Orlegi y Pachuca batallan en Gijón y Oviedo por reflotar dos clubes históricos

"No queremos que se nos vea como un inversor extranjero que viene a conquistar ni a dar lecciones. Orlegi viene a potenciar la identidad del club, a impulsar el club, pero entre todos". Así resumía recientemente David Guerra, presidente ejecutivo del Real Sporting, las intenciones de la nueva propiedad del histórico club asturiano. El holding al que representa, Orlegi Sports, tiene nombre vasco –"orlegi" significa verde en euskera–, el color de la esperanza que importan de México a Gijón para llevar de vuelta al club a Primera. Misma ilusión tienen sus rivales, Grupo Pachuca, que ha desembarcado también esta temporada en el Real Oviedo.

El objetivo, por tanto, es el mismo: reflotar dos clubes históricos que en términos de negocio son de los que mayor poderío económico exhiben en la categoría. Pero cada uno, con su modelo y su forma de operar particular, muy diferente de la tradicional en el fútbol español. Ambos son ejemplo de éxito en su país, y como muestra, la última edición de la Liga MX: Atlas (Orlegi) ganó en la final a Pachuca.

Traen a Asturias su modelo de gestión exitoso en el fútbol azteca con Atlas y Pachuca

En España, la rivalidad no es sólo deportiva, sino económica y comercial, pues tienen un potencial mediático y penetración en un territorio concreto muy similar. En términos de negocio, las diferencias no son muy significativas, pues cada uno se ha movido en una cifra de negocio aproximada de entre 13 y 17 millones, según datos de 2Playbook Intelligence. En términos de rentabilidad, las pérdidas se han cronificado en la última década en el equipo ovetense, con una media de 1,5 millones de déficit en el último lustro. Por su parte, el Sporting entró en pérdidas en pandemia, que le ha generado unos números rojos de 8,5 millones entre 2020 y 2022. Ninguno de los dos grupos aztecas ha hecho públicas las cifras de la operación de compra de sus nuevos clubes, pero ya han informado de "importantes inversiones" en infraestructuras, como la ciudad deportiva.

Hace unos días, el presidente de Orlegi, Alejandro Irarragorri, aseguraba que no clasificar al club play-off de ascenso a LaLiga Santander supondría "un fracaso". Las expectativas, por tanto, son altas para un club que peleó por no descender en el último curso. Por ahora, el equipo está a siete puntos del objetivo –el artículo fue escrito antes de la jornada de este pasado fin de semana–, con un punto de ventaja sobre su rival regional. En las oficinas de Mareo, Guerra y su equipo trabajan en ello, pero sobre todo en implementar su modelo de gestión. Un plan estratégico muy diferente al tradicional del fútbol español y que tiene sello mexicano.

En lo deportivo, un primer paso será convertir "la ciudad deportiva en centro de alto rendimiento", tal y como asegura Guerra. Ya han arrancado las mejoras de la residencia de la cantera y se trabaja en poder construir una clínica aplicada al deporte. Otro reto será aprovechar las sinergias de formar parte de un holding. Además del Atlas, Orlegi tiene un segundo equipo en la liga mexicana, el Santos Laguna. De allí salió Jordan Carrillo, joven talento azteca que fue reconocido como mejor jugador joven de la Liga MX en la última temporada y ahora juega en el Sporting a préstamo.

"Tenemos una concepción errónea del nivel de la MLS y la Liga MX", apunta Guerra. De hecho, la intención de Orlegi es que el flujo de jugadores pueda ser bidireccional, "¿por qué un talento de Mareo no va a poder jugar en México?", se pregunta. Con esta apuesta por la cantera, el grupo busca rebajar costes futuros en amortizaciones por fichajes y salarios –lo habitual es que, de primeras, los canteranos rebajen el gasto en plantilla–, además de reivindicar la marca Mareo como cuna de talento.

En Oviedo, Pachuca ya importa talento moldeado en su cantera mexicana. Situado a una hora del centro de Ciudad de México, el grupo cuenta con unas instalaciones compuestas por 40 hectáreas, once campos de fútbol y que incluye Universidad y hasta un hospital. Por ahora, no prevé una inversión igual en la capital asturiana pero sí proyectan una nueva ciudad deportiva en la que "dé un salto de calidad a todo el club, no sólo a la cantera", explicaba recientemente Agustín Lleida, director general del Real Oviedo –como Guerra, español con experiencia en México y en el grupo al que representa–, a La Voz de Asturias. El ejecutivo cree que "el techo de la cantera lo marcan las instalaciones", lo que evidencia la necesidad de mejorarlas. Al respecto, CVC aportará 11 millones a la entidad carbayona, menos de la mitad que al Sporting (28 millones).

‘Know-how’ desde México

En busca del ascenso, ambos grupos confían en elevar los recursos del club procedentes de los patrocinios y los abonos. De hecho, contar con dos masas sociales tan potentes y que representen a dos ciudades de la envergadura de Gijón y Oviedo fue clave para la elección del club en el que invertirían su capital. En el Sporting, han subido los precios de los abonos entre un 30% y un 40% con el objetivo de subir el límite salarial de la plantilla. Por ahora, la respuesta ha sido positiva.

Ambos clubes tienen en los 20.000 abonados un objetivo realista, pese a jugar, por ahora, en Segunda. Los socios aportaban entre tres y cuatro millones antes de la pandemia. La otra pata a trabajar es la comercial, en la que ambos grupos apuestan por renovar al alza los patrocinios y sumar nuevos que eleven esta partida.

Ahí entra en juego, también, su fuerza en México, con marcas que podrían compartir activación dentro del holding y el know-how que pueden recibir de los departamentos y profesionales que trabajan en sus oficinas centrales en el país azteca. En Gijón, por ejemplo, se implementará un ecommerce del club y se ha fichado para elevar los ingresos a Pablo García, un ex del Real Madrid y el Athletic Club, entre otros.