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España sale del tablero. En esta partida de Risk, Occidente acaba de perder África
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LA UE ABANDONA MALI

España sale del tablero. En esta partida de Risk, Occidente acaba de perder África

La experiencia europea en Mali reúne todos los dilemas y desafíos enfrentados por las democracias occidentales en países lejanos azotados por insurgencias yihadistas

Foto: Los últimos miembros del contingente español de la misión de la Unión Europea en Malí a su llegada a la base aérea de Torrejón de Ardoz. (EFE/Ministerio de Defensa/Marco Romero)
Los últimos miembros del contingente español de la misión de la Unión Europea en Malí a su llegada a la base aérea de Torrejón de Ardoz. (EFE/Ministerio de Defensa/Marco Romero)
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El pasado domingo 19 de mayo, España recibía al último contingente de la misión militar europea en Mali. Los 116 soldados españoles y 16 europeos marcaba el final de una década de esfuerzo geoestratégico en una región clave para la seguridad comunitaria. La decisión había sido anunciada diez días antes, en un breve comunicado del Servicio Diplomático de la Unión Europea con el que los Estados miembro decidían poner fin a las tareas de adiestramiento de las fuerzas malienses en su lucha contra la amenaza yihadista. Un nuevo mutis por el foro occidental que deja vía libre para que Rusia afiance su creciente influencia sobre el continente africano.

La experiencia europea en Mali reúne todos los dilemas y desafíos enfrentados por las democracias occidentales en países lejanos azotados por insurgencias yihadistas. Una vez más, los gobiernos europeos pretendieron combatir a una fuerza irregular mezclada con la población local al tiempo que trataban de reforzar y modernizar un Estado que era percibido como hostil y corrupto por una parte de la población.

Y, al igual que en el caso de Afganistán, encontramos una multiplicidad de actores internacionales. En el caso de Mali, a la fuerza europea EUTM Mali hubo que añadir la fuerza MINUSMA, con cascos azules de Naciones Unidas, y la Operación BARKHANE, el despliegue francés en el Sahel que, al contrario que la europea, sí llevaba a cabo operaciones ofensivas. En distintos momentos fue posible encontrar a militares europeos repartidos en las tres fuerzas internacionales, cada una con su cadena de mando, prioridades políticas y se agenda estratégica.

España se operó únicamente a través de la fuerza EUTM Mali. En 11 años, unos 8.300 soldados españoles estuvieron desplegados en el país africano y formaron a 20.000 efectivos locales en combate antiyihadista. Tenemos un relato detallado de la vida de los militares españoles allí en el libro ' Memorias de África (a orillas del Níger)', de Rubén Juárez, un suboficial destinado entonces en la Brigada Paracaidista. En su libro nos describe sin reparos las virtudes y defectos de la tropa maliense que recibía con perplejidad lecciones sobre leyes internacionales de la guerra o respetar la vida de los prisioneros enemigos, incluso si se trataba de terroristas con delitos de sangre.

El autor formó parte de los instructores de las compañías encargadas de los apoyos de fuego. En el centro de formación de Kulikoró, a 59 kilómetros de la capital, encontró que había un porcentaje importante de la tropa que era analfabeta y, por tanto, no podía encargarse de los cálculos de tiro (en 2018, apenas el 35% de la población maliense estaba alfabetizada, según datos de la ficha del Ministerio de Asuntos Exteriores español).

Los planes originales de la fuerza EUTM Mali fueron crear nuevas unidades de entidad batallón, llamadas Grupo Tácticos Interarmas, que contaban con tres compañías de fusiles dotadas de vehículos todoterreno, una compañía mecanizada con viejos vehículos soviéticos BTR-60 y una compañía de armas de apoyo. Las armas disponibles eran viejos morteros M57 de 60mm de origen yugoslavo y lanzacohetes monotubo Grad-P. No parece que nadie cuestionara entonces si los medios disponibles eran los más adecuados.

Sucesivamente, Mali fue recibiendo donaciones de diferentes países. Por ejemplo, la competición entre las petromonarquías del Golfo por obtener influencia en el Sahel llevó a que el país recibiera vehículos Storm de Qatar y vehículos Cougar de Emiratos Árabes Unidos. El resultado final fue una colección de vehículos y sistemas de armas del más diverso origen. Se acumularon los años de cooperación y ayuda multinacional en un panorama regional y, lejos de surtir efecto las enseñanzas europeas, las fuerzas yihadistas ganaban terreno. Así se crearon las condiciones para la entrada de un nuevo actor en la región, sin tantos escrúpulos ni miramientos como los países europeos.

Cómo ganar amigos, estilo Kremlin

El Grupo Wagner apareció en Sudán en 2017. Lo hizo presentando al dictador Omar al-Bashir un catálogo de servicios que iban más allá de la seguridad y la formación de tropas. Yevgueni Prigozhin, el fundador de la organización mercenaria, también manejaba la Agencia de Investigación de Internet, una organización con sede en San Petersburgo famosa por sus granjas de trolls. Los servicios ofrecidos al dictador sudanés incluían, según un documento filtrado por la oposición rusa, asesoramiento para diseñar reformas políticas y económicas, pero también estrategias para reprimir a la oposición.

En los documentos filtrados aparece una carta del propio Prigozhin a Omar al-Bashir en la que le reclama que no está empleando las estrategias recomendadas. Al año siguiente de la llegada de Wagner a Sudán estallaron revueltas sociales que produjeron la caída del régimen que terminaron llevando a otro ‘hombre fuerte’ al poder. Los contratistas rusos encontraron acomodo en la nueva administración, abriéndose paso en la explotación del oro sudanés. Aquí comenzó su imparable avance por África, empezando por un vecino de Sudán.

El siguiente país donde se instaló el Grupo Wagner fue la República Centroafricana. Allí, el grupo paramilitar ruso volvió a ofrecer al presidente del país servicios para conservar el poder y, de paso, obtener beneficios explotando los recursos mineros del país, en este caso minas de diamantes. Su presencia en el país fue revelada cuando el presidente Touaderá apareció con guardaespaldas que no eran africanos.

Al contrario que los países de la Unión Europea, Rusia no ha vinculado su presencia al avance de la democracia y el respeto de los derechos humanos, como por ejemplo encontramos en los objetivos de la fuerza EUTM Mali. Ni su diplomacia promociona proyectos sobre igualdad o respeto al medioambiente, como el que apoya España en Mali.

La estrategia rusa se centra en garantizar a los líderes locales su continuidad en el poder, proporcionando personal de seguridad y entrenamiento a la guardia presidencial. Además, Rusia opera en las redes sociales con campañas de agitación que logran reunir a un puñado de manifestantes con banderas rusas y un cartel perfectamente serigrafiado cuando haga falta.

Armamento con carga simbólica

Otra de las diferencias fundamentales de la estrategia rusa en África respecto a la occidental es que sus enviados desembarcan con el catálogo de armamento bajo el brazo. La ventaja de la industria rusa es que ofrece muchos productos duros, asequibles y fiables, con un diseño soviético que resulta familiar a las fuerzas armadas africanas. Es el caso del avión de ataque Sujoi Su-25, el helicóptero de ataque Mil Mi-24 y el helicóptero de transporte Mil Mi-17. El desembarco ruso en Mali supuso la incorporación de ejemplares de los tres modelos a su fuerza aérea, junto a varios entrenadores Aero L-39C Albatros procedentes de segunda mano de la fuerza aérea rusa.

La capacidad de la fuerza aérea de Mali de incorporar al servicio todo el material recibido de golpe de Rusia siempre resultó cuestionable y no han parado de suceder accidentes y pérdidas de aparatos durante operaciones de combate.

Así, en abril de 2023 se perdió en accidente un helicóptero de ataque Mil Mi-24 y en el verano de 2023 se sucedieron en Mali las pérdidas de varios aparatos recibidos de Rusia: un avión de transporte Il-76, un avión de ataque Su-25, dos entrenadores L-39C y un helicóptero de transporte Mi-17. La pérdida más reciente tuvo lugar este mismo mes de mayo de 2024. Presumiblemente un L-39C se perdió durante operaciones contra la insurgencia yihadista en el noreste del país.

La conveniencia y la utilidad para Mali de algunos de los aparatos recibidos de Rusia, como los entrenadores L-39C, es discutible. Pero la transferencia de aviones militares a reacción tiene una carga simbólica muy poderosa que no escapa a nadie, incluso con los persistentes rumores sobre quejas en Mali por su baja operatividad.

Hombres fuertes, soluciones débiles

La sucesión de golpes de Estado en Guinea-Conakry, Mali, Burkina Faso, Mali, Níger y Chad ha creado un cinturón africano de juntas militares que plantean un dilema a Occidente. Mantener sanciones y reducir los contactos bilaterales al mínimo hasta el retorno a la democracia solo ha creado un vacío geopolítico que el Kremlin ha estado gustoso de ocupar, sin olvidar la lista formada por China, Irán, Turquía y las petromonarquías, todos países interesados en expandir su influencia en África.

Los golpes de Estado en Guinea-Conakry, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad han creado un cinturón de juntas militares que son un dilema

En el caso de Estados Unidos, sus intereses en Níger, donde hasta hace poco han tenido su base los drones y la flota de aparatos de empresas contratistas, le llevó a tratar de mantener una postura pragmática respecto a la junta militar llegada al poder tras el golpe de Estado de julio de 2023.

Pero según contó el primer ministro nigerino a una periodista estadounidense, las presiones desde Washington para influir en su política de alianzas internacionalmente, obviamente referidos a sus vínculos con Rusia e Irán, resultó finalmente inaceptable para el país africano y ya está prevista la salida de las fuerzas estadounidenses. De confirmarse las negociaciones de Níger para suministrar óxido de uranio a Irán, solo podemos anticipar un incremento de las presiones estadounidenses.

Además, Chad pidió recientemente a Washington la retirada de sus tropas de una base del ejército para el control de la insurgencia yihadista, uno de los últimos bastiones de apoyo occidental en la región.

Foto: Las últimas tropas francesas abandonan Níger el 22 de diciembre (Reuters/Mahamadou Hamidou)

El golpe de Estado en Níger en julio de 2023 ofreció un regreso al punto de partida de las crisis vividas en el Sahel. En 2012, una revuelta tuareg en el norte de Mali desalojó a las fuerzas gubernamentales solo para ver cómo una alianza yihadista tomaba el control. La comunidad internacional confió en los países de África Occidental para formar una fuerza multinacional que restaurara el orden en el norte de Mali. Pasaron los meses y fueron incapaces de organizar y desplegar esa fuerza. Cuando los yihadistas se pusieron en marcha para avanzar hacia el sur del país, Francia lanzó la Operación SERVAL en enero de 2013.

Diez años después, el golpe de Estado en Níger fue contestado con el anuncio de una intervención militar de países de África Occidental, liderados por Nigeria y con la sombra de los países occidentales detrás. Pasaron las semanas y, a pesar de las reuniones de líderes civiles y militares africanos, la fuerza de intervención nunca se concretó. Lo que provocó aquella crisis fue que la recién creada junta militar de Níger se unió a la Alianza de Estados del Sahel, respaldada por las juntas de Mali y Burkina Faso, fracturando África Occidental.

Las cifras de ataques y víctimas civiles que recogen organizaciones muestran tendencias crecientes para el Sahel

Las cifras de ataques y víctimas civiles que pacientemente recogen organizaciones dedicadas a ofrecer estadísticas sobre violencia política muestran tendencias crecientes para el Sahel. La idea principal que justifica la estancia en el poder de los ‘hombres fuertes’ de las juntas militares es ofrecer soluciones drásticas a los problemas que los gobiernos democráticos no han querido o podido resolver. Pero los datos no muestran que los hechos les avalen.

Mientras tanto, se suceden las informaciones de atroces matanzas de civiles a manos de fuerzas gubernamentales. Según Human Rights Watch, las fuerzas gubernamentales de Burkina Faso fueron responsables de las masacres en dos aldeas de Burkina Faso en febrero de 2024 con un saldo de 223 víctimas. El informe de Naciones Unidas que señalaba al ejército de Mali y sus aliados rusos como responsable de la masacre de Moura (marzo de 2022) provocó la expulsión de los cascos azules de MINUSMA. La era de los hombres fuertes apoyados por Rusia ofrece respuestas débiles a los problemas de la región. Quizás la Unión Europea tendrá una segunda oportunidad si se replantea su estrategia para el Sahel.

* Jesús M. Pérez Triana es coordinador de OSINT Sahel

El pasado domingo 19 de mayo, España recibía al último contingente de la misión militar europea en Mali. Los 116 soldados españoles y 16 europeos marcaba el final de una década de esfuerzo geoestratégico en una región clave para la seguridad comunitaria. La decisión había sido anunciada diez días antes, en un breve comunicado del Servicio Diplomático de la Unión Europea con el que los Estados miembro decidían poner fin a las tareas de adiestramiento de las fuerzas malienses en su lucha contra la amenaza yihadista. Un nuevo mutis por el foro occidental que deja vía libre para que Rusia afiance su creciente influencia sobre el continente africano.

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