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Qatar y España, un silencio de 5.000 millones y muchos dividendos
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Qatar y España, un silencio de 5.000 millones y muchos dividendos

Las dos grandes apuestas del fondo soberano en nuestro país siguen siendo Iberdrola e Inmobiliaria Colonial. En la primera, la inversión ha sido todo un éxito

Foto: El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. (Reuters)
El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. (Reuters)
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El universo ya mira a Qatar, donde la próxima semana comenzará el Mundial de fútbol, el evento deportivo que genera más audiencia y más dinero respecto a cualquier otra competición. Una copa del mundo no exenta de polémica desde que la FIFA se la adjudicó a un emirato sin tradición por el balompié y que, debido a las temperaturas en Oriente Medio, obliga a disputarse en una época del año inédita para una cita que habitualmente se juega en verano. Una controversia aderezada por un país con costumbres que chocan con el concepto occidental de derechos humanos.

Pero, a falta de siete días para que ruede el balón, la gran victoria de Qatar es que, salvo Dinamarca, a quien la FIFA ha prohibido usar una camiseta de protesta, ninguna de las 32 selecciones asistentes y sus respectivos gobiernos han alzado la voz sobre el trato a la mujer, a los colectivos LGTBI, a los trabajadores inmigrantes o la libertad de expresión. Especialmente de los países europeos que más posibilidades tienen de acercarse a la victoria y que más aficionados movilizan en el torneo de los torneos del fútbol mundial. Solo Hummel, la marca que viste al combinado nacional nórdico y a numerosos equipos en España, ha mostrado su desacuerdo. "No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado la vida a miles de personas. Apoyamos a la selección danesa en todo momento, pero eso no es lo mismo que apoyar a Qatar como nación anfitriona", expuso en un comunicado.

Foto: Illie Oleart, en un fotograma de 'Qatar: el Mundial a sus pies'. (La Media Inglesa)

Un silencio que se explica por la lluvia de más de 25.000 millones de euros que Qatar prometió esta primavera que repartiría a España, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. El presidente del emirato, Sheikh Khalifa bin Jassim Al Thani, hizo una ronda por Madrid, Berlín y Londres entre el 18 y el 24 de mayo, donde fue recibido con honores de Estado y alfombra roja, especialmente en Moncloa y el Palacio Real, donde el rey Felipe VI le agasajó con una cena de gala. Un encuentro al que asistieron los primeros ejecutivos de Iberdrola, Naturgy. Enagás, Indra, Navantia, Acciona o FCC al calor del anuncio de que había dado orden a su fondo soberano de aumentar en 5.000 millones las inversiones en nuestro país.

Casi seis meses después, la lotería qatarí todavía no ha caído por el Ibex 35. Ni la pedrea, pese a que el Gobierno español ha anunciado numerosos proyectos industriales con la ayuda de los fondos Next Generation. Al contrario, Qatar ha vendido la mitad de la participación que tenía en El Corte Inglés y ha intentado sin éxito desprenderse de lo que compró de Prisa. Aunque fuentes financieras indican que algunos de los hombres de negocios de confianza del emirato, como el exembajador español en Doha, Ramiro Matos, están analizando operaciones, lo cierto es que desde hace más de cuatro años los Al Thani no ha destinado un euro a España.

Sus dos grandes apuestas siguen siendo Iberdrola e Inmobiliaria Colonial. En la primera, la inversión ha sido todo un éxito. Qatar Investment Authority (QIA) se gastó 2.100 millones de euros en tomar el 6,16% de la eléctrica española en 2011, en plena crisis económica, cuando el núcleo duro de la empresa vasca, repleto de cajas de ahorros quebradas, se derrumbó. Qatar pagó 5,6 euros por cada acción para respaldar a Ignacio Sánchez Galán, en guerra total con Florentino Pérez, que había comprado el 20% de la energética.

Foto: El emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani. (Reuters/Annegret Hilse)

La diferencia es que el emirato lo hizo a pulmón, con dinero contante y sonante, gracias a sus inmensas reservas de gas y petróleo, mientras que el ingeniero de ACS lo hizo todo con préstamos a los que no pudo hacer frente, por lo que la banca le ejecutó esa inversión. Los qataríes adquirieron un paquete posterior hasta llegar al 9% por un total cercano a 3.000 millones. Solo en dividendos, QIA ha recibido unos 8.000 millones de Iberdrola por una participación que hoy vale unos 5.900 millones. Un negocio redondo forjado en una relación de amistad con Galán, que cada año visita Doha para exponer personalmente al emir la evolución de la compañía y ganarse el voto en las juntas generales de accionistas.

La fraternidad es tal que el presidente de la eléctrica firmó hace unos días un artículo publicado en ABC en el que defendía a Qatar como "un país lleno de virtudes y voluntades de progreso… pequeño en población y extensión, pero grande en cultura, recursos y potencial de futuro". El primer ejecutivo de la segunda mayor compañía energética de Europa reclamó en ese escrito que "afrontemos las próximas semanas con respeto mutuo y diálogo", en una clara petición de aparcar cualquier tipo de protesta sobre derechos humanos. Iberdrola tiene entre sus retos públicos reducir a cero la brecha de género desde el punto de vista salarial, así como aumentar la presencia de la mujer en sus órganos de dirección, objetivos de su estrategia de ESG muy alejados de la cultura qatarí.

Pese a esta gran performance en Iberdrola y su paquete de casi el 20% en Colonial, España es un país menor para el tesoro del emirato. En Reino Unido tiene invertidos más de 25.000 millones, con participaciones relevantes en IAG, dinero similar al que tiene colocado en Alemania, donde es accionista destacado en Volkswagen, Siemens y Deutsche Bank. En Francia controla o tiene relaciones estrechas con Moet Hennessy Louis Vuitton (LVMH), Balmain, Valentino, Le Printemps, TotalEnergies, Accor y beIN Sports, además de numerosos edificios señoriales y, por supuesto, el Paris Saint-Germain, su gran bandera mediática europea.

El universo ya mira a Qatar, donde la próxima semana comenzará el Mundial de fútbol, el evento deportivo que genera más audiencia y más dinero respecto a cualquier otra competición. Una copa del mundo no exenta de polémica desde que la FIFA se la adjudicó a un emirato sin tradición por el balompié y que, debido a las temperaturas en Oriente Medio, obliga a disputarse en una época del año inédita para una cita que habitualmente se juega en verano. Una controversia aderezada por un país con costumbres que chocan con el concepto occidental de derechos humanos.

Qatar Investment Authority (QIA) Ignacio Sánchez Galán Noticias de Iberdrola
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