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“En horas, nos hemos quedado sin negocio”: el coronavirus arrasa con el turismo
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EL CANARIO EN LA MINA

“En horas, nos hemos quedado sin negocio”: el coronavirus arrasa con el turismo

Colectivos como los guías turísticos o las agencias de viajes ya están sintiendo en sus carnes los efectos de la epidemia. Las perspectivas para los próximos meses no son halagüeñas

Foto: El mercado asiático se ha extinguido por completo. (Reuters)
El mercado asiático se ha extinguido por completo. (Reuters)

Las pilas bautismales de la catedral de Ávila se han vaciado. Nadie puede persignarse con agua bendita. Si alguien desea hacerlo, ha de ser en seco. También se anima a los peregrinos a no darse la mano para desearse la paz y lavarse las manos antes de comulgar. Si alguien tose, la gente se da la vuelta y le mira. “Pero imagino que eso será como en todas las empresas”, añade Lucía Sánchez, guía en la ciudad castellanoleonesa desde hace más de 20 años.

“Está habiendo muchas cancelaciones, claro”, explica. El impacto del Covid-19 en el mercado turístico nacional estaba empezando a asomar la cabeza estas últimas semanas hasta que ya ha roto por completo. Es tan solo el principio, pues aún nos encontramos a principios de marzo, el inicio de la temporada alta. La supervivencia de millones de españoles que viven del turismo depende de los alrededor de 83,7 millones de turistas extranjeros que visitan España, y que este año serán mucho menos. “En abril, el 100% de los grupos internacionales que tenía han cancelado”, explica la guía. La Semana Santa parece poco prometedora.

Algunos mercados han desaparecido por completo, yo llevo sin montar grupo tres semanas. Me mantengo por los alemanes

Algo semejante le ha ocurrido a Miguel Ángel Rodríguez, que desempeña su labor como guía en otro epicentro del turismo cultural y religioso, uno de los primeros en notar los efectos. “Yo llevo sin montar grupo tres semanas”, explica. Todo el turismo asiático ha desaparecido, y es tan solo el principio. “Ahí sí que ha sido una bajada del 100%, ni chinos ni coreanos, ese mercado ha desaparecido por completo porque directamente ni siquiera pueden salir del país”. Como recuerda Lucía, el turismo cultural y religioso nota particularmente los efectos del miedo: muchos de los estadounidenses que visitan las ciudades españolas en peregrinación son jubilados.

Así que, por ahora, la suerte de cada cual dependía de la nacionalidad de los grupos con los que trabajase. Miguel Ángel afirma que, por ahora, ha tenido relativa suerte. “Desde Europa, las cancelaciones entre franceses e italianos están siendo malísimas”, explica. “Yo tengo la suerte de que trabajo con alemanes, pero en mi caso, puedo haber bajado en un 90-95%”. De ahí que, por ejemplo, la alegría (o la tristeza) vaya aún por barrios. Algunas fuentes del sector hotelero malagueño afirman que la situación es mucho mejor, exceptuando “cuatro o cinco ancianos que no se fiaban”. El perfil del cliente lo dice todo: se trata de golfistas británicos y escandinavos, dos de las regiones donde menos ha cundido el pánico.

Por ahora, muchos profesionales del sector se ven obligados a calcular sus pérdidas recurriendo a la cuenta de la vieja, aritméticas aproximadas que permitan anticipar el alcance del 'shock' que, para más inri, van cambiando día a día. “Económicamente, esto es un desastre brutal”, añade el guía. “Otros a lo mejor habrán bajado en un 75-80%, pero menos de eso seguro que no”.

Tanto es así que algunos profesionales, autónomos para más inri, se han visto obligados a quedarse en casa sin trabajar. “Yo misma”, responde Almudena Cencerrado, presidenta de la Confederación Española de Federaciones y Asociaciones Profesionales de Guías de Turismo (Cefapit), que trabaja en Toledo. “Ahora mismo, mi porcentaje personal es de una caída de un 90%, y mis compañeros estaban en cifras semejantes”. El lunes tuvo su último grupo de Madrid, antes de que la comunidad recomendase que no se realizasen viajes innecesarios. Es decir, turísticos.

“Las anulaciones son continuas, empezamos por los turistas chinos, seguimos por los coreanos y japoneses, luego Norteamérica y los turistas nacionales”, añade. “Ahora también colegios, tanto franceses como italianos o españoles o centros de mayores, que están cancelando absolutamente todo”.

Los últimos, los viajes del Imserso. Es un “desastre absoluto” que le ha hecho en los últimos días abandonar su optimismo. Solo en su confederación, 15.000 personas (y sus respectivas familias) están viendo peligrar sus trabajos. “Somos autónomos, o trabajamos o no cobramos”. Y si no cobran, no consumen.

Es un momento crítico del año: enero y febrero son meses flojos que suelen compensar con el repunte de una temporada alta que está estrellándose antes de despegar. Por ahora, explica la presidenta de la organización que ha pasado el martes reunida, no hay medidas concretas sobre la mesa por parte de la Administración para atajar esta situación.

Si las cancelaciones de marzo y abril ya son dañinas, la posibilidad de perder de junio a agosto sería un auténtico cataclismo

Los guías turísticos son el canario en la mina del turismo, la punta de lanza de uno de los sectores en los que se basa la economía española, los primeros en notar en sus propias carnes la caída del turismo. Si cada uno de los cuatro empleos generados desde 2013 depende del turismo, no hay más que sacar la calculadora y hacer cuentas: la sensación de que se va a perder casi toda la temporada es acuciante.

Si un 100% de cancelaciones en abril es dañino, la posibilidad de perder de junio a agosto, la temporada altísima en España, es la tormenta en el horizonte.

Ni dentro...

La situación parecía más o menos estable hasta la comparecencia del ministro de Sanidad, Salvador Illa, el pasado lunes por la tarde. Fue ahí, con su anuncio de controlar los viajes, cuando dio la puntilla al sector, considera Rafael Gallego, vicepresidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV). "A raíz de sus declaraciones se ha caído todo, porque es lo que ha hecho que cunda la alarma", explica. "La mayoría de personas siguen pudiendo viajar a zonas seguras, que hay muchas, nuestro país vive del turismo".

Hay foros donde se plantea que si esto se alarga un mes o mes y medio, el paro en las zonas turísticas puede llegar al 30%

Las consecuencias son varias. Por un lado, la caída del turismo interno, de gran importancia en nuestro país. "El 80% de los viajes de los españoles es dentro de nuestro país, y el 53% es a través de agencias de viajes", explica. "Pero no son solo las agencias, sino también restauración, comercios, hoteles...". Por otra parte, el cierre del mercado exterior: "Puede provocar que en los próximos días se nos cierren distintos tipos de destino, que cunda la alarma social en otros gobiernos de la Unión Europea que son emisores de turistas y recomienden no viajar a España".

Solo el sector de las agencias proporciona empleo a alrededor de 60.000 trabajadores. ¿Qué cifras maneja? "Hay foros en los que se llega a hablar de que si esto se alarga un mes o un mes y medio, el paro en las zonas puede llegar al 30%. En concreto, en las regiones costeras, Baleares o Canarias. "Tenemos las Fallas, la Feria de Abril, la Semana Santa, el Caribe con hoteles llenos", prosigue. "Son fechas importantísimas para todo lo que es empleo".

placeholder El ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)
El ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)

¿Qué medidas se están planteando? "ERTE que nos permitan sobrevivir a las empresas del sector, porque si no, no sobrevivimos", añade. "No hablamos de facilitar el despido, sino de que la economía fluya para mantener el número máximo de empleos". Y se hace una última pregunta: "Si recomendamos que no viajen dentro de su país, señores, solo nos queda cerrarlo".

... ni fuera

En un momento en que la mayoría está pensando adónde irse de vacaciones, las agencias de viajes están viendo cómo sus ventas llegan a punto muerto. Es un sector donde las disparidades de tamaño son sustanciales, lo que provoca que, junto a los escasos márgenes con los que trabajan en algunos casos, el daño pueda ser letal. No solo los turistas de otros países están dejando de viajar a España, sino que las propias agencias que ofertan viajes al resto del mundo están totalmente paralizadas.

placeholder Turistas abandonando el hotel de Tenerife en cuarentena. (Reuters)
Turistas abandonando el hotel de Tenerife en cuarentena. (Reuters)

“Todo empezó hace 15 días, con Japón y el incremento de casos”, explica Nicolás Bernal, de Indika Viajes, una de esas pequeñas agencias especializadas en las experiencias personalizadas en el mercado asiático, que está viendo hora a hora cómo la situación cambia diametralmente. “En los últimos tres días todo ha cambiado, nuestro negocio se ha congelado en cuestión de horas”, añade. En un primer momento, lo que se perdía por una parte se ganaba por otra, y Japón y Malasia habían dejado paso a Sri Lanka, donde no había contagiados, como posible destino.

Ahora, ni siquiera eso. “Ayer ya Vietnam, Bután o Nepal anunciaron que impedían viajar a los españoles, que retiraban sus visados o pedían certificados”, explica el agente. Las vías se van cerrando, y Nicolás se ha encontrado repetidamente con una situación semejante: enviar el presupuesto a un cliente que se había interesado por un viaje en concreto y no recibir respuesta. El principal miedo no es tanto el del contagio como a quedarse atrapado en un país extranjero ante un hipotético cierre de fronteras. Hasta nueva orden, todo está paralizado.

La mayoría somos pymes y no podemos asumir gastos de entre 3.000 y 5.000 euros por una cancelación

En España, hay alrededor de 4.500 agencias de viajes, entre las cuales las de gran tamaño, como Viajes El Corte Inglés o Pangea, son la excepción. “Para nosotros, asumir gastos de entre 3.000 y 5.000 euros es un problema, porque trabajamos con márgenes muy estrechos”, recuerda. Una recomendación como la de la OCU, que ha solicitado a la Administración que considere el coronavirus y el miedo al coronavirus como una situación de causa mayor y permita el reembolso de los viajes, es “injusta”.

“Nosotros no podemos recuperar el dinero de los viajes y de los hoteles si la causa alegada es el miedo”. Una alternativa, explica, serían los seguros de viajeros que ofreciesen la posibilidad de cancelar por un precio un poco más elevado (entre 150 y 180 euros, lo que en algunos casos puede significar alrededor de un 7% del billete) ante dichas circunstancias, pero por ahora no existe aquella que contemple el miedo al coronavirus. Las aseguradoras tienen miedo a una espiral que les lleve a la quiebra.

El caso de esta pequeña agencia es sintomático del otro lado del turismo en España, el de las empresas destinadas al mercado exterior. Los efectos se dejan notar en ambos sentidos: ni nosotros nos vamos, ni ellos vienen, lo que afecta por partida doble al sector. “Hay países adonde se puede viajar porque no hay casos como Sri Lanka o Laos, pero, claro, el miedo es libre”, lamenta Bernal. Su negocio ha bajado ya un 30% en relación a otros años, y esto es tan solo el principio.

Calcular lo incalculable

La respuesta cada vez que se solicitan datos es la cautela. Especialmente porque la situación cambia cada día, y el optimismo, al menos esta semana, tiene fecha de caducidad. Lejos quedan ya los días en que eDreams calculaba una caída global de reservas de un 12%, o cuando el cálculo de la Confederación Española de Hoteles situaba entre un 20% y un 30% el número de cancelaciones hoteleras (un 40% en algunas de las zonas más turísticas). El panorama se parece más al de estar quietos, cruzar los dedos y esperar las noticias. Al menos, entre los profesionales del sector que no tienen su destino en sus manos.

Esta semana, IATA, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo, publicaba un informe en el que intentaba estimar las consecuencias económicas del coronavirus. En el mejor de los casos (es decir, si el coronavirus se contiene en los mercados donde ya había más de 100 casos el 2 de marzo), el sector de las aerolíneas perderá alrededor de 63.000 millones. En el peor, con unos niveles de dispersión mucho mayor, la cifra podría ascender hasta los 113.000 millones.

Lo más llamativo del caso quizá no sean tanto esas cifras como su provisionalidad. Apenas dos semanas antes, el 20 de febrero, la agencia había cifrado en 29.300 millones (menos de la mitad) el dinero perdido por el coronavirus. Los últimos datos ya tienen una semana, por lo que tras las cancelaciones de vuelos, la cifra no hará más que subir. “Muchas aerolíneas están recortando su capacidad y tomando medidas de emergencia para reducir costes”, explicaba Alexandre de Juniac, director general y CEO de IATA. “A medida que los gobiernos busquen medidas de estímulo, la industria necesitará que empiecen a considerarse rebajas de impuestos, precios y asignación de 'slots”.

Esa es la batalla que está por venir, la de las medidas para suavizar los efectos (económicos) del coronavirus. Pero esa es otra historia.

Las pilas bautismales de la catedral de Ávila se han vaciado. Nadie puede persignarse con agua bendita. Si alguien desea hacerlo, ha de ser en seco. También se anima a los peregrinos a no darse la mano para desearse la paz y lavarse las manos antes de comulgar. Si alguien tose, la gente se da la vuelta y le mira. “Pero imagino que eso será como en todas las empresas”, añade Lucía Sánchez, guía en la ciudad castellanoleonesa desde hace más de 20 años.

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