Susana Díaz reabre hoy el diálogo con Rajoy que Rubalcaba veta desde el PSOE

El Gobierno se ha encontrado un potencial socio donde menos lo esperaba (el PSOE) para apoyar su programa de “regeneración política” y su discurso de réplica al desafío independentista de Artur Mas y Oriol Junqueras. Se trata de Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía y la dirigente socialista con más poder institucional en el Estado. Frente a la ruptura de relaciones con el Gobierno y la apuesta por las cesiones ante los nacionalistas que ha decretado Alfredo Pérez Rubalcaba, Díaz se entrevista hoy Mariano Rajoy en la Moncloa para proponerle un pacto contra la corrupción política al mismo tiempo que defiende la esencia de partido nacional del PSOE y abjura del zapaterismo en la materia.

La irrupción de la presidenta del Gobierno andaluz e inminente secretaria general del PSOE en la región (único feudo electoral que queda a los socialistas) en la política autonómica alcanza ahora a la nacional, cuestiona el modelo de oposición del PSOE y hasta la respuesta de su partido al reto secesionista en Cataluña. Un mes después de resultar investida para ponerse al frente de la Junta para sustituir a José Antonio Griñán, Díaz acude al Palacio de la Moncloa a reunirse con el presidente del Gobierno para hablar de todo de lo que no tratan Rajoy y Rubalcaba: respuesta al problema de la corrupción, presupuestos y financiación autonómica.

Además, la presidenta de la Junta de Andalucía ha anunciado que estará el sábado en Madrid para celebrar el día de la Fiesta Nacional, tanto en los actos del desfile militar y homenaje a los caídos que presidirá el Príncipe de Asturias como en la posterior recepción en el Palacio Real. Su antecesor, Griñán, no acudió el pasado año a la cita.

Toda la actividad y los mensajes de Díaz sobre el partido chocan con la política de oposición de Rubalcaba. El secretario general de los socialistas rompió relaciones con el Gobierno después de la aparición de la segunda toma de los papeles de Bárcenas, dio por buenas y demostradas las acusaciones del extesorero del PP y se dedica desde entonces a pedir la dimisión de Rajoy. Desde julio mantiene en el Congreso la amenaza hasta las últimas consecuencias: rompió el preacuerdo con el PP sobre la ley de transparencia (primera medida contra la corrupción) y se negó a pactar con el Ejecutivo los nombramientos del nuevo órgano superregulador, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia.

“Rajoy tiene que liderar un gran pacto para la regeneración política”, dijo ayer mismo Díaz en una conferencia de prensa en la que estuvo acompañada por Rubalcaba. Es exactamente en lo que está empeñado el presidente del Gobierno para superar el trauma del caso Bárcenas y para ello va a presentar un paquete de reformas legales que el PSOE se niega a negociar.

Además, la presidenta de la Junta tiene ante el desafío secesionista en Cataluña las ideas mucho más claras que el secretario general de su partido. Ni federalismo asimétrico y cesiones en la Constitución ni mirar hacia otro lado ante la decisión del PSC de apoyar el “derecho a decidir” o de autodeterminación, como hace Rubalcaba para no tener que romper con los socialistas catalanes que encabeza Pere Navarro.

“He sido clara y nítida”, recordó Díaz para referirse a que ya dejó sentado días atrás que considera un error la decisión de Zapatero de apoyar en su día el nuevo estatuto de autonomía que acabó por derivar en el actual movimiento separatista. “Es fundamental para hacer un análisis justo de la decisión y mirar hacia el futuro”, apostilló. Y como sostiene el PP ante la teoría en parte recogida por Alicia Sánchez-Camacho (y admitida por una parte del PSOE), de que se puede intentar contentar a Mas y Junqueras con un sistema de financiación aparte replicó: “El principio de igualdad entre todos los ciudadanos es irrenunciable y está amparado por la Constitución”. Nada de privilegios y asimetrías.

La dirigente socialista habla sin complejos de la necesidad de recuperar para el PSOE su esencia de partido nacional y que debe renunciar a las veleidades nacionalistas que siguen en algunas federaciones y ante las que Rubalcaba prefiere hacer la vista gorda para evitar la ruptura.

Como Díaz ha sido tan clara, el secretario general del partido ha tenido que recurrir a todas sus habilidades dialécticas para afirmar que no hay contradicciones entre ellos. Sobre el diálogo con Rajoy, Rubalcaba comenta que una cosa con las relaciones “de partido” y otra las institucionales, como si los acuerdos y las enmiendas a las leyes en el Congreso no fueran nada “institucionales”. Y como la presidenta de la Junta de Andalucía rechaza de plano la apuesta del PSC por el “derecho a decidir” de los nacionalistas e independentistas, comenta que a él tampoco le parece bien; incluso argumenta que está convencido de que Navarro, a su estilo, también defiende la unidad de España.

En fuentes del PP reconocen que el presidente del Gobierno, que siempre se queja de que el PSOE no ayuda en nada y está muy preocupado por la posición “de perfil” de Rubalcaba ante el reto independentista catalán, espera a Díaz con los brazos abiertos.