el primer acto en el Congreso desde 2011. Elogia los acuerdos alcanzados con el PP para subir el salario mínimo y subraya que es "marca de la casa" del PSOE priorizar el interés general

Foto: Zapatero, este lunes en el Congreso con Antonio Hernando, Marisol Pérez, Jesús Caldera, Luis Cayo y Matilde Valentín. (EFE)
Zapatero, este lunes en el Congreso con Antonio Hernando, Marisol Pérez, Jesús Caldera, Luis Cayo y Matilde Valentín. (EFE)

No había protagonizado ningún acto en el Congreso desde que salió del Gobierno. Ninguno. Solo se había acercado a la carrera de San Jerónimo a una comida convocada por el anterior presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, en julio de 2012, y a la capilla ardiente de Adolfo Suárez, en marzo de 2014. Pero José Luis Rodríguez Zapatero no había intervenido en todos estos años, ni había sido homenajeado por los suyos en la sede de la soberanía popular. Él mismo vivió su purgatorio dentro de su partido, el PSOE. Hasta este lunes.

Hoy se culminaba la celebración por los diez años de la aprobación Ley de Dependencia. Y fue el más genuinamente conmemorativo de aquella norma que alumbró el cuarto pilar del Estado del bienestar. Porque no sirvió como escudo para bendecir la candidatura de Susana Díaz al liderazgo del PSOE, como ocurrió el viernes en Jaén. Aunque sí para reivindicar con rotundidad la labor de la gestora, los acuerdos alcanzados con el PP y el valor de la oposición útil en el Parlamento y para proclamar su "optimismo irrenunciable" sobre el PSOE.

Foto: José Luis Rodríguez Zapatero, el pasado 26 de noviembre en Toledo, cuando recibió el Premio Violeta concedido por Juventudes Socialistas. (EFE)

A Zapatero se le veía pletórico este lunes a su llegada al Congreso. Acompañado por Javier Fernández y Mario Jiménez, el presidente y el portavoz de la cúpula provisional —la ejecutiva interina acudió casi en pleno: siete de sus 10 miembros se desplazaron a la sala Ernest Lluch de la Cámara Baja—, sonreía mientras se sucedían las intervenciones, agradecía el apoyo de sus colaboradores y del grupo —hasta cumplimentó a sus sucesores en el mando del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez, por haber defendido "a ultranza" la Ley de la Dependencia—, disertó a gusto durante media hora y después no dejó de dar besos, de charlar con sus compañeros y de hacerse fotos y selfis. Por eso la jornada en el Parlamento supo más a recuperación de los afectos perdidos, un objetivo nada frívolo teniendo en cuenta el nivel de crispación interna que aún existe. Zapatero, además, había sido orillado por Sánchez. El ex secretario general apenas lo reivindicó en sus dos años de mandato, porque entendía que jugaba más a favor de Díaz, pese a que el expresidente fue uno de los muñidores de la operación que le permitió escalar hasta el trono de Ferraz. Y antes, desde que salió del Gobierno hasta finales de 2013, había decidido guardar silencio, apartarse de escena. Fue entonces cuando rompió su silencio, y lo hizo en la presentación del libro con el que pretendía explicar su gestión sobre la crisis, 'El dilema' (Planeta, 2013).

Zapatero, cuatro actos en tres días

"Un esfuerzo" por el "frenazo" en dependencia

El exjefe del Ejecutivo recordó que el "sentido de la responsabilidad" y la "lealtad institucional" han sido "siempre" una "marca de la casa", porque el PSOE "siempre" ha primado el "interés general" de España "por encima" de los intereses del partido. "Nunca hemos apostado por que al país le fuera mal para que nos vaya bien a nosotros, siempre hemos apostado por que a España le vaya bien", sostuvo, y era inevitable no pensar en la abstención que el pasado 29 de octubre permitió la investidura de Mariano Rajoy.

El expresidente anima al grupo a conseguir un buen acuerdo sobre dependencia, como el logrado por el salario mínimo, pacto por el que felicita a la gestora

Zapatero animó a sus compañeros a hacerse valer, a arrancar conquistas al Gobierno. Como con la Ley de Dependencia, una norma que "explica y justifica una legislatura". Así, pidió "con insistencia" al Ejecutivo que, ahora que existe un "horizonte" de mejora de la situación económica, haga "un nuevo esfuerzo" en la financiación de la norma, que recabó "un gran consenso" cuando fue aprobada, en 2006, que no fue recurrida ante el Tribunal Constitucional y de la que se benefician ahora mismo 856.452 personas, las que actualmente reciben prestaciones, precisó. "Recordar esta ley es recordar cómo se construye un país y los valores más hondos de la sociedad española", porque se conjugan términos como "dignidad, solidaridad, derechos, integración, superación y autonomía". La Ley de Dependencia, añadió, ya no es solo un "patrimonio esencial del PSOE", sino de toda la sociedad, porque ahora "ya nadie discute que sea un derecho".


En el acto en el Congreso, el expresidente abogó por "preservar el sentido de patriotismo social, que al final es la mejor expresión del patriotismo constitucional", porque "un país es un proyecto común". Pero Zapatero insistió en que lo importante es mirar hacia delante, exigir al Gobierno que la ley "recupere una velocidad de crucero", pedirle que "asuma el compromiso" que permita a cientos de miles de personas el reconocimiento del derecho a la asistencia. En estos años se ha visto, agregó, el "frenazo" al desarrollo de la ley. Y aquí fue donde encajó su mensaje en clave interna: apremió al Grupo Socialista a que logre "un buen acuerdo" con Rajoy en este sentido, "como ha conseguido con la subida del salario mínimo" del 8% para 2017. Fue entonces cuando aprovechó para "felicitar a los que han hecho posible" ese pacto con el PP, por el que manifestó su "satisfacción especial". "Hay que seguir en esa línea", animó. Delante tenía a Javier Fernández, amigo suyo "desde hace años" y a quien al comienzo del acto elogió por su "prudencia".

"La clave no es el número"

"Queda mucho por hacer. Este es un país serio, con fuerza, reconocido y reconocible, que tiene referencias, que tiene instituciones, que tiene reglas muy asentadas, que tiene procedimientos. Todo esto debe hacerse aquí, en el Parlamento. Esta es realmente la casa no solo de los ciudadanos, sino la fábrica de las iniciativas", recalcó, reivindicando así el poder de la oposición parlamentaria. Y así, recordó que el PSOE "debe exigirse a sí mismo cada día", dar luz a un sistema institucionalizado contra la exclusión social, que puede convertirse en "el quinto pilar" del Estado del bienestar. Porque hay que estudiar cómo responder a "las nuevas exclusiones" que ha dejado esta "durísima crisis" económica. "Todo se gana y se pierde aquí en el Parlamento", insistió. Se pueden "ser más o menos diputados", pero "la clave no es el número, sino el empeño, la convicción y la capacidad de iniciativa".

Zapatero: "A mí me gustan los congresos"

Antes de despedirse, Zapatero proclamó su "optimismo irrenunciable" por un "gran partido" como el PSOE. Al concluir, los periodistas le preguntaron a la salida por la cuestión interna, por si cree, como Guillermo Fernández Vara, que conviene una candidatura única para el congreso. "Lo mejor para el partido son leyes como la de dependencia y que vengan muchas más leyes sociales. Eso es lo mejor, no estoy en los temas orgánicos ahora", alegó, apuntando que en todo caso si hay o no un único aspirante dependerá "de las personas que lo decidan".

Zapatero proclama su "optimismo irrenunciable". Lo mejor para el partido son leyes como la de dependencia y que vengan más leyes sociales"

El expresidente estuvo arropado no solo por la mayor parte de la gestora, sino por exministros y miembros de su Gobierno —a su lado estaba el hacedor de la Ley de Dependencia, Jesús Caldera y sentada en las primeras filas de la sala Trinidad Jiménez—, numerosos diputados, senadores y eurodiputados —incluidos la mayoría de los críticos con Ferraz, salvo Margarita Robles, que decidió no acudir, o la balear Sofía Hernanz— y cargos públicos y orgánicos, como el portavoz en Bruselas, Ramón Jáuregui, o el exportavoz en el Ayuntamiento de Madrid Antonio Miguel Carmona. Zapatero fue presentado por Antonio Hernando y precedido por quienes tuvieron arte y parte en la elaboración de la ley aprobada en 2006: la hoy senadora manchega Matilde Valentín, secretaria de Bienestar Social de aquella ejecutiva federal; la diputada extremeña Marisol Pérez, ponente de la norma; Luis Cayo, presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), y el propio Caldera.


Valentín subrayó el "empeño personal y político" y el "convencimiento" que Zapatero puso a la ley, Cayo la describió como un "hito" que es "patrimonio nacional" de España. La senadora habló de la "voladura controlada" perpetrada por Rajoy, argumento en el que coincidió su compañera Marisol Pérez, que denunció cómo el PP ha utilizado la crisis para "desmantelar" el sistema de dependencia, que los socialistas, aprovechando la mayor debilidad del Gobierno, quieren aprovechar para "recuperarlo". La diputada también agradeció el apoyo de los portavoces que ayudaron al alumbramiento de la norma de 2006 y gracias a los cuales salió "el núcleo duro" de la misma: Carme García, de ICV; Olaia Fernández Davila, del BNG, y Joan Tardà, de ERC. Caldera, al fin, remarcó el carácter de "patrimonio social" de una ley que, además, también contribuye a crear empleo y a la que el PP ha cortado las alas.

Zapatero pide al Gobierno un "esfuerzo" en financiación para Ley Dependencia

Algunos diputados del no seguían la sesión juntos, en la parte posterior de la sala. La comandante en retiro Zaida Cantera —que este lunes insistió en que no le importaría afiliarse al PSOE—, el guipuzcoano Odón Elorza, la palentina Luz Martínez Seijo... y no tuvieron reparo en aplaudir al expresidente. La ourensana Rocío de Frutos, separada del grupo, se mostraba más reticente. Era esperable, porque algunos sanchistas se habían irritado cuando recibieron el mail la semana pasada convocándoles al acto de este lunes y advirtiéndoles de que la presencia era "inexcusable". Robles, por ejemplo, que estaba en el Congreso pero decidió no acudir al encuentro, no estaba conforme porque entendía que se estaba usando la conmemoración de una ley bandera del PSOE para homenajear a un Zapatero que ha "tomado partido" en la batalla congresual por Susana Díaz.

Pero la tónica general fue otra. La del respaldo y cariño al expresidente. Zapatero se pudo marchar contento del Congreso. El mismo partido que había derribado a Sánchez hace menos de tres meses era el mismo que le había rehabilitado. Y por la puerta grande. El que le había sacado del rincón del olvido. Hoy podía sonreír a gusto.

No había protagonizado ningún acto en el Congreso desde que salió del Gobierno. Ninguno. Solo se había acercado a la carrera de San Jerónimo a una comida convocada por el anterior presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, en julio de 2012, y a la capilla ardiente de Adolfo Suárez, en marzo de 2014. Pero José Luis Rodríguez Zapatero no había intervenido en todos estos años, ni había sido homenajeado por los suyos en la sede de la soberanía popular. Él mismo vivió su purgatorio dentro de su partido, el PSOE. Hasta este lunes.

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