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Calviño-Goirigolzarri: un sueldo, una reunión secreta y un error de cálculo
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JUNTA DE CAIXABANK

Calviño-Goirigolzarri: un sueldo, una reunión secreta y un error de cálculo

El Gobierno genera un incendio al banquero vasco nada más aterrizar en CaixaBank. Calviño le avisó de sus preferencias en una reunión de marzo, pero sin fijar ninguna línea roja

Foto: La vicepresidenta Nadia Calviño y el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri. (EC)
La vicepresidenta Nadia Calviño y el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri. (EC)

Lo que no ocurrió en nueve años en Bankia con una participación pública del 61%, ha pasado en CaixaBank en un mes con una posición del 16%. Las temidas injerencias políticas han explotado a la primera de cambio en la mayor entidad española. Así se plasmó este viernes en la junta de accionistas del grupo catalán, en la que el Fondo de Reestructuración (FROB) votó en contra de las remuneraciones de la cúpula de CaixaBank.

Esta oposición simbólica —no tuvo efectos en la aprobación de los sueldos— abre una brecha entre el banco y el Ejecutivo, la primera desde que José Ignacio Goirigolzarri desembarcó en Bankia en mayo de 2012, difícil de cicatrizar por lo menos a corto plazo. Algo preocupante teniendo en cuenta que el Estado se juega en CaixaBank todas sus opciones de minimizar el coste del rescate de 2012. Su 16% valía este viernes 3.670 millones.

placeholder El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri. (EFE)
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri. (EFE)

Fuentes próximas a CaixaBank y a Economía muestran su sorpresa por este choque cuando tanto Goirigolzarri como Calviño han estado involucrados en las decisiones clave de la fusión con Bankia. Desde su negociación inicial, pasando por su diseño y concluyendo con la aprobación final, a finales de marzo. Durante todo este proceso ha estado claro que la operación se centra en las sinergias —ajustes de costes— y que el Gobierno aprovecharía la fusión para levantar las restricciones salariales de la cúpula de Bankia.

El broche final se vivió a finales de marzo, en una reunión entre Goirigolzarri y Calviño previa al consejo de administración en el que se aprobaron los sueldos, según fuentes consultadas por El Confidencial. En este cónclave se pusieron sobre la mesa las cifras del ERE (Expediente de Regulación de Empleo), para 8.300 empleados, y el nuevo salario del presidente de CaixaBank, que pasaba de 750.000 euros —incluyendo bonus— a 1,9 millones.

Las mismas fuentes señalan que no hubo una oposición frontal de la vicepresidenta a ninguno de estos puntos, aunque si mostró ciertos recelos. De hecho, poco después, su representante en el consejo de CaixaBank, Teresa Santero, se abstuvo sobre el punto de las remuneraciones.

Errores de cálculo

Estos detalles reflejan que más que un choque frontal entre Goirigolzarri y Calviño, lo que ha habido son malentendidos acrecentados por la presión política generada por el anuncio del ERE en medio de la campaña electoral madrileña. Ambas partes han tenido errores de cálculo en este episodio. Goirigolzarri y el resto de la cúpula de CaixaBank no han sabido prever que el anuncio del ERE unido a la subida salarial podría provocar una marejada política.

En una entrevista con este medio, tanto el banquero vasco como el CEO Gonzalo Gortázar confiaban en que esquivarían las injerencias políticas: "Cuando miro hacia atrás y veo la historia, veo siempre el impecable comportamiento de todos los gobiernos con Bankia, con una absoluta defensa de la independencia y profesionalidad de esta casa, sin ninguna injerencia. Eso es lo que ha pasado hasta ahora, y por otras razones, porque el peso es distinto, lo que creo va a pasar en el futuro", exponía Goirigolzarri.

Foto: La vicepresidenta Nadia Calviño. (EFE)

Por su parte, Calviño no ha sabido medir las consecuencias de un enfrentamiento público con la mayor entidad por activos en España, y de la que depende el balance final del rescate. Goirigolzarri ha aguantado el 'chaparrón' en esta ocasión, pero este clima supone un riesgo a medio plazo, sobre todo si se convierte en un precedente dentro del gobierno del PSOE y de Unidas Podemos. Goirigolzarri ya puso una línea roja a las injerencias públicas al gobierno de Mariano Rajoy, y no dudará en hacerlo de nuevo si ve en peligro la independencia del grupo que preside.

Otra mala señal han sido las maniobras del Ministerio de Trabajo dando un aviso tanto a CaixaBank como a BBVA con el ERE.

Platos rotos

Un error de cálculo adicional de Calviño puede ser haber pagado los platos rotos de los sueldos de la banca con quien no tocaba: un banquero que a pesar de su prejubilación millonaria de BBVA volvió al sector para arrimar el hombro con Bankia y que desde 2012 ha tenido un sueldo limitado frente a sus competidores, renunciando incluso al bonus algunos años.

Desde el Ejecutivo señalan que la posición sobre los sueldos no está centrada solo en Goirigolzarri, sino que es una opinión generalizada de Calviño respecto a todo el sector financiero: los bonus deben estar ligados a la situación de la plantilla. Todavía está por ver cómo conseguirá el Gobierno que los bancos pasen por el aro en ello, y qué posición tendrá dentro de un año respecto a los sueldos en CaixaBank. Todo ello marcará que la brecha con la entidad catalana cicatrice o se convierta en un abismo.

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Lo que no ocurrió en nueve años en Bankia con una participación pública del 61%, ha pasado en CaixaBank en un mes con una posición del 16%. Las temidas injerencias políticas han explotado a la primera de cambio en la mayor entidad española. Así se plasmó este viernes en la junta de accionistas del grupo catalán, en la que el Fondo de Reestructuración (FROB) votó en contra de las remuneraciones de la cúpula de CaixaBank.

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