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Malaya se convierte en un proceso récord superando al caso Colza
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EL PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA ARREMETE CONTRA EL PROCESO

Malaya se convierte en un proceso récord superando al caso Colza

La evolución del  macrojuicio del caso Malaya se ha convertido en el alter ego del sistema judicial. Todos los pronósticos auguran que esta causa contra la

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Malaya se convierte en un proceso récord superando al caso Colza

La evolución del  macrojuicio del caso Malaya se ha convertido en el alter ego del sistema judicial. Todos los pronósticos auguran que esta causa contra la corrupción en Marbella superará con creces en tiempo al proceso más largo en nuestro país: el juicio de la colza, que duró 15 meses. Si la dinámica actual sigue el curso marcado, el caso Malaya se convertirá en un record Guinness en la jurisprudencia española.

El presidente de la Audiencia Provincial de Málaga, Francisco Javier Arroyo, ha arremetido estos días contra el lento ritmo del proceso. Desde su prólogo en septiembre, no ha avanzado apenas más de dos bloques. El togado ha asegurado que su duración se está haciendo insostenible desde el punto de vista organizativo y que todo está siendo "mucho más lento de lo que se esperaba". El magistrado apunta como solución “acelerar los interrogatorios, concentrarse en las pruebas que sean importantes y renunciar a aquellas otras que con el tiempo se han convertido en innecesarias".

Nadie duda de la complejidad de este procedimiento. Para jueces, abogados y ministerio fiscal el proceso es enjundioso. Todos los datos relacionados con este caso le confieren un carácter singularmente voluminoso y complicado. Según las previsiones iniciales, el macroproceso contra Juan Antonio Roca y los otros 94 imputados, debería concluir a finales de este año. Sin embargo, los jueces ya han asumido que este plazo en el tiempo no es real y se demorara hasta el año 2012.

Un mayor grado de coordinación

Para el Ministerio Publico, uno de los principales escollos que impiden agilizar este proceso son los propios letrados. Un ejemplo ha sido el de la última sesión de la Ciudad de la Justicia. El fiscal anticorrupción, Juan Carlos López Caballero, propuso, "por economía procesal", que los dos mandos que han llevado la investigación del Cuerpo Nacional de Policía testificaran juntos. La protesta generalizada de los abogados defensores no se hizo esperar.

No es la primera vez que ocurren situaciones de este tipo. Arroyo, ha hecho un llamamiento a ambos. Pide a la Fiscalía y a los abogados "un mayor grado de coordinación" entre ellos para hacer más rápido el juicio, del que se han celebrado ya 44 sesiones. Dicha reclamación hasta el momento ha sido infructuosa. Para que la Sección Primera de la Audiencia pudiera celebrar con todas las garantías el juicio Malaya fue necesario desplazar magistrados de otras secciones y de los juzgados de la provincia de Málaga. El presidente de la Audiencia esgrime el argumento de que esta medida estaba prevista para un plazo “razonable” de un año y que tienen “desatendidas otras necesidades con el fin de que 'Malaya' funcione a pleno rendimiento”.

Tal como ocurrió con el proceso de la Colza, el envenenamiento masivo ocurrido en 1981 que dio lugar al juicio más largo de la historia de España, Malaya se demora por cuestiones de puro formalismo. En las previsiones iniciales todo estaba medido. Pero después, ha aparecido situaciones imprevisibles que “no se pueden cuantificar en el tiempo y son difíciles de calibrar”.

Los imputados insomnes

Los noventa y cinco imputados que se sientan en el banquillo del proceso tendrán que ir testificando a medida que se pergeñen los bloques del juicio. Algunos de ellos dicen que cuanto antes acabe, mejor, que para ellos es como “una pesadilla”. Están insomnes, fuman sin parar y casi todos coinciden en criticar que los embargos que pesan sobre sus propiedades les están arruinando. Su relato cuando hablan con la prensa pasa desde "todo esto ha sido un montaje" a declaraciones de confianza ilimitada en el tribunal. Roca es el que más ha aparecido en la sala y resulta “especialmente escénico” cuando exhibe sus enormes carpetas llenas de papeles, para él pruebas irrefutables de una conjura que a los ojos de los analistas es cada vez más improbable.

Cada uno de los malayos que tienen que sentarse en el banquillo es un mundo y mata sus fantasmas como puede. La ex alcaldesa Marisol Yagüe lapida su ansiedad bailando en un tablao flamenco, el ex jefe de la policía local Rafael del Pozo pasea por el campo de golf horas y horas. Marcos utiliza su despacho  para evadirse. Otros simplemente guardan silencio y con cara de circunspección dicen: “Todo ha sido un error, el tribunal lo dirá, y si no, recurriremos”.

Ora aquí ora allá la tabla de salvación de los recursos: casación al Tribunal Supremo, de amparo al Constitucional y, por último, a Estrasburgo. El resultado es que la sentencia firme puede dilatarse más de una década.

La evolución del  macrojuicio del caso Malaya se ha convertido en el alter ego del sistema judicial. Todos los pronósticos auguran que esta causa contra la corrupción en Marbella superará con creces en tiempo al proceso más largo en nuestro país: el juicio de la colza, que duró 15 meses. Si la dinámica actual sigue el curso marcado, el caso Malaya se convertirá en un record Guinness en la jurisprudencia española.

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