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El plan de fusionar BBVA y Sabadell divide a los socios políticos de Pedro Sánchez
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El plan de fusionar BBVA y Sabadell divide a los socios políticos de Pedro Sánchez

La derivada política del plan de fusión del BBVA con Banco Sabadell ha movilizado al independentismo en un inesperado apoyo a Josep Oliu. Pero el PNV tiene otros intereses

Foto: Josep Oliu, en la junta del Banco Sabadell en Alicante. (EFE/Morell)
Josep Oliu, en la junta del Banco Sabadell en Alicante. (EFE/Morell)
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El plan de fusionar BBVA y el Banco Sabadell, que impulsa la entidad que preside Carlos Torres, divide a los socios del Pedro Sánchez. Mientras que JxCAT y ERC han cerrado filas con el presidente de la entidad catalana, Josep Oliu, y el consejo del Banco Sabadell, que se han negado a aceptar la oferta del banco, el PNV, con matices, apoya la fusión, siempre que la sede fiscal se quede en Bilbao. Así que cada socio del PSOE quiere llevar el agua a su molino, con la agravante de Sumar, que se opone a la fusión, en línea con la opinión de los sindicatos, que quieren evitar que se pierdan más de 4.000 empleos.

"La Generalitat no puede intervenir en la autorización de esta eventual fusión pero, evidentemente, nos preocupan los efectos negativos que pueda tener" manifestó esta semana Pere Aragonès, en una rueda de prensa de campaña organizada por la Agencia EFE. Precisamente la consellera de Economía, Natalia Mas, que hasta ahora se había mostrado tibia sobre la cuestión, se puso en contacto telefónico con Oliu para mostrarle su apoyo en caso de que decidiese mantener la independencia del banco, cosa que luego hizo el consejo de la entidad.

No fue la única. También se puso en contacto con el presidente de Banco Sabadell Carles Puigdemont, el candidato de JxCAT y el presidente de Cataluña cuando el Sabadell trasladó a Alicante su sede social a causa del procés. Portavoces del Sabadell han declinado comentar nada sobre la situación.

Ninguno de estos políticos querrían salir en una foto con Oliu a cuatro días de las elecciones. Pero la presión empresarial ha sido muy fuerte. Patronales como Pimec o Foment del Treball se han manifestado en contra de la operación, lo mismo que la Cámara de Comercio de Barcelona. La fusión del BBVA-Sabadell supondría no sólo menos oficinas en una red bancaria que en Cataluña ya ha sido muy castigada, sino también menos crédito para las empresas y una financiación más cara.

La fusión supondría menos crédito para las empresas y una financiación más cara

En Bilbao la situación es distinta. Carlos Torres ha vuelto a tender puentes con el PNV, tras el golpe de mano que dio a principios de los 2000 Francisco González contra el capitalismo de Neguri. El enlace entre el PNV y el banco es Joseba Aurrekoetxea, responsable de organización del partido vasco.

El PNV apoya la fusión con matices, entiende la preocupación del BCE sobre la exposición de los activos del BBVA a países de fuera de la UE, como Turquía, Argentina o México. Una fusión con el Sabadell reduciría ese riesgo. Temen un cambio de nombre: el Bilbao Vizcaya Argentaria Sabadell ya no tendría sentido. El BBVA ya no representa al capitalismo industrial vasco, como en sus orígenes. Pero sigue siendo estratégico y la marca pesa mucho.

La batalla de las sedes

Después de que Siemens-Gamesa haya dejado de cotizar y se haya perdido la sede operativa, BBVA es junto a Iberdrola dos de los pilares del capitalismo vasco. Carlos Torres se ha esforzado en mantener los vínculos con el País Vasco y así la sede social sigue en la capital de Nervión, igual que los premios de Excelencia Científica y Cultural que cada año otorga el banco.

En el PNV entienden que si el BBVA va a por el Sabadell no sólo tendrá que mejorar la oferta –subir el precio, pagar una parte metálico y ofrecer algo más que una de las vicepresidencias–. Una parte de esa mejora podría suponer una sede para Cataluña. Pero el PNV querría retener la sede fiscal, clave para la Hacienda vasca de la Diputación de Vizcaya. Y si hay que ceder que fuera sólo la sede social, algo que, como el cambio de nombre, tampoco entusiasma al partido vasco. En todo caso, dado la negativa del consejo, todo acabaría pasando por una OPA hostil.

El BBVa tendrá que mejorar su oferta y en último extremo lanza una opa hostil

De trasfondo, está el trauma de haber perdido el poder sobre el banco, como en la época de Pedro Luis Uriarte, cuando Francisco González tomó el poder en la entidad financiera. En el PNV llevan mal que el banquero vasco más importante esté en CaixaBank –José Ignacio Goirigolzarri– y no en el BBVA.

Política y finanzas

Para todos los actores la situación es incómoda. ERC ha acabado aliada con Josep Oliu, el primer empresario que se llevó la sede de su empresa en 2017. Ahora Oliu se ha convertido en el socio inesperado de la Generalitat. Igual que cuando Pere Aragonès llamó a los Grifols para darles su apoyo con el ataque del bajista Gotham City. Puigdemont no podía quedarse al margen. Con lo que al final se ha impuesto la lógica de los intereses de Cataluña por encima de los partidismos. Sólo que entre bambalinas. Una cosa es el discurso en campaña y otra la política de las cosas concretas.

Otra cuestión es por quién se decantará el Gobierno de Pedro Sánchez. El BCE quiere bancos más grandes. Y el BBVA aprovecha este marco para acariciar la idea de una OPA hostil que el consejo del Banco Sabadell no podría defender, al carecer de un núcleo duro accionarial. La Generalitat poco puede hacer para oponerse a la fusión. En cambio, el Gobierno español sí cuenta con margen para torpedear la operación. Otra cosa es que sea posible tomar una decisión salomónica que contente a todos sus socios: de Sumar a los independentistas, pasando por el PNV.

El plan de fusionar BBVA y el Banco Sabadell, que impulsa la entidad que preside Carlos Torres, divide a los socios del Pedro Sánchez. Mientras que JxCAT y ERC han cerrado filas con el presidente de la entidad catalana, Josep Oliu, y el consejo del Banco Sabadell, que se han negado a aceptar la oferta del banco, el PNV, con matices, apoya la fusión, siempre que la sede fiscal se quede en Bilbao. Así que cada socio del PSOE quiere llevar el agua a su molino, con la agravante de Sumar, que se opone a la fusión, en línea con la opinión de los sindicatos, que quieren evitar que se pierdan más de 4.000 empleos.

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