La familia Grifols asume la gestión de una filial y cesa al abogado Tomàs Dagà como consejero

Los dos miembros de la familia Grifols que abandonaron sus funciones ejecutivas están al frente de Kiro Grifols desde hace dos semanas. Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu han sido nombrados administradores solidarios de esta filial participada en su totalidad por la farmacéutica catalana, mientras que el antiguo Consejo de Administración ha sido disuelto, según confirman fuentes de la compañía.

Entre los consejeros que han dejado su cargo para dar paso a los dos miembros de la familia se encuentra Tomàs Dagà, abogado de Osborne Clarke, el despacho de cabecera del gigante de los hemoderivados. También Alfredo Arroyo, actual director financiero de Grifols, y Xavier Guix, vicepresidente de Grifols Healthcare Solutions. Aunque todos ellos hayan sido cesados del Consejo de Administración de esta filial, mantienen el resto de cargos que ocupan en la estructura de la farmacéutica.

Con estos movimientos, Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu han pasado a ser los responsables de gestionar esta filial. Junto a ellos estará Daniel Fleta, que ha dejado su puesto como presidente y consejero para ser nombrado también administrador solidario. Es un cargo que suele estar exento de remuneración, a no ser que se establezca lo contrario en los estatutos sociales, que han sido modificados y redactados de nuevo, pero no son públicos. Fuentes de la compañía señalan que efectivamente desarrollarán sus funciones de forma gratuita.

No obstante, han colocado como apoderada a Núria Martín Barnés, que a la vez ostenta el cargo de secretaria no consejera del Consejo de Administración de Grifols y también es socia del bufete Osborne Clarke en España. Por lo tanto, le han concedido la potestad de tomar decisiones estratégicas o de gestión en esta filial.

Con estos movimientos, Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu han pasado a ser los responsables de gestionar esta filial

Kiro Grifols se dedica al desarrollo y comercialización de equipos para hospitales. Esta compañía, afincada en Mondragón (Guipúzcoa), es deficitaria tras registrar unas pérdidas de 3,8 millones de euros durante el año pasado, de acuerdo con los resultados presentados la semana pasada por Grifols, que todavía están pendientes de la firma del auditor. En esas cuentas no se especifica el volumen de ingresos de esta sociedad, aunque el ejercicio anterior facturó 5,3 millones y obtuvo unos números rojos similares.

Grifols pasó a controlar la totalidad de esta filial en julio de 2023, cuando compró el 10% que todavía no poseía por 1,16 millones de euros. Por lo tanto, la sociedad en su conjunto se valoró por aquel entonces en 11,6 millones, pero la farmacéutica comunicó en su último informe financiero semestral que su participación en Kiro Grifols registró un deterioro de 6,76 millones durante el año pasado.

La familia se aparta de la gestión

A principios de febrero, el consejo de Grifols acordó que los miembros de la familia se apartasen de la gestión estratégica, una información adelantada por El Confidencial. Adoptaron esa decisión para intentar recuperar la confianza de los inversores, que habían vendido masivamente sus acciones después de que el fondo bajista Gotham City Research acusase a la compañía de tergiversar su deuda.

De esta manera, Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu abandonarán a partir del próximo 1 de abril sus cargos como director Corporativo y director de Operaciones, respectivamente, aunque se mantendrán como consejeros dominicales. Es el mismo cargo que ocupa ya Albert Grifols Coma-Cros, que apenas duró un mes y medio como consejero ejecutivo dentro del Consejo de Administración.

Las acciones del gigante de los hemoderivados llegaron a desplomarse más de un 40% tras el ataque de Gotham. Después de que los miembros del clan se apartasen de la gestión, consiguieron recuperar algo de aliento, llegando a reducir su caída hasta el 16%. Sin embargo, la compañía publicó el pasado jueves sus cuentas sin auditar y el pánico se volvió a apoderar de los inversores, ocasionando un retroceso del 35% en su cotización, lo que supuso la mayor caída de su historia. Este viernes amortiguó el golpe con una subida del 18%, pero sus títulos todavía están un 37% por debajo del precio que tenía antes del ataque del fondo bajista.