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La SEPI y otras razones de Carlos Muñoz para sacar Volotea a bolsa
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La SEPI y otras razones de Carlos Muñoz para sacar Volotea a bolsa

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Foto: EFE/José Luis Cereijido.
Foto: EFE/José Luis Cereijido.
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El consejero delegado de la aerolínea de bajo coste y de mediana distancia Volotea, Carlos Muñoz, vuelve a lugares conocidos. Fue el hombre que sacó a bolsa Vueling en 2006, intentó volver al mercado bursátil con Volotea hace cinco años y ahora repite el intento, con una previsión de que la compañía podría valer 1.000 millones. Fuentes financieras conocedoras de la operación advierten de que la salida a bolsa serviría para retornar los 200 millones que le inyectó la SEPI en plena pandemia. Hasta ahora, ninguna de las empresas rescatadas por la SEPI planteó acceder a los mercados y esta sería la condición fundamental para que la operación fuese posible.

La operación se encuentra en estudio y el consejo de administración no ha tomado todavía una decisión al respecto. En todo caso, el órgano se pone en manos de Carlos Muñoz, no solo porque ha avalado su gestión de cambios de aeronaves y mayor eficiencia, sino también porque él, junto a su socio Lázaro Ros, controla el 50,1% de Volotea desde la sociedad luxemburguesa Alaeo Partnership.

Foto: Avión de Volotea. (Reuters/Stephane Mahe)

Portavoces de Volotea reconocen que "una parte importante de los fondos que se consiguieran se podría utilizar para el repago total o parcial de esa financiación" y añaden que "la salida a bolsa demuestra que el programa de ayuda pública efectivamente ha permitido a la compañía solventar una crisis temporal de liquidez".

El consejo espera que los bancos den el visto bueno a la valoración y se está a la espera de que haya un hueco en el mercado, lo que se denomina ventana de oportunidad, que se situaría entre noviembre de este año y marzo del año que viene, según las fuentes financieras consultadas. En esencia, es el mismo periodo que está esperando otra decena de empresas o bancos, catalanas o no. Este hueco, además, tiene en el caso de las líneas aéreas un factor industrial clave: es necesario que no empiece a subir el barril de petróleo, lo que dispararía los costes de combustible y reduciría los márgenes actuales.

Aunque estos días la leyenda asegura que la Cataluña posprocés es mala para hacer negocios —para muestra, el botón de los datos del Ministerio de Industria, en que hasta Valencia supera a Cataluña en captación de inversión extranjera—, todavía quedan pequeños remansos donde empresarios de todo el mundo buscan hacer negocios. Es el caso de Volotea, una compañía que se llevó la sede a Asturias durante el procés, pero que sigue operando desde Barcelona y en cuyo accionariado hay de todo, como en botica.

Ahí están a la espera la patrimonial del propietario de Ferrovial Rafael del Pino, Rijn Capital, con cerca del 5,3% del capital, el fondo norteamericano Volar Bidco, especializado en sacar líneas aéreas a bolsa, con más de un 25%, o Meridia Capital, el fondo que gestiona el expresidente del Cercle d’Economia Javier Faus, con casi un 5%. También hay dinero público, ya que el fondo FondICO Pyme tiene otro 5%.

Pasado contra coyuntura

El planteamiento de una posible salida a bolsa de Volotea es confrontar el pasado inmediato de la compañía, muy duro, con la coyuntura actual, en extremo favorable para las líneas aéreas. Ese será el trabajo de Barclays y Morgan Stanley, los dos bancos de negocios que están valorando la posibilidad de acudir al mercado bursátil a buscar recursos, según adelantó Expansión. La previsión es que Volotea cierre este año con un ebitda —beneficio bruto operativo— de entre 100 y 150 millones de euros. La compañía espera cerrar este año con un volumen de negocio de cerca de 700 millones y los datos de prerreservas de la empresa para 2024 dejan entrever que en el próximo ejercicio el ebitda que se obtenga será muy similar.

Volotea espera cerrar este año con un ebitda de entre 100 y 150 millones

En contra juega el pasado. Volotea sufrió mucho con el covid, de ahí el rescate con dinero público, tal y como hicieron muchas empresas del sector turístico. Las pérdidas de Volotea en 2022 sumaron 142 millones. Y las acumuladas en los últimos cuatro ejercicios alcanzan los 346 millones. Además, está el endeudamiento. Al crédito SEPI hay que añadir otros 145 millones de deuda ICO. La deuda SEPI solo paga intereses, ya que el principal solo se amortizará a partir de 2029. Por mucho multiplicador de ebitda que se les meta, estas cifras no avalarían una valoración de 1.000 millones. Hay que recordar que IAG vale 8.600 millones en bolsa en este momento.

Renovación de la flota

Muñoz se ha centrado en estos últimos años en la renovación íntegra de la flota, migrando a los nuevos aparatos A319 y A320 de Airbus, que facilitan una gestión más integrada. En total, 41 aeronaves. También ha ido alargando de manera paulatina las rutas que cubre, de manera que mejore la eficiencia global de la empresa. Desde Volotea, destacan que sus vuelos operan sin escalas y la mayoría conecta pequeñas y medianas ciudades —donde vive el 65% de la población europea—.

Volotea, con una plantilla de más de 1.800 personas, llega a más de 100 aeropuertos y dispone de 19 bases en ciudades europeas: Asturias, Atenas, Bilbao, Burdeos, Cagliari, Florencia (nueva en 2023), Hamburgo, Lille, Lyon, Lourdes, Marsella, Nantes, Nápoles, Olbia, Palermo, Estrasburgo, Toulouse, Venecia y Verona. Este año, Volotea operará más de 400 rutas. Ahora, su ruta más difícil será el camino hasta convertirse en una empresa cotizada.

El consejero delegado de la aerolínea de bajo coste y de mediana distancia Volotea, Carlos Muñoz, vuelve a lugares conocidos. Fue el hombre que sacó a bolsa Vueling en 2006, intentó volver al mercado bursátil con Volotea hace cinco años y ahora repite el intento, con una previsión de que la compañía podría valer 1.000 millones. Fuentes financieras conocedoras de la operación advierten de que la salida a bolsa serviría para retornar los 200 millones que le inyectó la SEPI en plena pandemia. Hasta ahora, ninguna de las empresas rescatadas por la SEPI planteó acceder a los mercados y esta sería la condición fundamental para que la operación fuese posible.

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