El 'rey' de las franquicias quiere volver a España: "Hay una oportunidad en panaderías y cafeterías"

El estadounidense Henry McGovern es conocido en España por ser el fundador de AmRest, el dueño de la cadena La Tagliatella. Han pasado más de cuatro años desde que se desvinculó por completo de esta empresa, pero su vida ha seguido muy ligada al mundo de los restaurantes. Su último proyecto empresarial es McWin, una compañía que creó junto con su socio Steven K. Winegar para invertir en franquicias de restauración y empresas foodtech. Aunque todavía no ha materializado ninguna operación en España, McGovern sigue muy de cerca el mercado y confiesa, en una entrevista con El Confidencial, que "hay una oportunidad en panaderías y cafeterías".

Los tres fondos que conforman McWin cuentan ahora mismo con unos 300 millones de euros preparados para invertir, a los que pronto se sumarán otras cantidades pendientes de recaudar. McGovern, que se encuentra de viaje de negocios en España, reconoce que están muy cerca de cerrar nuevos acuerdos, sin ofrecer detalles más concretos. No confirma, por tanto, si estas negociaciones se están llevando a cabo en nuestro país, lo que no es óbice para que muestre sus pretensiones de desembarcar aquí: "Vamos a ser el inversor líder en restaurantes de Europa, por lo que claramente vamos a invertir en España en algún momento".

Gran parte de los 27 años que estuvo al frente de AmRest los pasó buscando oportunidades de invertir en España. Conoce bien los huecos del mercado en los que podría caber una nueva franquicia y por eso pone el acento en las panaderías, un tipo de negocio que históricamente ha sido familiar y no cuenta con muchas cadenas de gran tamaño. Eso sí, aclara que se refiere a tahonas "de alta calidad". Observa la oportunidad, por tanto, en panes elaborados con diferentes hierbas o masas ácidas, un modelo alejado de lo vivido en los últimos años en los que "se ha estado usando más producción industrial en lugar de artesanal".

No sería la primera incursión de McWin en este mundo. De hecho, hicieron su primera inversión en Gail's, una franquicia de panadería artesanal líder en Reino Unido con más de 90 tiendas en el área metropolitana de Londres. En base a esta experiencia, McGovern se atreve a cerciorar que "el comercio de la panadería podría expandirse considerablemente en España".

Para que el éxito sea total, considera que el negocio de la panadería también debe incluir las labores propias de una cafetería, otro tipo de establecimientos que en los últimos años está proliferando en nuestro país, impulsado por una mayor demanda de los cafés de especialidad. "Nos encantaría encontrar la ejecución correcta para España, para poder impulsar la panadería y el café", remarca el estadounidense.

McWin no es, ni mucho menos, un fondo especializado en pan y café. En el último año, aprovechando la recuperación de la restauración tras la crisis del coronavirus, ha cerrado varios negocios importantes. Ha lanzado un proyecto para abrir 600 establecimientos de Burger King y Popeyes en el este de Europa y ha comprado una participación mayoritaria en L'Osteria, una cadena de comida italiana que cuenta con 157 restaurantes y 6.000 empleados repartidos por hasta ocho países europeos (Alemania, Austria, Suiza, Reino Unido, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y República Checa).

A pesar de la multitud de países europeos en los que tiene presencia, McGovern sostiene que "no hay ningún país como España en cuanto a la cantidad de veces que la gente come fuera". Aunque apunta que "los volúmenes de venta de los restaurantes son más bajos que, por ejemplo, en Francia, donde los clientes prestan más atención a los postres y el alcohol". Este es el ejemplo que utiliza para explicar que "cada mercado en Europa sigue siendo bastante diferente y las experiencias son diferentes", lo que dificulta que las franquicias puedan cruzar fronteras.

Esta problemática se ve gráficamente en los restaurantes de comida rápida, donde la mayoría de las marcas internacionales son estadounidenses. Pero también existen excepciones, como demuestra la comida italiana y el ejemplo de Vapiano, una de las marcas que McWin tiene en cartera y que ha llegado a la mayoría de los países europeos (en España están en Barcelona). "Todo el mundo se siente cómodo con la comida italiana", ratifica.

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Cuando un fondo de inversión realiza una apuesta, confía en que le salga bien, pero nadie puede asegurarlo. McGovern no es ajeno a esta premisa y explica que su idea consiste en "invertir antes de obtener ganancias", consiguiendo en la mayoría de los casos generar efectivo a corto plazo. Aunque, como no podría ser de otra manera, confía en su estrategia de elegir compañías que ya han andado sus primeros pasos y que se encuentran en disposición de empezar a escalar su negocio. "Ayudamos a las empresas a escalar, les enseñamos cómo operar y hacer crecer un negocio", remarca.

Aunque su mayor apuesta está en el foodtech. "Nuestra misión es unir el servicio de alimentos y el espacio de la tecnología de alimentos para crear un futuro más sostenible", indica. Así lo proyectan a través de su fondo McWin Food Ecosystem, convirtiéndose en uno de los principales accionistas de The Every Company, una empresa biotecnológica dedicada a crear proteínas reales, que no proceden de animales, para utilizarlas en la industria de la alimentación. Por ejemplo, recrean las propiedades de un huevo para utilizarla en el proceso de fabricación de bollería a gran escala.

A largo plazo, su visión es mucho más ambiciosa: "Nos encantaría ver, en veinte o treinta años, la eliminación de la agricultura industrial y una producción de alimentos mucho más ecológica, donde los alimentos se producen más localmente, porque es una producción más basada en la ciencia que una antigua producción basada en la agricultura". En ningún caso, aclara, tienen intención de invertir "en un reemplazo basado en vegetales", sino que apuntan a "carnes cultivadas, tal vez mezcladas con plantas".