PP y PSOE, incapaces de un acuerdo ni contra la corrupción ni ante el reto de Mas

Alfredo Pérez Rubalcaballeva a rajatabla su anuncio de ruptura de relaciones conMariano Rajoyen todos los frentes, incluido el de los asuntos de Estado. El PSOE, con el argumento del caso Bárcenas, ha votado en contra de la ley de transparencia, primera gran medida parlamentaria que se toma en la legislatura contra la corrupción, y descarta un pacto con el Gobierno en defensa de la Constitución frente al desafío separatista en Cataluña. Los socialistas también se prepararan para frenar cualquier reforma o medida de adelgazamiento del Estado, empezando por la correspondiente a la Administración local, que es la primera que este otoño aborda el Ejecutivo.

El Gobierno albergaba pocas esperanzas en contar con el apoyo del principal partido de la oposición desde que vio antes de empezar el curso que Rubalcaba renunciaba incluso a entrar en el reparto de puestos en la nueva Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Ayer se consumó el desmarque socialista en la ley de transparencia (que sí apoyaron los grupos nacionalistas), pero de mayor calado fue la reacción de Alfredo Pérez Rubalcaba después de la jornada de exaltación independentista en Cataluña al pedir que se escuche a los manifestantes y la reforma de la Constitución.

En el PP y en los sectores del PSOE opuestos a la continuidad de Rubalcaba, ven en el fondo de la actitud del secretario general una firme decisión de seguir en el cargo y de presentarse a las primarias cuando no tenga más remedio que convocarlas en 2014. Necesita, pues, que Rajoy esté lo más desgastado y bloqueado posible ante los grandes retos a los que se enfrenta el Gobierno en los próximos meses al margen de la crisis económica: el caso Bárcenas, el desafío independentista y las reformas pendientes como la de la Administración y las pensiones.

Sólo una mejora propia en las encuestas, acompañada de un mayor deterioro del Partido Popular, le puede dar oxígeno para continuar en el cargo y optar a repetir como candidato a partir del próximo año, dicen en fuentes gubernamentales. Es la misma versión de los movimientos de su jefe que dan en las filas del grupo parlamentario socialista, pobladas de partidarios de la renovación en el PSOE por la vía de Carme Chacón, Eduardo Madina o incluso Patxi López.

Desde que el PSOE perdió las elecciones, Rubalcaba acometió dos aproximaciones a Rajoy para pactar cuestiones de Estado, pero el único acuerdo hasta ahora consistió en compartir la posición del Ejecutivo ante la reunión del Consejo Europeo del pasado mes de junio. No obtuvo rédito alguno en las encuestas, y después de la segunda toma de papeles del caso Bárcenas ha centrado toda su labor de oposición en acosar a Rajoy por el escándalo del extesorero del PP, dar por rotas las relaciones con el Ejecutivo y exigir la dimisión de su presidente.

El Grupo Socialista rompió el preacuerdo con el PP en la tramitación parlamentaria de la llamada ley de transparencia y ayer plasmó esa ruptura al votar en contra de la iniciativa del Gobierno pese a ser una reforma legal que servirá para prevenir y combatir casos de corrupción y que contaba con el respaldo de otros grupos como los nacionalistas de CiU, PNV y parte del Mixto. El texto fue aprobado por el Congreso y pasó al Senado con el respaldo de una mayoría de casi dos tercios de la Cámara.

Por el PSOE, el diputado José Enrique Serrano dejó claro que, pegas de contenido aparte, el voto en contra de los socialistas obedecía al caso Bárcenas y era respuesta al rechazo de la mayoría del Grupo Popular a las interpelaciones de la oposición sobre el asunto. Horas después, el presidente del Congreso, Jesús Posada, aceptaba a trámite una interpelación del PSOE en la que ya no se aludía al escándalo del tesorero, con lo que encajaba en el reglamento y permitirá a la oposición volver a la carga contra el Gobierno a cuenta de Bárcenas.

En el debate del pleno, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lamentó que el PSOE se quedara fuera del primer gran acuerdo de los grupos contra la corrupción. El portavoz del Grupo Popular en la ley de transparencia, Esteban González Pons, achacó el desmarque a “la frustración” de algún dirigente socialista (por Rubalcaba) y a la “incapacidad parlamentaria” del principal partido de la oposición.

Ante el desafío independentista de Mas, Rubalcaba tampoco dejó margen alguno para negociar un pacto de Estado en defensa de la unidad constitucional de la nación. El dirigente del PSOE sostuvo que había que escuchar a los manifestantes nacionalistas y pensar en “una reforma constitucional pactada” y en “una nueva relación” con Cataluña.