La Púnica adelanta la salida de Aguirre de la presidencia del PP de Madrid

Esperanza Aguirre deja la presidencia del PP de Madrid condicionada por las últimas revelaciones de la Operación Púnica, pero en realidad estaba 'de salida' desde el pasado verano, cuando vio frustrada su aspiración a ser alcaldesa de la capital después de las eleciones del mes de mayo. Así lo aseguran en fuentes de la dirección nacional del partido.

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Hubo tregua interna ante los comicios generales de diciembre, incluso en la elaboración de la lista por Madrid, donde sólo colocó a uno de sus incondicionales en posición de salida. Con su dimisión por los manejos de Granados, simplemente adelanta una retirada que se daba por hecha en el próximo congreso regional de los populares madrileños.

La 'lideresa' estaba en tiempo de prórroga en la vida interna del Partido Popular a nivel nacional. Hasta había admitido que no era hora de criticar a Rajoy mientras está en el aire la posibilidad de que los populares sigan en el poder o no y se mantiene la posibilidad de repetir elecciones como salida más probable al actual bloqueo institucional.

Por el mismo motivo, la incertidumbre absoluta del momento político, desde la sede de Génova (plantas más altas) no se había movido un hilo ni un comentario sobre los antiguos desmanes del antiguo lugarteniente de la expresidenta de la comunidad. Ni llamadas de apoyo a la 'lideresa' ni tampoco reproches en público. Bastante tenían en la dirección nacional con los pactos postelectorales imposibles hasta ahora con el PSOE, más el escándalo del grupo municipal de Valencia.

La única crítica en público fue fruto del intento de Aguirre de 'despejar' a la dirección nacional el hecho de que el exgerente Beltrán Gutiérrez siguiera en nómina de los populares después de ser pillado en el caso de las tarjetas opacas, de donde se llevó 58.000. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, le había despedido el octubre de 2014, en cuanto se supo la implicación de Gutiérrez, pero el PP de Madrid (Aguirre) le había acogido en su puesto sin más problemas.

La dimisión de la 'lideresa' despeja el camino para que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se haga con el puesto de responsable del PP regional, como es norma entre los dirigentes de los populares desde los tiempos de José María Aznar en el resto de España: quien manda en el gobierno autonómico lo hace en la organización regional. Es el mismo principio que esgrimió Aguirre en su día para desplazar a Alberto Ruiz-Gallardón.

La tregua entre los partidarios de Aguirre y de Génova quedó sellada en otoño, y desde entonces no se ha roto. Ahora se tendrá que formar una gestora

La tregua en el tradicional enfrentamiento entre los partidarios de Aguirre y los fieles a Génova quedó sellada el pasado otoño con el nombramiento de Juan Carlos Vera, veterano del 'aparato', como jefe de campaña para las generales. Y desde entonces no se ha roto. Ahora se tendrá que formar una gestora que cubra el vacío creado hasta el próximo congreso regional que se tiene que celebrar después del nacional.

La gran asamblea del PP, prevista para estos días, está aplazada hasta que se sustancie la sesión de investidura del aspirante a presidente del Gobierno, de Pedro Sánchez o de Mariano Rajoy. Si se repiten las elecciones habrá nuevo aplazamiento del congreso nacional hasta después de verano. En cualquier caso, Cifuentes tendrá tiempo de sobra para preparar su aterrizaje en la presidencia del partido.