El Tesoro contacta a los bancos para suavizar el terreno al impuesto

Los teléfonos del Tesoro Público están que echan humo. El organismo del Ministerio de Economía se ha convertido en el interlocutor del Gobierno con los bancos ante el impuesto que anunció la semana pasada Pedro Sánchez. A la espera de la reunión que tendrá con el sector la vicepresidenta Nadia Calviño este viernes, el Tesoro está intentando suavizar el terreno al impuesto, según varias fuentes bancarias consultadas por este medio.

Las mismas añaden que el organismo que lidera Carlos Cuerpo ha tenido un diálogo constante con los bancos y sus patronales durante la última semana, y que en estas conversaciones se han discutido aspectos técnicos de cómo se puede aplicar el impuesto. Desde el Gobierno, desmienten oficialmente que se haya "pedido opinión técnica", aunque desde el sector afirman lo contrario.

El diseño del impuesto a la banca está sobre la mesa del Ministerio de Hacienda, que en las dos próximas semanas se espera que haga un primer avance de la vía por la que se opta para recaudar 1.500 millones más de los bancos en los dos próximos ejercicios. Aunque toda la responsabilidad recaiga sobre el equipo de María Jesús Montero, el diálogo con el de Nadia Calviño es constante.

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Desde Hacienda, también niegan cualquier tipo de petición de opinión al sector financiera y asumen que, sea cual sea la opción elegida para el impuesto, será mal recibida por los bancos.

Lío legal

Aun así, la fórmula preocupa mucho en el Gobierno ante la posibilidad de que el nuevo tributo sea recurrido en los tribunales. Hacienda ha cerrado la puerta a conseguir los 1.500 millones con una tasa sobre los depósitos ni con un aumento del impuesto de sociedades. El problema al que se enfrentan los técnicos del ministerio es cómo lograr su objetivo sin generar ninguna doble imposición.

Una de las vías que se están barajando es la de que los bancos tributen un 5% por todos sus ingresos por intereses y comisiones. El sector considera que es una vía injusta y "tramposa". Lo primero, porque su facturación ya está gravada a través del impuesto de sociedades. Y lo segundo, porque el Gobierno anunció un impuesto ligado al beneficio que están generando los bancos por las subidas de los tipos de interés, pero sin tener en cuenta los costes adicionales que les provoca (a través de depósitos, gastos de personal y provisiones).

A la espera de la decisión que tome Hacienda, las fuentes consultadas creen que Calviño no pondrá sobre la mesa ningún tipo de detalle en la reunión de este viernes con los bancos, a la que también asistirá el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Aunque todavía no hay ningún pronunciamiento público del supervisor, el BCE ya se opuso frontalmente a un impuesto similar en Lituania a finales de 2019, como adelantó este medio, y podrá opinar lo que cree necesario con el español.

En una entrevista con TV3 de este miércoles, Calviño pasó la pelota a los bancos de aceptar deportivamente el impuesto: "Su propia reputación tiene que ser positiva, creo que lo entienden y confío en que vamos a tener una colaboración positiva".

Lejos de ello, las entidades ven el tributo como un castigo innecesario y electoralista. Y plantarán batalla una vez conozcan los detalles a final de mes o comienzos de agosto. Aunque asumen que el partido está en contra y será muy difícil remontar.