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Susana Díaz forzó el 'sí' del PSOE a la moción antisoberanista de UPyD
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con el apoyo de chaves, guerra Y fernández

Susana Díaz forzó el 'sí' del PSOE a la moción antisoberanista de UPyD

La líder andaluza del PSOE, Susana Díaz, secundada por el presidente asturiano Javier Fernández forzaron el 'sí' in extremis a la moción antisoberanista de UPyD

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba y la presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díez
Alfredo Pérez Rubalcaba y la presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díez

No es habitual que los diputados de un mismo partido voten por separado sobre un mismo tema, y menos todavía que voces con mucho peso de una misma formación se tiren los trastos en público por discrepancias severas de fondo sobre un posicionamiento de profundo calado político. El PSOE sigue enfrascado en su propio laberinto, perdido entre las tensiones territoriales, deshojando la margarita de la reforma federal de la Constitución y con las costuras con sus compañeros del PSC más deshilachadas que nunca. El peor escenario para marcarse un gol en propia puerta, tal y como ocurrió el pasado martes con la votación forzada por UPyD para retratarse en torno al derecho a decidir. Y ayer, en Tafalla, los socialistas desfilaron junto a Bildu y abandonaron el pleno para no votar la reprobación a la etarra Inés del Río.

Esas débiles costuras saltaron ayer por los aires. Alfonso Guerra, voz histórica donde las haya, expresó en público lo que muchos reconocen en privado, que el PSOE debería volver a recuperar su marca en Cataluña ante la deriva nacionalista del PSC. Y aunque alejado de la dirección actual de la agrupación, sus palabras no se pueden considerar, en ningún modo, como la salida de tono de alguien que ya no recoge el sentir del partido. Otros dirigentes territoriales como Guillermo Fernández Vara ya han dicho lo mismo en público recientemente, y prueba de que las aguas no bajan tan mansas en el partido como pareciera es la decisión de cambiar a última hora el sentido del voto del PSOE sobre el derecho a decidir.

El grupo socialista había acordado abstenerse en la votación sobre la “falacia del derecho a decidir” que había forzado Rosa Díez. Así estaba escrito el guion para no tensar la cuerda con los 14 diputados del PSC hasta que voces influyentes del partido le dieron la vuelta a la estrategia planteada en un principio por Alfredo Pérez Rubalcaba y Soraya Rodríguez. Entre esas voces, las de mayor calado fueron las de los dos únicos presidentes con mando en plaza que tiene ahora mismo el PSOE, la andaluza Susana Díaz, por un lado, y el asturiano Javier Fernández, por el otro, que unieron sus presiones a las de otros diputados como Manuel Chaves o Alfonso Guerra, que arguyeron que el partido no podía mostrarse tibio en un tema como el de la soberanía nacional. Otros diputados de base del partido reconocían ayer en los pasillos que no cabía otra opción que votar junto a UPyD y el PP.

placeholder Pleno del congreso de los diputados

La variación de última hora pilló con el pie cambiado a los diputados del PSC, los forzó a retratarse y a romper la disciplina de voto (es la segunda vez en este año), con lo que han elevado un grado más el cóctel de disputas internas que rodea día sí y día también al líder de la oposición, que ayer escapó rápidamente del hemiciclo para evitar tener que dar más explicaciones sobre el tema. Su número dos, Soraya Rodríguez, se desahogó, eso sí, culpando de la crisis interna a UPyD y sus propuestas de “regate corto”.

Quien sí habló, y de forma estruendosa, en este debate fue el exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, hombre a quien le tocó peinar el Estatuto de Cataluña durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero como presidente de la Comisión Constitucional del Congreso. Guerra abogó por romper directamente con el PSC (“hace tiempo que dejó de ser socialista”) y se encontró, de frente, con quienes, desde las filas del partido hermano, le replicaron que su tiempo político ya se ha acabado. Tal y como expresó el diputado por Girona Alex Sáez, que dijo que pertenece a “otra generación” y que, por tanto, debe dejar a otros gestionar los problemas actuales entre Cataluña y España. “Hay otras generaciones, como las nuestras, que ahora tienen que ser capaces de dar a España un nuevo marco de convivencia para los próximos años”, explicó en los pasillos del Congreso.

placeholder Rosa Díez y Soraya Saéz de Santamaría.

Sáez reconoció en los pasillos del Congreso que el cambio de voto del PSOE les pilló a él y a sus compañeros por sorpresa y seguía defendiendo, por eso, que lo mejor habría sido que todo el Grupo Socialista se hubiera abstenido, tal y como estaba acordado. “Creo que lo coherente hubiera sido abstenerse porque tenemos una posición propia y los socialistas catalanes y españoles no pensamos exactamente lo mismo que piensa UPyD”, explicó.

La rotura de las relaciones entre PSOE y PSC no irá a más, de momento, ni parece probable que sea abordada en la Conferencia Política de la semana que viene. Tanto Soraya Rodríguez como el primer secretario del PSC, Pere Navarro, restaron importancia a las declaraciones de Guerra y manifestaron su voluntad de seguir juntos en un proyecto compartido que sigue dando muchos quebraderos de cabeza a ambas partes.

Y el PSN, con Bildu en la reprobación a la etarra

Por si fuera poco, ayer le crecieron a Rubalcaba los enanos en Navarra, en donde el PSN no se ha querido sumar a sendas mociones de condena y repulsa a la etarra Inés del Río presentadas por Unión del Pueblo Navarro en Tafalla y en Villaba. Los socialistas navarros argumentaron que los regionalistas han querido sacar “tajada política” de la excarcelación de la sanguinaria terrorista. En definitiva, otro “regate en corto” que ha dejado al PSOE más retratado que nunca en su propio laberinto y en su momento de mayor debilidad. Chacón, por su parte, que el viernes pedía “claridad” a su partido en el tema catalán, observa el laberinto desde su retiro a 7.000 kilómetros de distancia, desde el que guarda un meditado silencio.

No es habitual que los diputados de un mismo partido voten por separado sobre un mismo tema, y menos todavía que voces con mucho peso de una misma formación se tiren los trastos en público por discrepancias severas de fondo sobre un posicionamiento de profundo calado político. El PSOE sigue enfrascado en su propio laberinto, perdido entre las tensiones territoriales, deshojando la margarita de la reforma federal de la Constitución y con las costuras con sus compañeros del PSC más deshilachadas que nunca. El peor escenario para marcarse un gol en propia puerta, tal y como ocurrió el pasado martes con la votación forzada por UPyD para retratarse en torno al derecho a decidir. Y ayer, en Tafalla, los socialistas desfilaron junto a Bildu y abandonaron el pleno para no votar la reprobación a la etarra Inés del Río.

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