Es noticia
El ocaso del turismo 'low cost' o por qué viajar está volviendo a ser un lujo
  1. Empresas
impacto del covid y la economía verde

El ocaso del turismo 'low cost' o por qué viajar está volviendo a ser un lujo

Este verano, viajar será de media un 30% más caro que el anterior, en gran parte, por la inflación. Pero hay más motivos, razones de fondo que apuntan a un cambio de modelo

Foto: Cala en Porter, uno de los reclamos turísticos de Menorca. (EFE/David Arquimbau Sintes)
Cala en Porter, uno de los reclamos turísticos de Menorca. (EFE/David Arquimbau Sintes)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

"Viajar está carísimo". Ahora que arranca el verano, esta frase se ha convertido casi en un mantra de cualquier conversación de café. Y no le falta razón. Diferentes estudios cifran en torno al 30% o 35% el encarecimiento medio de los billetes de avión este año en comparación con 2022, mientras que el total de la actividad turística patria terminará ese ejercicio en 172.200 millones, un 9,4% sobre los niveles de 2019 en precios nominales, con tarifas medidas un 11,3% superiores a las registradas antes del estallido de la pandemia.

Los motivos que explican este incremento de los precios son muchos y diversos. Por una parte, la inflación ha disparado los costes de las empresas turísticas, como ocurre en cualquier otra industria, y las compañías están repercutiendo estos incrementos en sus tarifas. Por otro lado, la resaca del covid está dejando sentir ahora sus efectos, en forma de falta de aviones, porque las aerolíneas suspendieron sus pedidos durante la pandemia, y de mano de obra, al haber diezmado las plantillas durante la crisis, una fuerza laboral que ahora exige mayores incentivos para volver.

Foto: Los ecocombustibles son el futuro de la aviación europea. (EFE/Manuel Bruque)

Todos estos elementos juntos han hecho que, cuando la gente ha vuelto a viajar, y lo ha hecho de manera masiva, haya más demanda que oferta, al faltar todavía por recuperar parte de la industria, lo que ha incrementado esa presión al alza en los precios. Una demanda que, además, parece no tener fin.

Según las estadísticas de Aena, la pasada década se disparó un 42% el número de pasajeros que discurrieron por sus terminales, al pasar de 194 millones en 2010 a 275 millones en 2019. Suma y sigue, porque a pesar del frenazo provocado por el covid, el pasado ejercicio ya se marcó la cifra de 225 millones de pasajeros, volumen un 20% superior al registrado en 2010. Y todo apunta a que este 2023 se llegará a los niveles de 2019, pero con una menor flota y unos mayores costes, lo que presiona al alza los precios.

placeholder La balear cala de En Porter. (EFE/David Arquimbau Sintes)
La balear cala de En Porter. (EFE/David Arquimbau Sintes)

Una tercera consecuencia de la pandemia es el auge de las políticas ESG, un camino de no retorno que supone todo un desafío para la industria turística. La E se refiere a environmental, que en inglés hace referencia a todo lo relacionado con la sostenibilidad. Las aerolíneas, por sí solas, son responsables del 3% de las emisiones de gases invernadero, una cifra que la Unión Europa quiere recortar drásticamente y para ello ha desplegado un abanico de normativas cuya cara positiva será conseguir una industria más verde, y la negativa, que también será más cara.

"El riesgo es que volar vuelva a ser un lujo", asegura Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). En su opinión, "la democratización del turismo alcanzada en las últimas dos décadas ha sido posible, precisamente, gracias al abaratamiento de los billetes de avión". Si ahora la industria recorre el camino contrario, es lógico pensar que el mercado también hará el camino de vuelta.

La democratización del turismo ha sido gracias al abaratamiento del avión. Si ahora recorre el camino contrario, volverá a ser un lujo

Los nuevos combustibles menos contaminantes que está testando la aviación para cumplir la hoja de ruta diseñada por la Comisión Europea se conocen con el nombre de SAF y son entre tres y cuatro veces más caros que el keroseno, encarecimiento que se trasladará a los billetes, lo que provocará en España la pérdida de once millones de turistas, según un estudio elaborado por Deloitte a petición de la industria.

Que haya un menor número de viajeros no tiene por qué ser malo en sí mismo. La clave, para la industria, es cuánto dinero gasta cada uno de ellos. Al menos, así es como está enfocando el debate Exceltur, patronal que reconoce que la recuperación de los viajes ha reavivado la turismofobia y, para evitarla, una opción es elevar la calidad de la oferta para así hacer bueno el famoso menos (turistas) es más (riqueza para el destino).

Foto: Aena quiere ser una compañía neutra en carbono en 2040.

Este modelo enlaza tanto con la E como con la S de social de las nuevas políticas ESG. Hoteles menos contaminantes y más autosuficientes energéticamente, que nutran sus menús con productos locales y ofrezcan mejores condiciones laborales a sus plantillas, son las apuestas de futuro de la industria. Ingredientes que, mezclados en la coctelera, elevan la calidad de la oferta y, en consecuencia, el precio.

José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, reconoce que este movimiento ahonda en el encarecimiento de las vacaciones. Pero, en su opinión, la clave está en "que aporte la mayor derrama socioeconómica en los destinos locales, que propugne el mejor empleo, que utilice productos de proximidad. Lo que no es deseable es banalizar nuestros destinos y señas de identidad con turismo de borrachera".

placeholder Alternativas como el 'glamping' o los 'hostels' ganan peso en las vacaciones. (EFE/Alejandra Pérez)
Alternativas como el 'glamping' o los 'hostels' ganan peso en las vacaciones. (EFE/Alejandra Pérez)

Esta elevación de categoría está dejando hueco a otros modelos más accesibles, como el glamping, un nuevo modelo de campings con mayor calidad, o los hostels, un híbrido entre el clásico hostal y un hotel. La gestora Meridia ha apostado con fuerza por los primeros, con un fondo dirigido a adquirir y transformar 25 campings en este nuevo concepto, para lo que necesitará una inversión prevista de 500 millones.

La firma dirigida por Javier Faus vio esta oportunidad de inversión al detectar, por una parte, la atomización del mercado (hay unos 1.500 campings por todo el país) y por otra, las nuevas tendencias del turismo. Algo parecido ocurre con los hostels, un negocio en auge ante el encarecimiento de la hotelería tradicional y que adolece todavía del beneficio de las economías de escala.

Grandes inversores como Azora, Excem, KKR o el propio Banco Santander, que a través de su fondo Smart acaba de invertir en la plataforma de hostels y hoteles boutiques Room007 para financiar la expansión de la compañía hasta un máximo de 25 millones de euros. Estos movimientos apuntan a que la industria turística, como muchas otras, está moviéndose hacia una polarización del mercado, donde el segmento más consolidado ha decidido elevar la categoría y apostar por ser más exclusivo y menos masificado, expulsando al bajo coste hacia otros formatos menos desarrollados.

"Viajar está carísimo". Ahora que arranca el verano, esta frase se ha convertido casi en un mantra de cualquier conversación de café. Y no le falta razón. Diferentes estudios cifran en torno al 30% o 35% el encarecimiento medio de los billetes de avión este año en comparación con 2022, mientras que el total de la actividad turística patria terminará ese ejercicio en 172.200 millones, un 9,4% sobre los niveles de 2019 en precios nominales, con tarifas medidas un 11,3% superiores a las registradas antes del estallido de la pandemia.

Turismo Hoteles Aviación
El redactor recomienda