Moncloa da un hachazo al gasto en Investigación salvo en el País Vasco

Los presupuestos del Estado para 2011 tienen un claro vencedor: el País Vasco. Y no sólo por la transferencia de las políticas activas de empleo (incluidas las bonificaciones empresariales). También por la reorientación de las inversiones en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), que en un contexto de recortes generalizados crecen en el País Vasco de forma muy relevante. En particular, las destinadas a la construcción de la llamada Fuente de Espalación de Neutrones, que se come buena parte del presupuesto de otros organismos públicos y privados.  

 

Este programa consume en los presupuestos del año que viene 47 millones de euros, frente a los 750.000 euros que se destinarán este ejercicio. Y tiene su centro de operaciones en Bilbao, subsede de un proyecto europeo con sede en Suecia. Pero no sólo eso. Las subvenciones nominativas a proyectos de investigación -las que se conceden ‘a dedo’ y no están destinadas a programas competitivos-, experimentan un crecimiento de nada menos que del 71%. O lo que es lo mismo, 33 millones de euros más que salen de otras partidas (ver gráfico).

¿Y quién vuelve a llevarse los mayores recursos? Nuevamente, el País Vasco. En concreto, el 74% de ese dinero los gestionarán organismos con sede en esa comunidad autónoma. Cuatro millones de euros se destinarán al Centro Tecnológico EUVE; 3,2 millones a la Corporación Tecnológica Tecnalia; seis millones para la Universidad del País Vasco, o dos millones para la agrupación cluster de electrodomésticos de Euskadi... Igualmente, las asociaciones Afypaida y Denokin recibirán otros seis millones de euros de subvención.

Denokin ya recibió el año 2010 una subvención directa de 6 millones de euros a través de los Presupuestos Generales del Estado 2010. Y este año recibe 3 millones junto a Afypaida, que consigue otros 3 millones. Estas dos empresas anunciaron el año pasado la compra del diseño del vehículo eléctrico ‘city car’ al Masachussets Institute of Technology (MIT) para la fabricación del mismo en Álava. 

Subvenciones 'a dedo'

La utilización recurrente de estas subvenciones ‘a dedo’ ha sido criticada por Fedit, la  entidad que aglutina los centros tecnológicos de España. En su opinión, “se hace un uso excesivo del recurso a las subvenciones nominativas”.  Al tiempo que pone de relieve que “estas partidas no contribuyen a la competencia entre los diferentes agentes del sistema, ya que un uso reiterado de las mismas conlleva una distorsión en la oferta de I+D+i que los diferentes agentes ofrecen al mercado”.

Fedit reconoce que el proyecto de ley apuesta por la internacionalización de la ciencia y tecnología española a través de la construcción de la Fuente de Espalación por Neutrones y el incremento de fondos para la participación en Programas Espaciales Europeos. Pero dicho esto, considera que se “penalizan” los fondos competitivos destinados a financiar los proyectos de investigación de los organismos de investigación fundamentalmente científica, ya que los programas destinados al impulso de la investigación aplicada y desarrollo tecnológico en los organismos de investigación ya fueron totalmente cancelados en 2010. Igualmente, se penalizan los fondos competitivos destinados a la investigación industrial y desarrollo tecnológico gestionados por el CDTI y el impulso específico a la Sociedad de la Información y la Innovación en las Telecomunicaciones que antes gestionaba el Ministerio de Industria.

Caídas generalizadas

De hecho, asegura Fedit, si se eliminan los fondos para proyectos europeos, el presupuesto  para I+D+I Civil cae un 8,5% (en lugar del 7,03% que figura en el proyecto de ley) y una reducción de las subvenciones de un 12,5% (en lugar del 5,9% que figura en el texto remitido al parlamento).  Igualmente, el presupuesto destinado a la I+D+I en Defensa ve nuevamente reducido su presupuesto, en línea con los presupuestos de años anteriores, y sufre un recorte de un 17,60%. Es decir, recortes genralizados en el MInisterio de Ciencia e Innovación.

Para Iñigo Segura, director general de Fedit, se trata de un presupuesto “continuista” que parte de un pecado original. La inexistencia de instrumentos que verifican la rentabilidad económica y social de muchas inversiones. Segura echa en falta que se hable más de cuánto se gasta que de cómo se gasta, sin medir adecuadamente la calidad de esas inversiones. Y recuerda unas cifras inquietantes.

La cobertura de la balanza tecnológica de España (la relación entre exportaciones e importaciones) se situó en 2008 en apenas el 27,9%, incluso por debajo del 38% alcanzado en 2000. O dicho en otros términos, España compra el triple de tecnología que es capaz de vender en los mercados exteriores (7.841 millones frente a 27.851 millones).

Es decir, que en vez de avanzar se ha retrocedido en la dependencia tecnológica, lo cual choca con el hecho de que se España sea la novena potencia mundial en producción científica. Un puesto de privilegio que mantiene desde el año 2003. Esta aparente incoherencia tiene que ver, según Iñigo Segura, con los escasos recursos –principalmente privados- que se destinan a investigación aplicada en las empresas. Es decir, que la investigación tiene un componente más teórico que práctico. Se produce mucha ciencia, pero posteriormente tiene escasa implantación en las empresas.

Según el profesor Rafael Pampillón, el origen del “creciente y elevado déficit exterior de productos de alta tecnología, se puede encontrar en los reducidos gastos en I+D”. Y aunque España ha incrementado en los últimos años su inversión, hoy destina el 1,3% de su PIB, por debajo del 1,85% de media en la UE, y a años luz de niveles superiores al 3% de los países nórdicos. La distancia, sin embargo, no tiene que ver con el sector público, sino con el privado, que destina mucho menos dinero debido a un modelo productivo basado en actividades de baja cualificación.