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El éxodo vasco de BBVA o por qué el PNV solo apoya a las energéticas en el Congreso
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El éxodo vasco de BBVA o por qué el PNV solo apoya a las energéticas en el Congreso

La banca se convierte en la mayor damnificada del impuesto que el Congreso aprobará la próxima semana después de que el PNV lograra un trato VIP para las energéticas

Foto: Sede de BBVA en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)
Sede de BBVA en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)
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El pasado 12 de julio, Pedro Sánchez anunció un impuesto de 7.000 millones en dos años a bancos y energéticas. Ambos sectores llevan cuatro meses tratando por todos los medios de anular o, al menos, limar el impacto de este tributo. Con resultado dispar. Por un lado, las energéticas podrían haber rebajado su factura hasta casi la mitad, de 4.000 a 2.000 millones. Mientras, las entidades no solo no han reducido los 3.000 millones previstos, sino que lo han ampliado por la entrada de más sujetos obligados, las entidades extranjeras.

La clave para ello está en la estrategia diseñada por cada uno de estos sectores y sus patronales y por el elemento diferencial: el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Este partido logró que el PSOE accediera a introducir una enmienda que excluye los negocios internacionales de las energéticas en el cálculo del nuevo impuesto, y EH Bildu pactó que el dinero se recaude desde las Haciendas Forales.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán (i). (EFE/Biel Aliño)

¿Por qué el PNV se ha remangado de este modo para defender a las energéticas mientras mira a otro lado con los bancos? La respuesta de todas las fuentes consultadas es clara: "Iberdrola lo es todo en el País Vasco y BBVA lleva tiempo en el que no está ni se le espera", señala una de estas fuentes. De hecho, estas añaden que quien podría haber tenido mano con el PNV y EH Bildu es Kutxabank, en la que los políticos vascos mantienen su influencia.

De este modo, la eléctrica mantiene mucha actividad y pago de impuestos en País Vasco. Este fue uno de los argumentos que esgrimió Idoia Sagastizábal, diputada del PNV, en la Comisión de Economía del pasado jueves: "No queremos que suponga una perdida de competitividad al tejido productivo, no porque afecte a los grandes operadores, sino precisamente a sus proveedores, que son pymes en un entorno tan difícil".

placeholder Sede de Iberdrola en Bilbao. (EFE)
Sede de Iberdrola en Bilbao. (EFE)

Mientras tanto, BBVA abandonó gran parte de su vida institucional y económica en el País Vasco hace casi dos décadas, tras la guerra de poder en la que se impusieron los argentarias comandados por Francisco González, frente a los procedentes de Bilbao Vizcaya. El actual presidente, Carlos Torres, lleva tiempo tratando de tender puentes con el traslado de algunos equipos y eventos a Bilbao, aunque son gestos tímidos por el momento y no han sido suficientes para valer el apoyo del PNV en el Congreso.

Más allá de este factor, este peor resultado del lobby bancario también podría deberse a un error de cálculo: centrar gran parte de los esfuerzos y esperanzas en el informe que tenía que elaborar el Banco Central Europeo (BCE). Este fue favorable para los intereses de las entidades, pero ha sido obviado por el Gobierno, que no ha dudado incluso en politizarlo acusando a su vicepresidente y exministro del PP, Luis de Guindos, de estar detrás del dictamen.

Herencia de la crisis

Frente a esta estrategia, banqueros consultados por este medio reconocen que se tendría que haber centrado más esfuerzos en buscar un padrino político como han hecho las energéticas. Aun así, reconocen su dificultad: "Desde los desahucios de la anterior crisis somos unos apestados para los partidos políticos. Todavía estamos pagando el error de hace una década", afirma un importante financiero.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y Carlos Torres, presidente de BBVA. (EFE/Sergio Pérez)

El resentimiento de los bancos es todavía mayor, dado que creen tener más razones que las energéticas para no sufrir el impuesto. Primero, porque sus beneficios no son extraordinarios. Y segundo, porque Europa lo ve con malos ojos, al contrario del de las gasistas y eléctricas.

Otra de las justificaciones que dio el PNV para sus enmiendas fue "solventar aspectos técnicos por seguridad jurídica", arreglando "puntos que podrían facilitar un recurso" e implicar "importantes devoluciones dinerarias dentro de unos años". Otro argumento que sorprende a los bancos, ya que su prestación también podrá ser recurrida en los próximos ejercicios. Llegado este punto, las entidades financieras prefieren que su impuesto haya quedado redactado como está, para tener más opciones ante los tribunales en los próximos ejercicios. Algo que podría reparar el daño económico, pero no el reputacional, que sigue maltrecho.

El pasado 12 de julio, Pedro Sánchez anunció un impuesto de 7.000 millones en dos años a bancos y energéticas. Ambos sectores llevan cuatro meses tratando por todos los medios de anular o, al menos, limar el impacto de este tributo. Con resultado dispar. Por un lado, las energéticas podrían haber rebajado su factura hasta casi la mitad, de 4.000 a 2.000 millones. Mientras, las entidades no solo no han reducido los 3.000 millones previstos, sino que lo han ampliado por la entrada de más sujetos obligados, las entidades extranjeras.

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